El salón principal del Hotel Shilla, en el corazón de Seúl, estaba decorado con una elegancia que reflejaba la importancia del evento. Las mesas estaban cubiertas con manteles de seda marfil, adornadas con arreglos florales de peonías y lirios, mientras candelabros colgantes iluminaban el lugar con un brillo cálido. La atmósfera estaba impregnada de una mezcla de fragancias: flores frescas, notas amaderadas y un toque de vainilla, como si cada aroma contara su propia historia.
Hye-Jin se encontraba de pie frente al gran ventanal que ofrecía una vista panorámica de la ciudad. Llevaba un vestido negro con detalles en encaje, elegante pero sobrio, que reflejaba tanto su personalidad como la seriedad del momento. Min-Jae, junto a ella, vestía un traje azul marino perfectamente ajustado y su presencia irradiaba confianza.
—¿Lista? —preguntó él al ofrecerle una copa de champán.
Ella tomó la copa, aunque no bebió. Sus dedos jugaron con el tallo mientras observaba el movimiento de los invitados en el salón.
—Nunca pensé que estaría aquí contigo —confesó, sus palabras eran suaves pero cargadas de significado.
Él sonrió ligeramente, con sus ojos brillando con una mezcla de orgullo y alivio.
—Yo tampoco, pero me alegra que lo estemos —hizo una pausa antes de añadir—: Esta fragancia es más que un lanzamiento. Es nuestra redención, nuestro nuevo comienzo.
La velada alcanzó su clímax cuando las luces se atenuaron y un suave murmullo recorrió la sala. Una plataforma iluminada en el centro del salón atrajo la atención de todos. Sobre ella, una vitrina de cristal contenía el frasco de la fragancia que ambos habían creado juntos. Era un diseño simple pero sofisticado: cristal transparente con un delicado degradado dorado que simbolizaba el paso del tiempo y la eternidad.
Hye-Jin subió al escenario con él, con sus tacones resonando en el silencio expectante. Al tomar el micrófono, la chica miró a la audiencia, compuesta por los nombres más importantes de la industria de los perfumes, periodistas y algunos amigos cercanos.
—Buenas noches —comenzó, con su voz clara y segura—. Esta fragancia, "Eterno", no es solo una combinación de ingredientes. Es el resultado de una historia de lucha, perdón y unión. Representa lo que significa enfrentar el pasado para construir un futuro mejor.
El joven tomó el micrófono para añadir:
—Eterno no es solo un perfume; es un recordatorio de que incluso los momentos más difíciles pueden transformarse en algo hermoso. Esta fragancia está diseñada para capturar emociones humanas: nostalgia, esperanza y amor.
El público aplaudió, y los fotógrafos comenzaron a capturar imágenes del frasco mientras la sala se llenaba con la esencia del perfume, liberada en el aire mediante discretos difusores. La fragancia era hipnótica, una mezcla de rosas negras, sándalo y un toque de ámbar, con una base cítrica que aportaba frescura.
Mientras la velada continuaba, Hye-Jin y Min-Jae conversaban con los asistentes, recibiendo elogios por su creación. Cerca del final del evento, cuando las conversaciones se tornaban más relajadas, Soo-Ah y Eun-Soo pidieron la atención de todos.
De pie junto a una mesa decorada con velas, la chica, radiante en un vestido color champán, tomó la mano del hombre. Ambos parecían nerviosos pero emocionados, con miradas cómplices que delataban la profundidad de su conexión.
—Queremos aprovechar esta ocasión tan especial para compartir una noticia importante —comenzó ella, con su voz resonando con confianza.
Él asintió y agregó:
—Después de mucho pensarlo, hemos decidido dar el siguiente paso en nuestra relación. Estamos comprometidos.
El anuncio fue seguido por un instante de sorpresa, y luego el salón estalló en aplausos. Hye-Jin se unió al aplauso, sorprendida mas genuinamente feliz por ellos. Al girar hacia Min-Jae, notó que él también sonreía, aunque su expresión tenía un matiz pensativo.
—¿Estás bien? —preguntó ella al inclinarse hacia él.
—Sí, solo estaba pensando en lo inesperado que ha sido todo —respondió, mirando a la pareja con una sonrisa cálida—. Parece que esta noche es realmente sobre nuevos comienzos.
Más tarde, mientras el evento se apagaba con lentitud, Hye-Jin y Min-Jae se encontraron de nuevo en el ventanal. Fuera, Seúl brillaba como un mar de estrellas, y la Torre Namsan se alzaba como un faro constante.
—¿Te das cuenta de todo lo que hemos superado? —preguntó ella al romper el silencio.
Él asintió, con su mirada fija en el horizonte y contestó:
—Y todo gracias a ti. Nunca dejaste que tus emociones te consumieran por completo. Fuiste fuerte, incluso cuando yo no lo fui.
La perfumista lo miró, con su corazón latiendo más rápido. Por primera vez en mucho tiempo, sintió paz. Sus palabras, aunque simples, contenían una sinceridad que la conmovió.
—Min-Jae —dijo con suavidad—, creo que finalmente puedo perdonarte. No porque sea fácil, sino porque quiero hacerlo. Porque quiero seguir adelante.
Él la miró, sorprendido mas profundamente conmovido. No dijo nada; solo tomó su mano y la apretó con ternura.
La noche terminó con una última mirada al frasco de "Eterno". Hye-Jin y Min-Jae, junto a Soo-Ah y Eun-Soo, compartieron una última copa bajo las luces del salón vacío. El aroma de la fragancia todavía llenaba el aire, un recordatorio tangible de lo que habían logrado.