Perla Negra

Capítulo 1

30 de noviembre de 2023.

San Diego, California.

—Qué en paz descanses —daba los rezos el padre.

Se encontraban varias personas vestidas con ropa negra llorando desconsoladamente en la funeraria, y justo al frente del ataúd estaba la viuda, la Señora Collins, una mujer pelinegra la cual tenía un vestido negro largo hasta las rodillas, presentaba unas gafas y un gran sombrero, quien tenía un rostro que apenas expresaba dolor y tristeza. 

—Tengo una reunión, ya pueden enterrarlo, basta de rezos —dicho esto, se retiró.

—¡Tú fuiste quien mató a mi padre, asesina! Sabía que esa relación era una falsa simplemente por la diferencia de edad ¡Bruja!—una joven empezó a gritar descontroladamente hacia la viuda la cual no le hizo caso y salió de aquel lugar, sin perder la compostura.

30 minutos más tarde.

7:15 pm.

Restaurante Island Prime, San Diego, California. 

—Enserio eres genial Megan, o mejor dicho Perla Negra —dice un hombre de unos 40 años mientras se daba un trago de whisky. —¿Como hiciste para que nadie sospechara?

Luego sonrió la viuda de 24 con labios rojos.

—Tengo mis secretos, por algo soy Perla Negra, ya ese viejo era una molestia y también su hija, pero no te llamé para esto —cruzó sus largas piernas, mientras el hombre le prestó más atención—. No se si recuerdas que yo me escapé de prisión en México luego de estar 10 días. 

—¡Claro! Como olvidarlo, una gran hazaña. —Respondió sin perder el interés de la conversación. 

—Necesito que localices a mi familia que vive en México, tengo unos asuntos pendientes con ellos. 

—Ya me imagino que asuntos son. Dalo por echo. 

Luego la mujer de ojos avellana, con rostro sin expresión, se levantó del asiento, para después retirarse de aquel restaurante.

16 años antes.

6 de enero de 2007.

Ciudad de México, México.

—Margarita, te tenemos una sorpresa —Luego salió la pequeña de cabello castaño oscuro, casi negro corriendo de su habitación, mientras llevaba su muñeca barbie en una de sus manos.

La curiosidad le mataba, se esperaba la pequeña perrita que le había pedido a sus padres como regalo de los reyes magos, pero al ver la gran sorpresa que le tenían sus padres quienes estaban muy sonrientes en la sala de la casa, su sonrisa desapareció por completo a un rostro de confusión. 

—¿A qué esperas? Ven a saludar no seas maleducada —ordenó su madre una mujer rubia de ojos verdes sin perder su sonrisa.

Margarita sólo se quedó parada mirando a la otra niña que estaba jugando con algunos juguetes a la que sus padres no le quitaban la atención. 

—Papi, ¿donde está mi perrita? ¿Quién es esa niña? —preguntó sin salir de la esquina en la que estaba.

—¡No seas maleducada Margarita! Katherine será tu nueva hermanita, ahora tendrás con quien jugar ya que tiene tu edad y debes cuidarla mucho. —Margarita miró a Katherine enseguida de arriba a abajo, tiró su muñeca al suelo y se mandó a correr a su habitación. 

Desde ese día, cuando tenía 8 años, los tan tranquilos y felices días de Margarita se volvieron lo peor, ya sus padres no le prestaban atención, tenía que compartir sus juguetes, también su habitación, y su nueva hermana le había robado todos sus amigos en la escuela. Simplemente le prestaban más atención a ella, ya que se parecía más a Barbie por su lindo perfil y cabello rubio largo.

10 años después. 

20 de marzo del 2017.

Colegio Walden Dos, Ciudad de México, México.

—Margarita, ándale presentáme a Kitty —Casi le implora el chico con aspecto poco atractivo, sin dejar de seguirla por los pasillos de la escuela.

—¡Qué tal si platicas tú con ella si te gusta tanto y no me jodes! —Respondió con tono de advertencia mirándolo seria, con sus ojos color avellana— Y para la próxima me llamas Megan.

10 años de tortura, 10 años viendo como Katherine ahora Kitty era la protagonista de todo. Megan solo quería que esa chica no existiera, pues de ser así, su vida no hubiera marchado para nada de esa manera, las personas no la hubieran conocido como la hermana de Kitty la chica linda.

Megan era muy callada y poco amigable, solo tenía dos mejores amigos: Liam y Clara, pues ser sociable no era una de sus características y ellos eran los mejores amigos que podía tener.

—Estoy segura de que él siente lo mismo por ti, no seas tan insegura —Recalcó Clara a Megan.

Ambas están en una pijamada en la casa de Clara, la cual estaba sentada con los pies cruzados en su cama.

—Es que no sé, somos amigos desde hace tanto tiempo, que tengo miedo que por esta estúpida carta todo se joda. —enseguida su amiga le dió un codazo. 

—No seas negativa, mañana le entregas la carta a Liam y verás como él te dice que sí. ¡Qué chingón sería ver a mis dos mejores amigos juntos!

Megan tenía esos sentimientos por su mejor amigo desde que eran pequeños y de no ser por Clara jamás se habría decidido en decírselo, aunque nada resultó como ambas pensaban, a penas Liam leyó la carta que le había dejado Megan en su casillero, este la buscó y simplemente le dijo:

—Eres muy linda Megan, lo juro, pero solo te veo como una gran amiga, lo siento, pero no comparto los mismos sentimientos por tí, estoy conociendo a otra chica.

Ella solo sonrió fingiendo no tomarle importancia, aunque apenas lo perdió de vista, no dudó en ir al baño del colegio a llorar.

Ese mismo día en la noche, estaba aún algo triste por lo ocurrido antes, hasta qué su madre la llamó, diciéndole que tenía una visita. Ella se levantó de mala gana y al bajar a la sala de la casa, estaba su amigo Liam, esto la tomó por sorpresa, así que enseguida lo saludó apenada, hasta qué su hermana intervino.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.