Permafrost: la llegada del invierno (elemental School 2)

Capítulo 12: La identidad de Kriogennyy

Durante toda la siguiente semana, la mente de Sebástian recordaba aquel sueño que tuvo, algo le sonó entre páginas y recuerdos. Sus amigos lo veían distraído en lo que hiciese mientras este analizaba qué era lo que su cerebro trataba de alertarle.

Uno de tantos días, dónde la brisa de la mañana te golpeaba en la cara y aún te sentías en la cama a pesar de estar en clases, alguien reapareció en la academia para acompañar al trío en el desayuno. Wyatt había sido dado de alta del hospital y pudo regresar. Solo así Sebástian se olvidó por un rato de su sueño.

—¡Ya llegó por quien lloraban! —les gritó jubiloso.

—¡Te recuperaste rápido! —le comentó Luna llevándose un pan a la boca.

—Es que tengo chispa para esas cosas —respondió emitiendo centellas de sus dedos.

—Me alegro que ya estés aquí de nuevo, Wyatt —comentó Sun-Shin.

—opino lo mismo que Cha —comentó Sebástian.

Le abrieron un lugar en la mesa en la que estaban para que los acompañara en el desayuno y platicaron como de costumbre. Le informaron sobre las nuevas normas de seguridad implementadas en la academia, las cuales escuchó con una cara parecida al disgusto.

—¿Ni ir al baño solos vamos a poder?

—Es por nuestra seguridad.

—Oye Wyatt —interrumpió Sun-Shin— la otra vez cuando peleaste contra Kriogennyy te enfadarte mucho cuando te mandó a volver con tu mamá, le cerraste la boca —se rió.

—Oye, es cierto —asintió Sebástian— y la otra vez te pusiste mal cuando el profesor Azariel te mencionó a tus padres a modo de decepción para ellos.

—Ah eso, el por qué de ello es algo chistoso.

Los amigos de Wyatt le preguntaron e insistieron sobre eso con una sonrisa curiosa, misma que desapareció al conocer la razón.

—Es que mis papás... murieron hace años.

—... ¿Y dónde está lo chistoso en eso? —preguntó Sebástian sorprendido a la vez de consternado.

—Que es una broma seguramente —le respondió Luna.

—No, no es broma, y es gracioso porque es gracias a su ausencia que soy como soy, les explico...

Narrado por Wyatt

Como sabrán, mi familia y yo somos de Inglaterra. Mi mamá se llama Amber, mi papá Jacob, mi hermanita Ashley y yo pues ya saben mi nombre, además de mis abuelos Agnes y Harry; todos ellos se caracterizaban por una cosa: no importaba que tan dura era la situación, siempre sonreían y eran felices. Era un milagro que alguien los viera desanimados.

Si ocurrían desgracias, las que fueran, se mantenían contentos. Claro, en toda familia hay alguien que no piensa de igual forma, y a ese alguien le tocó ser yo.

No entendía cómo hacerlo o por qué lo hacían, si algo marchaba mal se supone que deberías de sentirte frustrado o estresado tratando de salir de ese infierno, no simplemente sonreír como si fuera a desaparecer con ello. Recuerdo que cada vez que ellos sonreían o reían sobre la situación, yo era el aguafiestas que les recordaba que de nada serviría poner una sonrisa idiota sin hacer nada al respecto.

Mis padres me decían cosas como "debes ver el lado bueno" o "únete a las bromas" y solo los ignoraba. Tenía unos ocho años en ese entonces, y en la primaria me pasaban cosas que no desearía a ningún estudiante de esa edad, mis calificaciones eran bajas, había un chico que me molestaba, y había una niña de la cual estaba enamorado pero nunca me hizo caso. Ya estarán imaginando el por qué no concordaba con ellos, aunque intentara reírme de todo eso no cambiaría mis desgracias.

Aquél día lo recuerdo perfectamente a pesar de que ya pasaron cinco años. Fué el 26 de octubre de 2016, mis padres me despertaron para que fuera a la escuela y ellos a trabajar, esa mañana me dijeron lo mismo de siempre: "recuerda siempre sonreír sin importar lo que pase, si te sientes triste o que no puedes hacer frente a algo, bromea de ello y ríete". Ese día no fué la excepción y lo ignoré, y tampoco fué otro día diferente al resto: Clases que no entendí, niño que me molestaba, y chica que no quería saber de mí, aunque me arrepiento de decir que ese día algo cambió.

Cuando llegué a casa fuí a mi cuarto y me quedé allí hasta que el teléfono sonó y ví a mi abuelo contestar, así que solo lo ignoré, hasta que aprecié como empezó a llorar y mi abuela trató de consolarlo también lamentándose al oír lo que pasó.

Les pregunté lo que había pasado, y aunque desearía que no me lo hubieran dicho, de todas formas me iba a enterar ese mismo día. Mis padres murieron en un accidente de tránsito volviendo a casa.

En el funeral, aunque se sentían los aires depresivos y viera las lágrimas brotar de los ojos de todos, ellos no dejaban que la tristeza los venciera, y en ese momento pensé en cómo mis papás actuarían en esa situación actuarían y bromearian para bajar la tensión. "Quien fuera la persona fallecida para dormir las 24 horas del día a partir de ahora", "¿Ven cómo son las cosas? En estos tiempos se está muriendo gente que antes no se moría", no pude evitar sonreír en ese momento al analizar ello, y fué en ese momento que las palabras que mis padres me decían cada mañana y cada día llegaron a lo más profundo de mi ser.

"recuerda siempre sonreír sin importar lo que pase, si te sientes triste o que no puedes hacer frente a algo, bromea de ello y ríete", aunque también está algo difícil de hacer si me preguntan, pero hoy día entiendo que si bien no resuelve los problemas, te ayuda a sobrellevarlos y eliminar lo negativo que te dejan y pelear animado contra aquello que te tira al suelo.

Hoy día vivo en casa de mis abuelos con mi hermanita, y no hay día que ella no me pregunte sobre cómo eran ellos, aunque los conoció cuando estaban vivos. No hay día en que olvide que si tengo un mal día, lo mejor que puedo hacer es reírme de ello y afrontar el problema.

Por eso es que a veces hago chistes malos en momentos de seriedad, lo hago porque tengo miedo, inseguridad, cuando me siento triste, etcétera. Me duele mucho que este año no voy a poder visitarlos en el cementerio, pero al menos la pasaré bien con ustedes, aunque siendo honesto me hubiera hecho ilusión ver sus caras al enterarse que soy un elemental o cuando sin querer descubrí mis poderes al cargar la batería del teléfono de mi abuelo cuando lo tomé prestado solamente teniéndolo en la mano.



#5039 en Fantasía
#6616 en Otros
#1071 en Acción

En el texto hay: misterio, juvenil, ficcion

Editado: 26.02.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.