Los ojos de todos se abrieron, estaban en el hospital de Enemeia recuperándose de la pelea.
—¿Otra vez aquí? —exclamó Wyatt— ya debemos estar clasificados como "clientes frecuentes"
En una esquina de la enorme habitación estaba el director Lenard, quien al escuchar a Wyatt y ver que todos despertaron, caminó hacia ellos.
—Ustedes… ¿Están bien?
—Sí —dijeron todos al unísono.
—Que bueno… ¡¿Por qué salieron así a hacer una tontería como esa?! —gritó Lenard furioso.
El cuarteto y Ryan se asustaron ante la repentina ira del director, quien no paraba de regañarlos.
—¡Debieron habérselo dejado a los adultos! ¿Tienen idea de lo preocupados que estábamos todos cuando vimos que no estaban? ¡Azariel fué a esconderse a su cuarto a llorar preocupado por ustedes y su paradero!
Finalmente, Lenard se calmó y les agradeció.
—Aunque bueno, sin ustedes el sujeto de hielo no habría sido capturado y seguiría en libertad. Ya está de regreso en Berserker. Además que protegieron a los demás como les tratamos de enseñar.
—Se llama Kriogennyy —aclaró Sebástian cubierto de vendajes en algunas partes de su cuerpo— o también, Alek.
—Entonces saben de él.
—Tuvimos que investigarlo, la curiosidad era fuerte.
—Bueno, repito que en el fondo les agradecemos por su irresponsabilidad, pero no lo debieron de hacer. Pasarán un tiempo aquí, sobre todo el joven Wexford por quitarse el vendaje antes de lo que debía.
Lenard iba a marcharse de la habitación cuando Sun-Shin le preguntó:
—Oiga, director, ¿Dijo que el profesor Azariel se puso a llorar?
—Si —le respondió.
—Es obvio —comentó Wyatt— si algo nos pasa a él lo despiden, recuerda.
—¿Que vamos a despedir a Azariel? —preguntó Lenard extrañado por lo que Wyatt dijo— a él no lo podemos despedir y él lo sabe. Es profesor de una materia importante también y traductor de los exámenes, todos menos él y yo son reemplazables en la escuela.
—Entonces, ¿Si algo malo nos pasa…?
—Les lloramos, sí, pero a Azariel no le ocurre nada, él sigue impartiendo clases.
Ahora sí aclarando eso, Lenard se fué de regreso a la academia.
—Entonces… ¿Pagó mi psicólogo porque le importaba de corazón mi bienestar? —asimiló Sun-Shin.
—Y yo que lo admiraba —se lamentó Ryan.
Habían pasado unos cuantos días cuando por fin el cuarteto pudo regresar a la escuela, y unas semanas después, Ryan lo hizo.
Durante una mañana, aprovechando que finalmente su alumnado estaba completo, Azariel con su amargado rostro de siempre, notificó:
—Bien, les haré entrega de sus exámenes y hablaré de quiénes lo harán de nuevo. Pero antes…
El profesor volteó hacia Wyatt, quien se atemorizó con los fríos ojos que lo observaban.
—Watson… tú reprobaste y lo sabes, pero tus amigos me dijeron que cuando me desmayé en aquella pelea, usted me rescató. Por eso, se salvó de hacer el examen de vuelta.
Wyatt estaba celebrando su suerte, misma que acabó tan rápido como comenzó cuando Azariel lo interrumpió.
—Espere un momento. Hace poco me enteré por qué me había desmayado, ¡Usted puso somnífero el azúcar que me regaló! Iba a enviarlo a Berserker por eso, ya que es un delito, pero el director no me lo permitió, así que…
Azariel se acercó burlón a Wyatt y le susurró:
—Hará un doble examen, para ver si así estudia en lugar de hacer actos delictivos.
Azariel regresó a su asiento y empezó a dar las calificaciones de los exámenes mientras Wyatt continuaba pálido al saber lo que le deparaba. Si un examen era un infierno, ahora dos serían una agonía.
La hora de recreo llegó, y Wyatt le imploraba a Luna que lo ayudara a estudiar, ella aceptó bajo la condición de que se esforzara para el último bimestre y no repetir de año.
Sebástian vió a lo lejos la figura de cierto castaño, se acercó a él derramando alegría y le dijo:
—Ey Ryan, que bien que ganamos contra Kriogennyy, no hubiéramos podido sin tí.
—¿"Ganamos"? —le reprochó— no le ganamos, nos derrotó. Aunque gracias por decir la verdad de que sin mí los hubiera destrozado.
—Ni lo menciones —se rió extendiéndose el puño— amigo.
Una rebosante sonrisa se plantó en la cara de Sebástian, quien no esperaba que Ryan también extendiera su puño, pero para darle un golpe en el estómago que lo dejaría de rodillas en el piso.
—No me llames amigo, no lo somos, y nunca lo seremos.
Y dicho esto, se alejó. Sun-Shin, Wyatt y Luna vieron a Sebástian en el suelo llorando y se acercaron a ayudarlo.
—Sebástian, ¿Qué te pasó?
—No se preocupen, me caí.
Sus amigos lo ayudaron a levantarse y caminaron juntos al patio. No era el golpe lo que más le dolió a Sebástian y lo hizo llorar, fué más bien el creer que finalmente Ryan se había vuelto su amigo.
Los meses pasaron volando. Wyatt había aprobado todo con la ayuda de Luna y ya los exámenes finales habían concluido, Sun-Shin terminó su terapia, Sebástian cumplió dieciséis años el veintiocho de octubre, doce días después celebraron una celebración de San Valentín de Enemeia, y el diecinueve de diciembre todos esperaban al próximo día para regresar a casa.
Ya entrada la tarde y sin la protección de la escuela al no ser ya necesaria, Sebástian caminó en dirección a la ciudad y darle un último vistazo antes de marcharse a su vida habitual.
La nieve caía y cubría el suelo y los techos como ceniza, hacía un frío fresquito y agradable, y habían decoraciones navideñas en las viviendas enemeicas.
—En serio que es un lugar bonito —pensó— extrañaré este lugar…
Repentinamente cayó al suelo y sintió un pesado bulto encima de él, era Kriogennyy, el cual estaba agitado.
—¿Qué haces aq…? —le gritó Sebástian, siendo callado cuando la helada mano de Alek le tapó la boca.
—Shhh, escúchame —dijo impaciente— como tú ni nadie planea irse y por tanto volverán el próximo año, prométeme que van a entrenar todas sus vacaciones.