Capítulo 8 - El caballero apuesto
El Rey de Araro'y levanta su mano izquierda y cierra el puño. Todas las llamas se dispersan pero dejan su marca en el piso, me ayuda a levantarme y luego se aleja para ver las marcas del suelo que son un rayón blanco profundo.
—Está habitación está preparada para la magia... ¿Por qué se quedaron las marcas que utilizaste?
Niego. No tengo ni la más pálida idea.
—No lo sé solo sentí el elemento y luego escuche tu grito, lo siguiente que sé es que un cirulo de llamas nos rodeaba.
Jasy frunce el ceño, comienza a moverse alrededor de las líneas. Gira en mi dirección y el rostro que me lanza es uno perplejo.
—No es un círculo —Parece atónito.
¿Qué? Con los brazos rodeándome a mi misma hago el mismo camino que él tomo rodeando las marcas en el piso. Mm, tiene razón no es redondo... Oh dios mío.
¡Es un corazón!
Con la cara en llamas lo observo. Sigue mirándome perplejo...
Se palmea el rostro y lo escucho suspirar por segunda vez en el día.
—Mira... maga. Si esta es otra de tus bromas...
—¡No! Lo juro, yo no quise hacerlo... ni siquiera supe que lo hice —Ay dios, ya apiádate de mí. ¿Cómo pude rodearnos en llamas heladas en forma de corazón?
Cada día mi lado fangirl me está poniendo más al borde de la muerte.
—Hay dos razones por la cual tu magia pudo desbordarse. Una de ellas es porque tienes una cantidad absurda de magia acumulada... pero aun así eso no explicaría el poder que sentí en ti ni las marcas —Me lanza otra mirada que parece juzgarme hasta el alma—. La otra razón... es porque estás conectada a alguien que posee el elemento del invierno.
—¿Conectada?
Suspira.
—En todos mis años solo he visto esto dos veces y fueron en parejas. Hay una conexión entre ambos y a veces la magia del uno podía ser utilizada por el otro.
—Creo que puede tener sentido. Digo si es así yo puedo tener una conexión contigo ya que me gustas mucho —A este punto creo que ocultarlo es estúpido.
—¿Ya no te avergüenzas?
—Me debería dar vergüenza cosas como robar pero que me guste un rey apuesto no sería una de ellas.
Más bien tendría miedo de que quiera matarme por mi atrevimiento.
—Solo que para que exista esa conexión yo... —Se mantiene callado y me lanza otra mirada—. Mejor sigamos practicando.
—¿Qué? ¿En serio quiere que lo intente de nuevo? —Este hombre está loco—. ¡Puedo quemar algo!
—Si yo estoy contigo nada malo va a pasar, tranquila.
Eso me da un poco de esperanza. Las horas van pasando y mis intentos de conseguir aquellas llamas parecen inútiles.
—Es imposible —Me dejo caer contra el suelo—. No sé cómo logré hacerlo antes pero ya no puedo.
Miro mis manos pálidas que ahora se encuentran enrojecidas, los intentos de conseguir que esa llama helada apareciera en mi palma fueron en vano, no logré nada más que una chispa así que me sigue siendo difícil de creer que todo lo de hace un rato fue mi culpa.
Jasy aparece en mi campo de visión, lo primero que veo son sus mechones de cabello blanco así que levanto la vista. Esta en cuclillas frente a mí, agarra mi mano derecha la extiende en el frente sin decir un palabra y me dejo hacer por él, no puedo creer que esta persona que parece tan helada sostenga mi mano de un forma tan delicada. Coloca la palma de mi mano hacia arriba y hace lo mismo que hace rato, una llama azul y blanquecina aparece en su palma, cierra su puño y lo coloca encima del mío abriéndolo lentamente hasta depositar esa llama en mi palma. Me sobresalto pero el sostiene mi muñeca.
—Concéntrate.
Parpadeo en su dirección, no me está mirando a mí sino a la palma de mi mano. La llama parece estar a punto de apagarse así que cierro los ojos y trata de concentrarme en esa sensación de frío que solo siento cuando estoy junto a él.
Cuando los abro nuevamente la llama está viva, es grande y de un color azul intenso.
—¡Lo logré! ¡Lo logré! —Digo entre risas. Busco la mirada de Jasy con orgullo y él sigue observando la llama en mi mano con la diferencia de que sus labios están curvados hacia arriba... oh... está sonriendo—. Jasy...
Nuestras miradas se encuentran, lo observo con la boca abierta porque es la primera vez que observo ese tipo de sonrisa sincera en su rostro. El se tapa la boca con la mano y no sé si estoy mal pero creo que pude observar un sonrojo... se levanta y gira dándome la espalda.
—Bien puedes ir a descansar.
Da unos pasos al frente y desaparece dejando copos de Nieves desvaneciéndose en el piso.
—¿Por qué parecía querer huir?
Niego con la cabeza y observo que la llama ya desapareció, cierro los ojos y trato con todo mi corazón hacer que aparezca ahora solo por mi cuenta, abro los ojos despacio con temor a no haberlo hecho pero lo hice. ¡Pude hacerlo sola! Solo me faltaba ese pequeño impulso que me dio el Rey. Cierro mi palma desapareciendo así la magia y me levanto.
Si no fuera por él no hubiese podido hacerlo nunca. Debo tener más confianza en mí misma y pensar que debo aprender cómo defenderme por mi propia cuenta. Este mundo aunque sea muy bello es peligroso, las criaturas en el y aún más las personas... el próximo Rey será un problema para todos en el Reino así que debo prepararme para lo que se viene.
La hora de la cena me sorprendo cuando me dicen que el Rey solicita mi presencia. Luego de darme un baño mí doncella me sorprende al mostrarme los vestidos que fueron traídos para mí, cada uno más hermoso que el anterior pero lo que más me gusta es que son sencillos nada extravagantes pero puedo asegurar que costaron un ojo de la cara.
Elijo un vestido negro que cae suelto, me gusta demasiado y parecer una persona de alta sociedad me hace sentir bien, no recuerdo cuando fue la última vez que use un vestido tan bonito, tal vez fue en mi graduación. Lo único que no termina de convencerme son los zapatos de tacón, son demasiado finos para mi gusto y no creo que me sea sencillo caminar en ellos.