—Mmm ¿Usted?
Se aleja haciendo una mueca en los labios, manda su cabello detrás de sus hombros tomando una posición más erguida.
—¿Es una afirmación o una pregunta? —Gira el rostro hacia la derecha y no puedo creer lo que estoy viendo—. ¿Acaso es verdad que estás perdidamente enamorada de mí?
—Oye, yo no dije perdidamente... —Me lanza una mirada peligrosa por lo que cierro el pico—. Mateo es muy apuesto, demasiado, es como un modelo que verías en una revista de Vogue.
—¿Vogue?
—Oh, error mío. En fin, es apuesto pero usted rey Jasy... —No va a haber un momento en donde no quede mal aquí ¿Verdad? —. No puedo describirlo de esa forma.
—¿Por qué no?
¿En serio va a hacerme confesar de nuevo?
Suspirando me levanto de mi asiento y repito lo mismo que hice cuando estuve en esta oficina antes, voy hasta los libros con tal de no verlo a la cara. Me aclaro la garganta antes de hablar y de repente la siento demasiado seca.
—Porque no me enamore de usted por su atractivo... Si, es hermoso pero cuando lo veo mi corazón va mucho más allá de su físico. Lo que leí sobre usted, su personalidad, sus acciones... cada pequeña cosa me hizo enamorar como tonta así que decirle solo apuesto me parece un insulto... creo que "bella" le quedaría mejor. La persona más bella que leí en mi vida.
Después de decir todo eso no oigo su respuesta, nerviosa no tardo en seguir parloteando para cortar la incomodidad del ambiente.
—Y como le dije sé perfectamente que es un amor unilateral y créame estoy conforme con solo mirarlo, digo, con estar aquí, agh —Mis manos tiemblan así que me dispongo a agarrar un libro y sacarlo del estante para jugar con él pero en ese momento su mano esta sobre el libro que iba a elegir. Volteo en su dirección y en cuestión de segundos estoy atrapada entre la estantería y el cuerpo de Jasy, ambos brazos impiden mi salida y muerdo la piel de mi labio inferior, esa costumbre por la maldita ansiedad no se irá nunca.
Bajo la mirada porque el tenerlo así de cerca está poniéndome de los nervios, siento que mi corazón está a punto de explotar y tampoco puedo respirar de forma normal. Su mano derecha se encarga de levantar mi barbilla obligándome a verlo a los ojos, me escanea todo el rostro y puedo sentir el latido de mi corazón en la garganta. Maldición, creo voy a vomitar, nunca me he sentido de esta forma.
—¿Por qué no puedo detectar ninguna mentira de tu parte? ¿Es un hechizo que utilizas?
—No, en el poco tiempo que llevo aquí nunca te he mentido.
—Imposible —Cada vez parece estar acercándose más, puedo sentir su respiración en mi rostro.
—Solo observe —Aunque no quiero decirlo lo hago—. Te odio.
Me sostiene la barbilla con más fuerza sin llegar a hacerme daño, sus ojos brillan y sonríe de costado.
—Mientes.
Mis manos que están en mis costados parecen tener vida propia porque lentamente comienzan a levantarse con la intención de ir al Rey, él parece notarlo pero no dice nada. Un golpe en la puerta hace que ambos giremos en esa dirección.
No puede ser, él se aleja como si nada hubiese pasado. Sin vergüenza, porque ya no creo que me quede nada, me dejo caer al suelo llevando una mano a mi corazón el cual está errático.
—Adelante.
Como no, era Mateo. Él va directo al escritorio del Rey sin siquiera percatarse de mi presencia, como puedo me pongo de pie y sin mirar a ninguno de los dos porque sé que debo estar colorada... salgo de la habitación a toda velocidad yendo ¡No podre dormir después de esto!
Una vez afuera volteo hacia la puerta y lanzo un puñetazo en el vacío, maldito rey, él hace ese tipo de cosas sin problemas porque no siente nada por mi pero mientras tanto yo... coloco la mano en mi pecho suspirando... yo siento una y mil cosas. Doy media vuelta regresando a mi habitación, debo dormir para volver a mi mundo pero luego de esto dudo que pueda pegar un ojo.
***
Mis ojos se abren primero y los siento pesados, al lado mío Verónica se encuentra sentada mordiéndose las uñas. Parpadeo un par de veces acostumbrándome a la luz del sol que entra por la ventana ¿Es tan tarde? Mis ojos se sienten cansados, como si no hubiese dormido nada.
—¿Qué hora es? —Pregunto sentándome.
Ella gira en mi dirección tan rápido lanzándose encima de mí, se cuelga de mi cuello e intento apartarla pero me abraza con más fuerza.
—¡Pensé que no ibas a despertar, Arami! —Se aleja mientras inspecciona todo mi rostro, estira mis cachetes y la detengo de un manotazo—. ¡Auch!
—¿Qué te pasa? Oh... no me digas que aquí también parezco una muerta...
Había olvidado que para confirmar esa teoría ella había pasado la noche aquí, niega con la cabeza lo cual me hace respirar con más tranquilidad.
—No, solo que tu hermana vino hace unos minutos a despertarnos pero tú no lo hiciste... le dije que trabajaste con el libro hasta tarde y que te dejara dormir un poco más —Se rasca el cuello—, intente despertarte de todas las formas posibles pero me asustaste al no reaccionar ni siquiera a la cachetada...
—¿Cachetada?
—Ups, bueno eso no es lo que estaba diciendo. El punto es que parecías una persona en coma hasta revise tus pupilas... Ara, no creo que estos viajes espirituales sean buenos para ti.
—¿Viajes espirituales?
—Es que ni siquiera sé cómo llamarlos.
Tenía un punto, ni siquiera yo sé cómo llamarle a estos viajes y hasta creo que no terminaba de creer por completo en ellos hasta que Veronica vio que no pude despertarme fácilmente. Si me pongo a pensar en ello es imposible que viaje a un libro mientras duermo... no lo creería si alguien me lo contase pero al estarlo viviendo en carne propia puedo decir que es muy real.
—Mejor levántate, tu hermana da miedo cuando está enojada.
—¿Y ahora que la trae de mal humor?
—Mabel dijo que su cita la planto.
Hago una mueca, ¿es la tercera cita cancelada del mes? Suspiro, mi hermana no tiene suerte en citas a ciegas no entiendo porque sigue aceptando las citas que sus amigas arreglan por ella. Creo que hasta tendría más suerte si Mabel termina eligiendo un buen "papá" en la calle.