Desde pequeña, mi madre siempre me dijo que vaya a donde vaya siempre estaría protegida.
Yo no comprendía lo que trataba de decirme, hasta un día que escuche por ahí decir, que todos tenemos nuestro ángel guardián, aquel que está ligado a nosotros para velar por nuestra seguridad.
Así, fue como entendí que ella quería decir que un ángel guiaba mi camino todos los días y que me protegería en los malos momentos.
Unos años después, oí a una mujer decirle a su hijo pequeño que cuando las personas morían iban al cielo con un solo objetivo.
Y ese era proteger a sus seres amados, cumpliendo así el papel de un ángel de la guarda.
Fue así como comencé a pensar y me di cuenta de algo muy importante.
A la mayoría de las personas le gustaría creer que esa persona tan importante para uno,el día que muera, fuera al cielo a protegernos por el resto de nuestras vidas.
Por qué no habría mayor acto de amor, que cuidar a quienes amamos aún después de la muerte.