El sol.
Aquel ser del cielo considerado un astro que nos alumbra cuando llega.
La luna, la que nos ilumina cuando la noche cae y los amantes se desvelan.
Se dice que el sol y la luna estaban enamorados del otro pero, que por razones obvias, no podían estar juntos ya que cuando uno salía el otro se escondía y viceversa.
La luna a causa de eso cayó en una gran tristeza y el sol, al enterarse le pidió a Dios una solución.
Él agregó al cielo nocturno estrellas para hacerle compañía a la luna y está poco a poco comenzó a dejar la tristeza atrás.
Pero, un día, Dios al ser testigo de este gran amor imposible que sentían el sol y la luna decidió permitirles un encuentro que se llevaría a cabo cada unos doscientos o trescientos años.
Esto les permitirá estar juntos por algunos instantes y ese momento sería cuando ambos se fusionarán y uno tapara el brillo del otro.
Es así como los amantes trágicos que iluminan la noche y el día esperan a que los años pasen con la mera ilusión de volver a encontrarse.