Damon
Observo al pequeño que duerme muy tranquilo en su cama y sonrío, es tan pequeño e inocente, la única razón por la que intento mantenerme con vida es él, me necesita aunque tampoco estoy mucho con él, me recuerda demasiado que no pude cuidar de Ana cuando ella confiaba en mí. El bebé sonríe, debe de estar soñando y por su sonrisa debe de ser algo lindo, me alejo de este dando un suspiro, espero poder cuidar mejor del que de mi hermana, a la cual mataron y no pude hacer nada, vuelvo mis manos puños al recordar eso, si la hubiese cuidado más ahora Luke tendría una madre.
Salgo de la habitación y voy a la mía, aún es algo temprano y sé que no podré dormir aunque quiera, al entrar la chica que está en mi cama sonríe
—Te esperaba —Adriana se levanta y camina hacia mí, está en ropa interior y cuando llega hasta donde estoy sus manos van a mi pecho —tardaste demasiado
—Luke no se dormía
—Damon estoy cansada de que estemos juntos a escondidas —murmura besando mi cuello —sabes que te quiero —cierro mis ojos sin poder decir nada, ya no recuerdo cuando fue la primera vez que ella estuvo en mi cama ni por qué dejé que eso pasara cuando debía verla como una hermana, ah claro, estaba ebrio, muy ebrio, quería ver a Alexa, la única mujer que he amado en mi vida y de la cual no se nada desde hace meses, desde aquel disparo que casi acaba con mi vida, por causa de eso estuve todo un mes en coma en ese hospital y luego tuve que mentirle a los policías sobre ese disparo para poder seguir con mi vida fingiendo que no soy uno de los mafiosos más peligrosos de este país.
—Sabes como son las cosas —tomo sus manos y la separo de mí —no te pedí enamorarte Adriana, sabes que no puedo enamorarme —me alejo de ella
—Pero te quiero, aunque vea como cada noche traes a una mujer distinta a esta casa, has cambiado demasiado Damon.
—Te dije que cuando quisiera estar contigo te llamaría vale? No quiero que vuelvas a aparecer a si por sorpresa, no me gustan las sorpresas, la próxima te voy a despedir —miro sus ojos —¿entiendes? —estos se llenan de lágrimas mientras asiente
—¿Vas a salir?
—Si Adriana, voy a salir y no, no estaré para el desayuno —arreglo mi ropa y salgo de mi habitación.
Las cosas en mi vida han cambiado bastante en estos nueve meses, el Damon de antes desapareció por completo y no, no le echo de menos, es mejor cuando no amas, cuando todo te da igual y cuando no sientes compasión, ni cariño, el único que puede decir que tiene mi cariño es Luke, ese pequeño que se ha robado todos mis sentimientos. Llego al club como cada noche y voy hacia la mesa en donde está Abraham, solo quiero emborracharme e irme a la cama con cualquiera de las chicas que trabajan aquí, es la única forma de poder dormir bien.
—Mira quien llega —ríe Abraham que en sus piernas tiene a una morena muy atractiva —pensábamos que ya no ibas a venir
—Luke se durmió tarde —digo tomando en mis manos la pastilla que él me extiende, una chica deja en mi mesa la misma bebida de siempre
—Deberías dejar de tomar esas cosas
—Es el mejor whisky —bebo un trago de este
—hablo de las drogas Damon
—Quieres que te despida? —miro sus ojos —entonces cállate, no eres mi psicólogo ni mi médico, así que cállate
—A ambos los mataste —comenta con una media sonrisa
—No hacían bien su trabajo —él rueda los ojos, yo miro a la chica que está en sus piernas y esta sonríe con coquetería —la quiero a ella en la habitación de siempre —digo sin dejar de mirarla, esta se levanta rápido de sus piernas.
—¡Damon! —escucho mi nombre y me pongo de pie, al voltear solo escucho el disparo y un fuerte dolor en mi abdomen me hace sujetarme de la mesa, todo en segundos se vuelve un caos, las personas gritan y corren por todos lados, yo llevo una mano a mi herida y caigo al suelo arrodillado viendo algo borroso.
—¡Maldita sea! —la voz de Frank, el hombre que se supone debía cuidar de mí me hace abrir los ojos —está perdiendo demasiada sangre —no sé con quien habla, pero se que vamos en un auto.
—¿A dónde vamos? —me mira por breves segundos, ya que está conduciendo
—A la casa, ya estamos buscando a un doctor, no debiste matar al que tenías
—Que vayan a cualquier hospital y tomen al primer doctor que vean —ordeno y sonrío —si es doctora mucho mejor, ya luego me divierto con ella cuando termine de —comienzo a toser, el dolor de mi herida es demasiado fuerte —dame otra pastilla para el dolor Frank
—Damon
—Que sean dos mejor —murmuro mirando hacia fuera, fijándome en la nieve que comienza a caer, mis párpados pesan y mis ojos se cierran dejando de escuchar y de sentir.
★★★
Natalia
No dejo ni un segundo de mirar el reloj que llevo en mis manos, la señora que me está atendiendo en la tienda me sonríe entregándome el regalo que he comprado, tomo la pequeña caja que me da y la guardo en mi bolso, salgo del lugar sonriendo y algo nerviosa, debo llegar a la casa y preparar todo antes de que James llegue, él cree que estoy fuera de la ciudad por una conferencia así que no me espera, le daré una sorpresa o bueno, serán dos, pienso llevando una mano a mi vientre, no solo le daré un regalo por nuestro aniversario también le diré que tengo un mes de embarazo.
Al llegar al edificio saludo al portero como todos los días, este me devuelve el saludo sonriendo y yo sigo mi camino, entro al ascensor y ya las manos me tiemblan por los nervios, ¿cómo se tomará James eso de que seremos padres? Llevamos ya dos años casados, pero nunca habíamos hablado sobre tener hijos. Me detengo en la puerta de mi apartamento y abro esta con cuidado, las luces están apagadas y escucho risas, ¿está aquí? Camino con sigilo a la habitación, la puerta está entreabierta y aunque mi mente me grita que no mire, eso hago, mis ojos se llenan de lágrimas al instante viendo al hombre que amo en la cama con otra mujer, no sé quien es, pero tampoco me quedo ahí para saber porque casi salgo corriendo.