Pero te conocí

Capítulo: 4

Damon

Bebo directamente de la botella pensando en la doctora, la mujer salvó mi vida, pero debe morir, el problema es que no pude ni podré matarla, ya llevo dos días pensando en que puedo hacer con ella, incluso en las noches he ido mientras está totalmente dormida y he intentado matarla, pero la palabra embarazada no sale de mi cabeza, tampoco sirve que a veces ella susurre mi nombre mientras duerme, ¿por qué demonios sueña conmigo? Me conoció hace solo dos días.

—¿No vuelves a la cama, guapo? —bufo cuando escucho a la mujer que me habla desde mi cama, ni siquiera recuerdo su nombre aunque creo que tampoco le pregunté

—Ya te puedes ir —vuelvo a beber otro trago y dejo la botella en el suelo para luego levantarme, el dolor en mi abdomen no se ha calmado con la bebida y al parecer una vez más se ha abierto la herida, ya que hay sangre en la venda y no es poca.

Salgo fuera de mi habitación y camino por la casa sin rumbo alguno hasta que salgo de esta, miro las estrellas que brillan en el cielo, sintiéndome pequeño ante este.

—Debes curar esa herida —miro a Frank cuando habla —puedes usar a la doctora para eso, que haga algo mientras decides qué hacer con ella

—No sé que hacer con ella

—Matarla Damon, no sé por qué no lo has hecho ya, cuando empiecen a buscarla será peor y si la encuentran muchísimo peor, no podemos dejarla viva

—No puedo matarla —miro sus ojos, su boca se abre entonces comprendiendo lo que digo —Frank lo he intentado y no puedo jalar el gatillo, la mujer está embarazada

—¿Y? No es tu hijo —dice lo obvio sin dejar de mirarme

—No, no lo es, pero me recuerda a mi hermana, lo más seguro es que rogara por su vida cuando la iban a matar justo como esa mujer hizo Frank, se arrodilló ante mí

—A tu hermana la mataron Damon, no le importó a quien lo hizo que estaba embarazada —y en eso tiene razón.

—Pero yo no puedo

—Si quieres puedo matarla por ti, nadie sabrá esto —sonrío mientras niego

—Frank, no la voy a matar

—¿La dejarás ir entonces? —vuelvo a negar con la cabeza

—Tampoco puedo dejarla ir, ella se va a quedar aquí —digo pensativo mientras él solo bufa

—La buscarán 

—Si no está secuestrada no lo harán —su ceño se frunce, pero no estoy en condiciones de explicarle nada y me dirijo a la casa, necesito pastillas para el dolor y que Adriana cure mi herida.

—Debes descansar Damon —comenta Adriana mientras termina de vendar la herida —no puedes seguir así o la herida se te va a infectar

—Adriana

—No dejas de traer mujeres a tu habitación y siempre terminas con la herida abierta —tomo su mentón con mi mano y hago que mire mis ojos, los de ella están tristes y sé que también está enfadada

—Seamos sinceros —sonrío —solo te molesta el tema de las mujeres Adriana, pero ya te lo expliqué, es mi vida, que tenga sexo a veces contigo, no significa que vayas a ser la única o que puedas reprocharme algo

—Damon

—Mañana en la noche te quiero en mi habitación —sus ojos se iluminan —temprano —ella sonríe

—Ahí estaré Damon

—Perfecto —susurro levantándome de la silla y saliendo de la cocina, ya mañana hablaré con la doctora, hoy solo quiero dormir.

Termino de arreglarme y salgo de mi habitación, entro a la habitación de Luke, el pequeño juega en el suelo con Adriana, al verme sonríe ampliamente y yo lo tomo en mis brazos levantándolo del suelo.

—Campeón, despiertas muy temprano —él ríe y me abraza —hoy saldremos de paseo —le digo cuando vuelve a mirar mis ojos —prometo que si ¿vale? —dejo un beso en su frente y vuelvo a dejarlo sentado en el suelo —ahora juega con Adri —miro a esta, la cual baja la mirada sonriendo, yo salgo de la habitación feliz, Luke está bien, es un bebé sano, grande y fuerte y espero que siga siendo así.

Al entrar a la habitación en donde está la doctora lo primero que siento es un fuerte golpe en mi cabeza, pero no le doy tiempo a huir, tomo su cabello con fuerza y la atraigo hacia mí para luego pegarla a una pared y una de mis manos va a su cuello

—Ya me has echado a perder el día —mascullo mirando sus asustados ojos

—Damon —jadea, yo aprieto más el agarre en su cuello para luego mirar el plato echo añicos en el suelo

—Hoy no vas a comer nada por hacerte la valiente —la suelto alejándome de ella, maldita, aun la cabeza me duele —Natalia, Natalia —sonrío —pensé que no querías morir

—No, no quiero—ella se aleja más de mí —déjame ir Damon, por favor, no le diré a nadie, lo juro

—No pasará eso, no puedo dejarte ir, eres demasiado importante —ladea un poco el rostro

—Llevo dos días aquí —dice cambiando su mirada —me deben de estar buscando, me van a encontrar y te van a meter a la cárcel —yo suelto una estruendosa carcajada. 

—Natalia, quien te está buscando? —doy un paso hacia ella —tus padres? Oh no, piensan que estás fuera de la ciudad y solo te envían mensajes para no molestar tu trabajo, los cuales respondo muy bien, ¿tu esposo? —vuelvo a reír —el idiota cree también que estás fuera por trabajo y por dios, menudos mensajes más estúpidos que envía —sus ojos se llenan de lágrimas —aunque los que más gracia me dan son los de tu amiga —saco su teléfono y leo uno de los mensajes —amiga, donde estás, por favor, llámame, sé que te duele la traición de James, pero llámame —yo río mirando sus ojos.

—Me van a encontrar —musita y termino de acortar la distancia entre nosotros, tomo uno de sus cabellos en mi mano

—Tu amiga ahora mismo cree que estás en un hotel y que quieres estar sola unos días, Natalia, nadie te busca y nadie te va a buscar

—No puedes mantenerme incomunicada toda la vida Damon, cuando pase una semana ya nadie va a confiar en que solo puedo enviar mensajes —mi sonrisa se amplía acercándome más a su rostro.

—Tienes razón y por esa razón, vas a dejar de estar incomunicada, Natalia Becker no te dejaré ir, pero tampoco nadie sabrá que estás secuestrada, tu estarás conmigo, aquí en mi casa, le haremos creer a todos que estamos juntos.



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En el texto hay: mafia, amor, embarazo

Editado: 07.05.2024

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