Natalia
Damon solo sonríe alejándose un poco de mí, me encantaría decir que estoy aterrada, que solo quiero salir e irme de aquí, pero en realidad estoy hipnotizada con esos ojos que ahora me miran divertidos, de verdad pensaba que la perfección no existía, pero este hombre no tiene defectos físicos, todo en él es bello, atractivo y adictivo, porque cuando le miras una vez ya no puedes dejar de hacerlo.
—¿Feliz? No sé cómo se puede ser feliz con alguien que no te quiere, pero en fin —se encoge de hombros
—¿Y quien te dice que James no me quiere?
—Te traiciona Natalia —dice de forma seria —créeme, cuando amas de verdad a alguien, no traicionas, dentro de una hora vendrá alguien, pórtate bien, hoy comienza la actuación —él sale de la habitación dejándome confundida, es bello, pero está loco, ¿de verdad cree que alguien va a creer eso de que me divorcié de James y me casé con otro? ¿De verdad piensa que voy a quedarme callada y no voy a tratar de huir y decir todo? Debe de tener algún problema mental definitivamente.
Yo simplemente me siento en la cama a esperar y minutos más tarde una mujer entra a la habitación, la cual me pide seguirla, lo hago siendo vigilada por dos hombres más hasta que llegamos a otra habitación en una segunda planta, cuando la puerta se abre y entro a esta la boca se me seca, el lugar está muy limpio, organizado y demasiado perfecto, la señora simplemente se va dejándome sola y me paseo por la habitación mirando todo hasta que me detengo junto a la cama, en la cual hay un hermoso vestido y no cualquier vestido, es uno de los míos, así como los zapatos que hay y las joyas, todo es mío, lo que significa que Damon entró a mi casa, tomó mis cosas y las trajo hasta acá, el miedo se apodera de mí al darme cuenta entonces de que ese hombre con el que sueño todas las noches es alguien peligroso y malo, un asesino que iba a matarme y aún no entiendo la razón de por qué no hacerlo.
—Lo reconoces, ¿verdad? —al mirar a la derecha él está ahí, vestido con un traje elegante, bien afeitado y con el cabello un poco despeinado —es tu ropa Natalia, así como la que hay en ese vestidor —señala una puerta —me tomé el atrevimiento de ir a tu casa y tomar tus cosas —él sonríe
—James
—Aún te interesas por ese infiel? ¡Dios! Nunca entenderé a las mujeres —él ríe —está vivo, descuida, pero se va a alterar cuando vea que te has llevado tus cosas, así que —Damon mira su reloj, mis ojos se abren como platos, no es su reloj, es el reloj que yo compré para James —debes apresurarte, hay que hacerle pronto la visita.
—Ese reloj —sigo aún consternada
—Regalo de mi futura esposa —sonríe mostrándomelo con todo el descaro del mundo
—Era para James —musito mirando sus ojos
—Era, ya lo dijiste, es pasado Natalia, este es tu presente, yo soy tu presente, ahora dúchate y vístete, tenemos que salir y más te vale darte prisa si quieres hoy comer y dormir —respiro hondo cruzándome de brazos
—¿Qué te hace creer que haré lo que digas?
—Créeme, luego de hoy, te darás cuenta de que Damon nunca juega —el hombre camina hacia la salida, yo bufo, pero voy hacia el baño queriendo pronto ducharme y no tardo nada en entrar bajo el agua en donde esta se junta con las lágrimas que salen de mis ojos y termino sentada bajo la ducha llorando, dejo el dolor salir, la rabia, el odio, odio hacia James por su traición, rabia porque aun el corazón me duele porque le amo, dolor porque estoy en un lugar que no conozco, lejos de las personas que quiero y con un bebé en el vientre que no quiero perder.
Al subir al auto al que me guían veo a Damon ahí, él no me mira y el auto comienza a moverse, no sé a donde vamos, pero tampoco hago preguntas, cuando el auto se detiene y miro por la ventanilla me doy cuenta entonces de que estamos en el hospital, mi lugar de trabajo, miro hacia Damon y solo veo una enorme sonrisa en su rostro, este no dice nada y baja del auto, yo hago lo mismo y él rápido toma mi mano y caminamos hacia dentro, muchos me saludan mirándome raro por el hombre que va a mi lado sosteniendo mi mano.
—Damon a donde vamos? —cuestiono cuando caminamos por la planta baja del hospital, Damon abre una puerta y me hace entrar a esta
—¿Sabes que es eso? —señala una esquina y mi corazón golpea fuerte en mi pecho queriendo salir de este con lo que veo —Natalia, dices algo, haces algo que no me guste y todos mueren —agrega, yo camino hacia el objeto que ven mis ojos, pero me detengo a un metro de distancia, el sonido de la bomba simplemente me deja sin poder respirar.
—No lo hagas —lo miro y nuestras miradas se encuentran
—Eso es tu decisión Natalia —una de sus manos se levanta y toca mi mejilla, toda mi piel se eriza con ese toque —esa bomba no va a salir de aquí, solo explotará con todos tus conocidos dentro, incluso con tu amiga, Ángela —yo niego varias veces, no sé si sea verdad o no pero no quiero arriesgarme
—¿Que debo hacer Damon?
—Ya te dije, terminar con tu esposo —vuelve a tomar mi mano y camina hacia la salida conmigo a su lado.
El auto se detiene frente al edificio en el cual vivo, miro a Damon cuando deja algo en mi mano
—Es el divorcio —dice como si nada y asiento, bajo del auto, me sorprende no ver al portero, pero sigo mi camino, las manos me tiemblan y cuando he entrado al edificio saco el teléfono que llevaba escondido entre mi ropa, necesito llamar a la policía y enviarlos al hospital en donde está esa bomba, el problema es que cuando llevo el móvil a mi oreja alguien me lo arrebata desde atrás, me quedo quieta sabiendo quién es por su olor y cuando su rostro se acerca a mi cuello cierro con fuerza mis ojos.
—Muy mal Natalia —me doy la vuelta rápido mirando sus ojos —has fallado la prueba
—Damon
—Ahora las personas que más quieres saldrán perjudicadas —él toma su teléfono —sabías que tu padre y tu madre ya están en la ciudad? —no digo nada —y ahora mismo van camino al hospital —él ríe —o iban