Damon
Miro a la mujer que está en la cama y respiro hondo, quizás sí que me he pasado un poco, no Damon no, no debes de sentir lástima, dejo de mirarla y camino por la habitación, pero mi mirada vuelve a caer sobre la pelirroja que se mueve en la cama, me acerco a ella sin dejar de observarla, no pensé que le iba a doler tanto el rechazo de sus padres, tampoco que estos la iban a rechazar simplemente por serle infiel a su esposo, jamás rechazaría a mi hijo por algo como eso aunque bueno, tampoco quiero hijos. Sus ojos se abren y sonrío, me encanta el color de estos y que a pesar de estar triste sigue brillando su mirada.
—Mi bebé —murmura llevando sus manos a su vientre —mi bebé, yo
—Lo perdiste —me cruzo de brazos viendo que se queda quieta —ya no hay bebé Natalia —ella niega varias veces con la cabeza y lleva una mano a su boca, ruedo los ojos al verla llorar
—No, no puede ser —intenta levantarse, pero se lo impido tomando sus hombros
—Bien, era broma —mira rápido mis ojos —el bebé está bien, aunque tienes amenaza de aborto y debes cuidarte o lo perderás
—Eres un maldito —me empuja alejandome de ella —¿cómo se te ocurre bromear con eso Damon? —limpia sus lágrimas, yo enarco una ceja
—No pensé que te fuera a doler tanto
—Es mi hijo —dice lo obvio mirándome horrorizada —eres un monstruo
—¿Por qué lo quieres? —vuelvo a acercarme a ella —es el hijo de un infiel Natalia, no entiendo —tomo su mentón contra su voluntad —deberías abortar
—Sí, es el hijo de James, pero también es mi hijo y es un bebé inocente —se escapa de mi agarre poniéndose de pie —quiero a mi bebé Damon
—Tienes poco tiempo de embarazo, ¿cómo es que dices quererlo? Por Dios, ni siquiera está formado del todo —Natalia bufa sin dejar de mirarme
—No lo entiendes porque no tienes hijos —tenso mi mandíbula —y claro, ¿cómo vas a tener? ¿Quién te va a querer? Eres la peor persona que he conocido Damon, no sé si siempre has sido así o si te volviste así por algo o alguien, pero eres un monstruo —aprieto mis puños tratando de contener la rabia que siento —te odio
—Y a penas me conoces —doy un paso hacia ella —viviremos juntos Natalia, hasta que uno de los dos muera y créeme, aún falta que me odies más y más porque te prometo que así será —ella se queda mirando mis ojos y me sorprende que no diga nada.
—¿Interrumpo? —me alejo de ella cuando escucho la voz de su amiga, miro a esta, su mirada sobre mí no me gusta, no deja de verme como si fuera un fantasma
—Luke sigue con fiebre y —me callo cuando ella abraza a su amiga, me está ignorando
—¿Cómo estás, Nati? —acaricia el rostro de esta
—Algo cansada y con hambre —yo sonrío con la respuesta de esta —feliz de que mi bebé esté bien—sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas, yo camino hacia Luke que está dormido en un sofá
—Debes descansar, hacer reposo y no estresarte —ruedo los ojos ante lo que dice su amiga, si supiera que esta está secuestrada no dijera esas cosas, no sabía que ya quería a ese bebé, por qué? Está sola, su esposo es un infiel y yo la tengo retenida, no la entiendo, aunque sus palabras hacia mí me dolieron, no negaré eso
—Quiero irme ya Ángela
—El doctor First te quiere volver a examinar Nati y ver que todo esté bien con el bebé, por cierto, tampoco debes tener sexo en estos días —miro hacia Natalia que se sonroja, al instante debo cambiar la mirada
—Estamos aquí por Luke —ambas me miran —qué tiene? Sigue con fiebre, ¿debo demandar a este hospital? —Natalia resopla sentándose en la cama, miro hacia su amiga para calmar el deseo que crece dentro de mí.
—Luke tiene un resfriado, solo eso, le daré los medicamentos que debe tomar a Natalia —yo asiento
—Perfecto ya nos vamos
—Pero —levanto una mano interrumpiendo sus palabras
—Ya nos vamos, buscaré a un doctor que atienda a Natalia, además, su padre la echó del Hospital —Natalia cambia la mirada cuando su amiga la mira —en fin, pónganse luego al día, debemos irnos
—Y a donde irás Nati
—A mi casa —respondo por ella, Ángela alza una caja —puedes ir cuando quieras Ángela, desde hoy mi casa es la de Natalia —sus ojos se abren como platos, yo solo tomo a Luke en mis brazos y salgo de ahí.
Conduzco sin mucha prisa y en completo silencio, Luke está dormido en el asiento de atrás y Natalia va a mi lado mirando por la ventanilla, sé que está triste y aunque odie admitirlo no me gusta verla así, simplemente nunca me ha gustado ver llorar a una mujer, freno en medio de la nada y la miro, segundos pasan para que ella se dé cuenta de que estamos detenidos y me mira.
—¿Sucede algo? —sus ojos están llorosos y me acerco un poco a ella
—Pasa que no me gustan las personas lloronas y tú no has dejado de llorar desde que salimos de ese hospital.
—Mátame entonces Damon —deja de mirarme, pero tomo su mentón para que mire mis ojos
—Natalia, tu bebé está bien y estará bien —la mano que sujetaba su mentón se mueve hasta su cuello —tu esposo no vale para nada, te es infiel y apuesto todo lo que tengo a que no es la primera vez, en cuanto a tu familia, tampoco merecen tus lágrimas, son unos idiotas si te rechazan por simplemente tener miedo de lo que las personas dirán, créeme, a veces nuestros peores enemigos están dentro de la familia, nadie, absolutamente nadie merece tus lágrimas —termino de hablar dándome cuenta de que estoy a solo centímetros de su boca, mi mano acaricia su cuello con suma delicadeza y su pulso está más que acelerado, mi mirada cae en sus labios, sé que debo alejarme, pero cuando Natalia muerde su labio inferior sé que estoy perdido y por esa razón mi boca atrapa la suya en un beso que no debía suceder.