Pero te conocí

Capítulo: 10

Damon

Camino hacia ella y me agacho al ver que no se mueve, al parecer se ha desmayado, miro mi hombro en donde tengo la herida que me ha hecho y solo me apetece pegarle un tiro, pero aunque quiero no soy capaz, sin embargo, miro al hombre que la agredía y al ver que se mueve vuelvo a dispararle par de veces más, pero esta vez en las piernas, él se queja, dije que no le hicieran daño y él lo hizo, tomo a la doctora en mis brazos aunque la herida duele bastante y con ella camino hacia la casa.

—Él está vivo —le digo a Frank cuando le veo —ya sabes a donde llevarlo —asiente con seriedad y sigo mi camino.

—Debes ver a un médico —escucho a Adriana, pero no la miro —Damon esa herida no deja de sangrar y está bien fea —sigo caminando por la casa con Natalia en mis brazos —Damon

—Ya tengo una doctora Adriana, será ella quien me cure —ella bufa mientras yo solo sonrío

—¿Y a dónde la llevas? —no respondo —Damon —se detiene cuando yo lo hago, señalo la puerta que tengo delante

—Ábrela

—Pero es...—dice desconcertada y con miedo

—Sé lo que es Adriana —sonrío —y desde hoy será la nueva habitación de Natalia —sus ojos se abren como platos, pero obedece abriendo la puerta, luego enciende la luz y bajo con cuidado por las escaleras, el sótano me da la bienvenida y río al ver cómo Adriana cubre su nariz, yo sonrío por el olor a sangre que hay aquí y camino por las diversas celdas hasta llegar a una, es la más limpia de todas y entro a ella con Natalia en mis brazos, a la cual dejo en el suelo porque no hay cama.

—Morirá aquí —dice Adriana —Damon

—Dile a Frank que traiga a un doctor —quito algunos mechones del cabello de Natalia de su frente —quiero que ella esté bien, su bebé también —odio ver la herida que tiene en su frente y la que tiene en su labio.

—¿Quieres que esté bien? Acabas de traerla a donde torturas a tus enemigos Damon, el lugar apesta, hay ratas y —bufa al mirar hacia la celda en donde Frank deja al hombre que golpeó a Natalia, la celda justo al lado de la de ella —no entiendo lo que haces —miro a Adriana y camino hacia ella.

—No debes de entender nada —toco su mejilla —tu deberías estar en mi habitación, te recuerdo que no terminaste el trabajo que hacías —sonríe coqueta

—Si no hubieras ido detrás de ella quizás hubiera terminado —mira a Natalia con los celos bailando en su mirada.

—Ya sabes que no tengo favoritas, ve a mi habitación —paso por su lado y salgo del lugar, le enseñaré a Natalia una lección y le quedará más que claro que jamás saldrá de esta casa, estará a mi lado hasta que uno de los dos muera.

Cuando el doctor sale y dice que todo está bien con ella entro yo, encuentro a Natalia sentada en una esquina mirando hacia el hombre que la atacó, el cual está muy herido, pero está vivo y no deja de mirarla.

—¿Qué hago aquí? —ella viene hacia mí y me toma del cuello de la camisa

—Es tu nueva habitación —sonrío viendo su incredulidad

—Damon

—No debiste tratar de huir —susurro acariciando su mejilla —ni herirme tampoco Nat —sus ojos se llenan de lágrimas

—Sácame de aquí —ruega acercándose más a mí —te prometo que no volverá a pasar, lo juro —yo río

—No confío en ti —acerco más su rostro al mío, nuestros labios se rozan, desde que nos besamos solo quiero que vuelva a pasar —Nat, a partir de hoy estarás aquí, día y noche

—Hace frío —unas lágrimas escapan de sus ojos —y él no deja de mirarme —murmura, yo tomo sus manos y la separo un poco de mí.

—¿Quieres salir? —asiente rápido —nada es gratis Natalia, si quieres salir entonces —miro hacia él —debes matarlo

—¿mat... matarlo? —tartamudea, la miro —Damon, yo no

—Él quería matarte —digo algo que sabe —te golpeó, pudo hacer que perdieras a tu bebé, él no tiene familia, no tiene nombre, no es nadie Nati, matarlo solo hará un favor a todos, es un asesino

—No soy una asesina —pronuncia alejándose de mí —yo no soy una asesina —repite sentándose en la esquina donde estaba —yo salvo vidas, curo personas —mira mis ojos —no puedo matarlo.

—Te quedarás aquí y créeme que cuando no aguantes más lo harás, Natalia, en esta vida el bueno nunca gana, eres demasiado buena, deja claro a todos que contigo nadie debe jugar, si quieres salir, debes convertirte en una asesina.

—Tú eres el asesino Damon, no yo —sonrío ante su negativa, salgo de su celda y la cierro, créeme Natalia, también serás una asesina como yo, una vez fuera del sótano, apago la luz dejándola en completa oscuridad, veamos cuanto resiste la doctora al frío, al hambre y a él sin mancharse las manos de sangre.

Entro a mi despacho, ya Frank me espera aquí, voy a mi silla y luego de sacar una botella y servirme le hago señas para que hable, necesito que diga lo que quiere rápido para irme a dormir.

—Ya sabemos quién mató a ese que te disparó Damon, ese que mandó a alguien a matarte —lo miro —está aquí en la ciudad.

—¿Y por qué no está ya muerto o mejor, ante mí para matarlo con mis propias manos? —Frank se sienta dejando claro que el tema es largo.

—No es tan fácil, es Ilen Moore —bebo un trago

—¿Debe el nombre decirme algo? —Frank resopla

—Es el hijo de Iker —lo miro —dicen que está aquí porque quiere matar a los responsables de la muerte de su padre

—Yo no maté a Iker —gruño, ese nombre solo me trae malos recuerdos

—Pero si Lucas y Alexa...y para todos quedaste como si los hubieses ayudado —aprieto el vaso en mi mano

—Alexa y Lucas siempre creyeron que había sido Iker quien había matado a mi hermana, aunque jamás tuvimos certeza de eso —Frank asiente.

—Ellos lo creían porque alguien quería que mataras a Lucas y por eso secuestró a tu hermana echándole la culpa a este, el único enemigo en común era Iker, aunque como dices, nunca hubo una certeza, Lucas mató a Iker sin hacer preguntas.

—Quiero una cita con el tal Ilen, si su padre mató a mi hermana él debe de saber algo —me pongo de pie.



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En el texto hay: mafia, amor, embarazo

Editado: 08.05.2024

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