Persepción Birreal

Saludos Imaginarios

Habían pasado ya poco más 10 meses desde que Erika se enteró de que estaba perdiendo el síndrome. Ella, a pesar de estar sentada en su lugar favorito, con un libro sobre el regazo, tenía la mirada perdida más allá de la ventana. El caer de las hojas de otoño le recordó lo cerca que estaba su cumpleaños, y el poco tiempo que le quedaba con el síndrome. "Una semana", no dejaba de repetirse mentalmente, "una sola semana más".

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una piedra que golpeó contra el vidrio. Extrañada, vio hacia abajo. Había sido Scait, quien se estaba preparando para aventar otra roca. Erika le hizo señas para que no lo hiciera; había aprendido de las veces en que había recibido un piedrazo por abrir la ventana sin pensar antes. Una vez estuvo segura de que no iba a lanzar el proyectil, abrió el vidrio.

-Hola, Scait.

- Hola ¿Qué hacías? – le respondió este desde abajo.

- Estaba leyendo.

- ¿Con la mirada perdida en el horizonte?

- Esta bien. Estaba pensando.

- ¿En qué?

- ¿Qué es esto, "Pregúntale a Erika"? – preguntó ella con una pizca de irritación.

- Solo quería saber.

- Bien – terminó accediendo con desgana – Solo pensaba en... que solo queda una semana y...

- Bueno, deja de lamentarte – la interrumpió Scait con rostro alegre – Ya arreglamos con los chicos y queremos hacer algo para ti el día anterior a tu cumpleaños y... – hizo una pausa como buscando que decir – Si quieres puedes traer a Etan – esas palabras le supieron a vinagre.

- ¿Enserio? Gracias.

- Para que son los amigos.

Y con ese gusto amargo en la boca, Scait se fue. Erika lo siguió con la mirada hasta que desapareció por el frente.

***

Tras 5 horas, Erika seguí sentada en el mismo rincón en la ventana. Solo había logrado avanzar 10 páginas de su libro; su mente estaba concentrada en otra cosa. Pero, a pesar de un pequeño fallo, ese fue un día tranquilo.

El timbre sonó arrancándola de sus pensamientos. Su madre había salido antes ese día así que tendría que atender ella. De mala gana dejó el libro sobre el asiento y bajó. Al abrir la puerta se encontró con el alegre rostro de Etan. Levaba su bolso colgado al hombro y un sobre en la mano opuesta.

-Etan, ¿Qué haces aquí?

- Es viernes, son casi las 19:00...

- Ah, cierto. Hoy hay práctica – recordó Erika – Deja que me cambio y vamos – dijo volviendo adentro – Pasa. Mi madre no está.

- Gracias. Esto es para tu madre – le dijo tendiéndole el sobre al paso. Ella lo tomó y, tras cerrar la puerta, lo abrió – Es una entrada para el concurso. Para que nos vaya a ver.

- Oh, gracias. Cuando vuelva se la daré – dijo apoyándola en la mesita de la entrada para luego enfilar hacia las escaleras – Ponte cómodo, ahora vuelvo – y subió a cambiarse.

***

Un par de minutos después estaban camino a la academia de baile. Hacía algo de frío, por lo que iban bastante juntos, tanto que Erika podía sentir el calor que emanaba su acompañante.

-Oye, Etan – llamó la atención de este – El jueves que viene, alrededor de las 20:00, los chicos quieren hacer algo para mi antes de mi cumpleaños – él la miraba atento – y me dijeron que si quería podía invitarte. ¿Querrías venir conmigo, digo, con nosotros?

- Bueno, con todo esto del concurso el próximo sábado, nos dijeron que no iba a haber conservatorio de danza – dijo Etan pensativo –, así que creo que podría ir.

- ¿Enserio? – los ojos de la chica se iluminaron como un par de grandes farolas.

- Si.

- Gracias, gracias – dijo abrazando a Etan y saltando de emoción.

- Bien, bien – este la tranquilizo un poco – Pero ahora tenemos que seguir que esta es nuestra última práctica.

- Bien – y siguieron camino a la academia.

***

El resto de la semana transcurrió de la manera más aburrida posible. Erika no había recibido ninguna visita de sus amigos, ya que estos estaban preparando todo para el festejo del día anterior a su cumpleaños. Además, como Etan estaba ocupado con los preparativos del concurso, no lo vería hasta el jueves. Ni siquiera tuvo que soportar la odiosa rutina de ir al colegio, ya que se había egresado hacía 3 meses, bueno más bien 2, porque tuvo que rendir un par de materias en el verano. No tenía dinero suficiente para pagar una universidad, ni había podido calificar para alguna beca. Pero estaba tranquila porque Etan le había dicho que habló con un directivo de su academia y consiguió que tomaran su presentación en el concurso como una oportunidad para darle una beca allí. Estaba emocionada, "solo tendrás que impresionarlos", le había dicho; aunque este último comentario la ponía nerviosa y la hacía perder algo de esperanza.

Pero todo esto ya lo había dejado atrás; todos los fallos, las inseguridades, decidió que ya no eran importantes, que lo único que quería hacer antes de sus 18 era hacer recuerdos que atesorar el resto de su vida; vida que ya no compartiría con sus amigos.

Cuando todos llegaron a su casa, Erika ya estaba lista para salir. Había estado esperando frente a la puerta durante aproximadamente media hora, hasta que oyó el timbre. Los seis habían llegado juntos, le pareció raro ya que Etan no podía ver a los otros, pero este le dijo que solo fue casualidad.

-Oh, bueno. No importa – le respondió ella. Ya se había acostumbrado a que él no pudiera ver a los demás – Entonces, ¿ya está lista mi sorpresa? – preguntó mirando a los otros.

- Claro, solo sígannos – le contestó Max con su característica tono de superioridad.

- Bien – dijo asintiendo la chica. Luego volteó hacía el algo desconcertado, pero ya acostumbrado, Etan – Vamos – le regaló una sonrisa de las más brillante que pudo mientras le tomaba de la mano para que la siguiera.

***

Al cabo de una hora, llegaron a una plaza al este de la ciudad. Esta se encontraba rodeada en tres de sus cuatro lados por comercios de fachada antigua, y el cuarto daba a un lago rodeado de árboles. La vista era la más hermosa y pacífica que Erika nunca hubiera visto. Pero la paz se terminó cuando los cinco chicos que la trajeron allí la bañaron en confeti gritando "¡Feliz cumpleaños!". Etan, quien estaba un poco alejado, se echó a reír cuando los trozos de papel picado empezaron a aparecer sobre ella. Podía imaginarse de donde habían salido.



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En el texto hay: amigos imaginarios, danza

Editado: 31.07.2021

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