#persiguiendoanaylah

Prólogo

Naylah Doriano

Zona de confort: definido por diseñadores de estrategias, líderes empresariales exitosos en cualquier área, campo u oficio profesional, como la zona de lo que se conoce, lo común, lo de siempre, lo que te aparta del cambio y te mantiene seguro.

La zona de confort no sólo se evalúa desde el punto de las industrias consumistas, nuestra vida permanece gran parte de ella en esa zona, debido a los paradigmas que nos mantienen a tiempo completo con temor a experimentar cosas nuevas.

Hay personas que por comodidad deciden nunca salir de esa zona, les da miedo ver que hay afuera de ésta y experimentar sensaciones nuevas.

Por otro lado estoy yo, que soy de las personas a las que les daba pánico quedarse adentro, me aterraba la idea de no conocer lo que otros sí conocían y de lo que decían que me estaba perdiendo.

En el pasado, muchos me habían hablado sobre el hecho de que sentir amor era algo que debía hacer sí o sí, y que valía la pena salir de mi segura comodidad por hacerlo.

Y yo, como soy una rebelde sin causa tuve el gran descaro y atrevimiento de cruzar esa delgada línea que dividía mi zona de confort en donde nada me afectaba y tenía todo bajo control, pasando al lugar en donde nadie me advirtió que cuando se siente amor también se sienten otros sentimientos casi tan fuertes como el miedo que tenía a no conocerlo nunca, porque si, tuve miedo de nunca experimentar y quedar como una cobarde ante los demás cobardes.

Yo no sabía que conocer ese sentimiento maldito del que todos hablaban con entusiasmo, con anhelo y felicidad, me iba a hacer experimentar cosas de las que nunca imaginé depender. Yo nunca pensé que salir de mi zona de protección iba a cambiar cómo veía el mundo, mi mundo.

El tema principal es que antes me daba miedo morir y nunca sentir ese amor bonito de los libros que leo, del que todos hablaban, con finales felices, muchas hadas de corazones con brillantina y vómito de arcoíris saliendo por doquier; ahora que “creo” que lo encontré no esperé tener miedo a perderlo, o peor aún a seguir sintiendo más de lo que ya sentía.

Hoy día me pregunto si tal vez fue mala idea salir del confort y arriesgarse a sentir, y si tal vez fuese sido mejor nunca haberlo conocido, ni al sentimentaloso amor,  ni a él, el tormento de esta historia.

Pero aun en mi deseo de rebelarme contra el mundo, tratar de pagarle al karma con la misma moneda con la que ponía a muchos en aprietos con sucias jugadas -en especial a mi-, y seguir con mi política de "soy un alma rebelde, nadie me detiene" teniendo el control de todo, decidí arriesgarme y sentir, vivir la experiencia al máximo; claro que no pensé encontrarme ni mucho menos enamorarme de un idiota elevado al millón como él.

Él entró en mi vida a ponerla de cabeza, -la cual de por sí, ya estaba un poco inclinada y torcida- no esperé que me hiciese sentir tantas sensaciones como la expectación, ansiedad. Y sentimientos como el deseo, pasión, felicidad, dolor, miedo.

Pero lo hizo.

Hay una parte de mí que no supo cómo asimilar los nuevos cambios, me asusté.

Y lo único que pude hacer para protegernos a mí y mi divo corazón fue huir; huir de todo lo que sucedió en aquel lugar desconocido, huir de lo que había sentido, dicho o hecho. Todo eso para tratar de encontrar a la vieja yo, además de rogar porque el idiota nunca llegue a mí de nuevo.

Pero como mi destino siempre quiere jugarme sucio y darme de cachetes contra el suelo, las cosas no salieron como lo esperé... Bueno en realidad nunca esperé salir en todas las redes sociales, noticieros, radios, periódicos y hasta los cartones de leche con la expresión "se busca" encima de mi cara. O que él, en su vasta idiotez saliera en televisión nacional e internacional diciendo algo tan estúpido como: estoy buscando a la mujer de mi vida, quien se ha llevado mi corazón, ayúdenme a encontrarla...

No, jamás pensé que pasaría eso...

Pero lo hizo, ahora Colombia, España, y todo el mundo se dedican a buscar a la que se llevó el corazón del idiota inadaptado y descerebrado que no siente pena al bochorno público; mientras yo intento seguir huyendo de todo.

-Principalmente de la pena-

Él con la ayuda del mundo entero me está "buscando", o por lo menos eso suena mucho mejor que la tendencia que se muestra en Twitter, Facebook e Instagram, donde todos están "#PersiguiendoaNaylah".

¿Debería unirme a la tendencia, o ser la resistencia?




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