Después de la pelea contra Moebius, Shion quedó herido y tuvo que reposar en el hospital por recomendación de los doctores y su familia. Y de todas las personas que se esperaban, se encontró con que la persona que fue a visitarlo, eran dos personas que casi no conoce, Takemicchi Hanagaki y, quien creía que era su novia, Hinata Tachibana.
—Hola, Shion, ¿Cómo estás? —saludo el rubio—. Quise venir a agradecerte por tu ayuda.
—No es nada —comentó con una sonrisa—. Lo siento, no me presente, mi nombre es Aoyama Shion —dijo mirando a la única mujer de la habitación.
—Un gusto conocerte, mi nombre es Tachibana Hinata —se presentó, y algo insegura decidió continuar hablando—. Disculpa, Shion, ¿Por si acaso tú conoces a Midori? Es decir, ¿Eres alguien cercano a él?
—¿Hina? —preguntó confundido Takemicchi, pero la mirada seria de Shion fue la señal de que debía guardar silencio.
—Podría decirse que depende —su respuesta fue muy ambigua, puesto que el rubio estaba muy desconfiado.
—Es que yo soy su vecina de abajo —aclaró la chica preocupada por ocasionar algún malentendido.
Pero Shion, cambió su semblante al descubrir aquel detalle y pasó de estar serio a relajarse, e incluso se le creó una pequeña sonrisa. Honestamente, estaba muy aliviado, Midori le había aclarado la situación de su estadía en ese complejo de departamentos a todos sus vecinos y les había pedido firmar un acuerdo de confidencialidad, por lo que Shion se relajó al descubrir que no era una fanática loca.
—¡Ah! Lo lamento mucho —contestó rápido, un poco avergonzado, provocando mucha confusión en Takemicchi—. Es que ya sabes, uno no sabe en quién confiar —se excusó, haciendo que Hina solo negaba con la cabeza.
—Está bien, lo entiendo —aclaró—. Únicamente quería preguntarte si él había venido a visitarte.
—Él no puede venir —contestó rápido—. Aunque quisiera, jamás vendría aquí —explicó y en ese momento la preocupación ensombreció la mirada de la chica—. ¿Pasó algo?
—Es que no lo he visto en varios días.
Esas palabras dispararon todas las alarmas en la mente de Shion. Conocía a su amigo, también sabía que sus hábitos no eran los mejores, pero estos, junto con su estilo de vida, jamás habían interferido con su impecable vida social. También conocía el desprecio de su amigo con la idea de quedarse por mucho tiempo en aquel departamento. Por eso le resultaba incoherente que su amigo no apareciera, además si ocurriera alguna situación tan grave como para provocar eso, él sería advertido de ello, pues ambos solían hablar mucho para evitar actos inesperados. De pronto, el sonido de un celular hizo eco en la habitación.
—Disculpen —dijo preocupado—. ¿Si?
—Shion, Midori no ha venido a la escuela, ¿Sabes dónde está? ¿Te dijo algo? —esas palabras terminaron de confirmar su sospecha.
Aunque no quería demostrarlo, Shion era una persona muy expresiva, una de las razones por la cual Midori adoraba burlarse de él, y cualquiera podría darse cuenta de sus sentimientos. Esa era la razón por la que Takemicchi también se preocupó.
—¿Shion? —preguntó llamando la atención del mencionado—. ¿Qué sucede?
—Lo siento, no quise preocuparte —fue lo primero que dijo—. No es nada, Midori acaba de llamar para decirme que estaba ocupado con un proyecto. Hoy me dan el alta, así que iré a verlo para recordarle que es un ser humano y no un robot —dijo intentando relajar la situación.
Y justo como había dicho, fue al departamento de su amigo. Él era uno de los pocos que tenía una llave de repuesto para entrar, puesto que Midori a veces necesitaba un amigo para que le diera un golpe de realidad. Cuando entró, lo primero que vio al prender la luz confirmó sus sospechas.
La habitación, la cocina e incluso la sala, estaban completamente desordenadas, era un desastre de cosas tiradas. Shion caminó con cuidado, buscando alguna pista, pues conocía a su mejor amigo y la extraña manía de adelantarse a todos; entre los cojines desordenados del sofá, un brillo particular llamó su atención.
«¡Bingo!» pensó con una sonrisa.
Entre sus manos tenía un pequeño espejo de mano, era del estilo que tenía una tapa, en este caso una con muy brillante. El rubio se percató de la pequeña grieta en una de las esquinas del espejo, y con cuidado de no cortarse, lo levantó para revelar una pequeña tarjeta de memoria de dieciséis gigas. Cuando lo insertó en su teléfono, lo primero que vio fue un video en su galería. Al reproducirlo, la primera imagen que apareció era su amigo completamente serio, sentado en el sofá.
—Shion, sé que eres tú quien ve este video —fue lo primero que dijo—. Seré breve, creo que me están siguiendo y va a pasarme algo. Investigue un poco, y las personas que me siguen tienen una chaqueta con un ángel sin cabeza, no sé quiénes son realmente, pero son pandilleros, posiblemente cierta persona que conocemos los contrató para secuestrarme. Escucha atentamente, la probabilidad de que un secuestro se repita, es muy alta, por ello sé que es una trampa, así que no me busques, ni me rescates, por favor, es muy peligroso —mientras el video seguía, el rostro de Midori poco a poco iba teniendo rasgos de preocupación.
Y allí se cortó el video, con bastante impotencia y decidido a ignorar las palabras de su amigo, empezó a pensar en quién podría hacer eso, pues no conocía a ninguna pandilla que tuviera ese logo. Todos sus pensamientos fueron interrumpidos por un mensaje informando sobre una nueva reunión de ToMan, a la cual debía asistir. Dejando todo como estaba, excepto por la pista, cerró la puerta de ese apartamento y se fue a prepararse para aquella reunión tan importante.