Es increíble como muchas veces la mente nos juega trucos, creomos estar encaminados a una dirección y en verdad vamos por un camino muy distinto a lo esperado.
La mente también logra hacer cosas maravillosas, vienen a nosotros ideas y pensamientos tan únicos que nos hacen lo que somos. En nuestro pensar esta el recuerdo de personas y momentos que nos convirtieron en lo que somos y nada menos. Todos nosotros somos el resultado de muchos momentos, y el recuerdo de los mismos, se convierten en nuestra propia esencia.
(5 de diciembre del 2015)
Después de lo ocurrido es un poco incómodo estar en el instituto, pero aquí estoy, el tiempo parece pasar tan lento y mi alrededor se envuelve en un gran vacío. La sensación de sentirse solo estando rodeado de personas es lo peor que hay. Pero así me encuentro.
Realmente las cosas siempre seguiran así, o en algún punto algo cambiara.
- Vaya finalmente apareciste. - me dice Dereck mientras se acerca.
- Bueno no creo haber sido extrañado por otros. - respondo en tono sarcástico.
- Pero dime amigo ¿Qué te a pasado? - empieza cuestionando. - Has faltado un par de días y no te has comunicado con ninguno. -
- Sabes, no he tenido ánimos de nada. - trata de decir en forma descomplicada. - Solo necesitava un respiro. - concluyo con un suspiro.
- ¿Respiro de qué? -
- De todo. - el silencio se hace presente por unos segundos. - ¿Dónde están los otros? - le pregunto para cambiar de tema.
- Las clases aún no empiezan y me parece que estarian en la azotea. - al oirlo sabía que teniamos que dirigirnos con ellos.
Nos dirigimos al sitio, empujo la puerta de la azotea, ahí estaban aquellos cuatro chicos viendo a la nada, aquellos que en ese momento llegue a considerar como familia.
- Oigan espero que nadie se aya tratado de suicidar mientras no estuve aquí. - digo bromeando mientras me acerco a ellos y serca de mi viene Dereck.
- James es bueno verte. - la voz de Nicole suena muy alegre mientras se acerca a abrazarme.
- Idiota porque no respondías nuestros mensajes. - dice Cara mientras me golpea el brazo para luego abrazarme.
- Es bueno estar con ustedes. - logro pronunciar.
- Venga amigo sabia que no nos librariamos tan fácil de ti. - Eddy logra hacer reír al grupo con sus bromas.
Todos lucían felices por verme, menos una persona, Amy no lograba ni verme a los ojos y tampoco se acerca a mi. Podía comprender como se sentía, pero me di cuenta que no se puede forzar algo, así que es mejor seguir.
- En difinitiva estar con ustedes es muy especial. - empiezo a decir. - Y me refiero de cada uno de ustedes. - coloco mi mano en el hombro de Amy.
Ella me mira y trato de regalarle una sonrisa, en señal de que todo esta bien.
- Parece que te nos has puesto muy sentimental. - menciona Eddy.
- Oigan les parece si salimos en la tarde. - propone Dereck. - Han pasado varios días que el grupo no se reune. - los demás parecen estar dispuestos, pero...
- Lo siento pero tengo planes para más tarde. - les digo a los otros y se ven sorprendidos.
- ¿Pero qué planes tienes? -
La campana suena en ese instante.
- Bueno chicos parece que hay que apurarce, es mejor no llegar tarde. - menciono y nos vamos, he tenido suerte ya que no tuve que dar explicaciones.
Mas tarde ese día...
Fue un día tranquilo en el instituto, logré hablar con Amy sobre lo sucedido y quedamos de acuerdo en no complicarnos por eso, pero apezar de todo aún siento algo por ella, por eso esta no será la última jugada.
Camino por las calles con mis audífonos puestos, dirigiendome hacia mi compromiso.
Trato de despejar mi mente de algunas cosas, pero es casi imposible, tan sólo pienso en Amy, en el grupo y los problemas que pasan lo que nos escriben en el blog. Tanto que resolver y parece que el tiempo va en contra. Debo sacar la basura de mi mente.
Abro una puerta y ahí estoy, en la misma cafeteria de la ultima vez y logro ver a Max y Keisi esperandome en unos asientos.
- Pense que no vendrias. - dice Max.
- Dije que estaría aquí. - le recuerdo.
Haber pasado los tres ahí por primera vez fue algo fantástico así que decidimos repetirlo.
Saben es increíble como los mejores momentos son aquellos que no se planean y el universo actua para que sucedan.
Y hasta la fecha le agradezco al destino por haber actuado como lo hizo.
- Perdón chicos parece que los tengo que dejar. - Empieza a decir Max después de leer un mensaje que había recibido.
- ¿Te debes ir? - dice Keisi preocupada.
- Si, debo atender un trabajo, tranquila te quedas James. -
- Suerte amigo con ese trabajo. - le digo, ya sabia que tenia un trabajo como técnico de computadoras pero me salió de sorpresa de que se vaya en ese instante.
- Bueno debo irme rápido los dejo. Pasenla bien. - menciona por ultimo y se retira.
- Parece que solo quedamos tu y yo. - le digo a Keisi.
- Si. - se limita a contestar.
Ninguno pronuncia una palabra por varios segundos que parecian eternos.
- Odio estos silencios incomodos. - dice con total franquesa.
- Que te parece si me platicas sobre ti. - le propongo.
- ¿Y qué te gustaría saber? -
- Todo. -
- ¿Todo? - parece intrigada.
- Claro, pareces alguien agradable y quiero saber todo de ti. - le respondo.
- ¿Cómo sabes que soy agradable? - empieza cuestionando. - Si no me conococes bien. - termima afirmando.
- Diría que te conozco lo suficiente para saber que quiero saber todo de ti. - mi respuesta al parecer le sorprendió.
Y así fue, empezamos a platicar y me conto mucho sobre ella, y me parecía alguien interesantes con diversos gustos e historias que me fascinó escuchar. Lo mejor de todo es que en ningún momento se presento un silencio incómodo, el tiempo volaba y los segundos se convertian horas.
Saben, hay momentos en los que no sabes si es el destino o solo es casualidad, pero son momentos que se convierten en un tesoro. Fluyen en tu interior como un río después de una tormenta, te llenan y te vacían, momentos que sientes en la piel y el corazón.