Después de esa noche, la mañana fue algo agitada, no tuvimos tiempo de decirnos "hasta luego". Me apresure para que nadie me vea y lo logré con éxito, aunque el asunto no acababa ahí. Al llegar a casa mi mamá furiosa preguntó en donde había pasado la noche.
Le dije que pase la noche en casa de Robert, mi padre, y que no le comente nada porque sabía que no aceptaría que pase tiempo con el y su familia. Mi madre lo contacto para saber si eso era cierto, creo que Robert intuyó que esto era una mentira mía y que tuve mis razones para hacerlo así que decidió apoyarme y dijo que era cierto, hasta le explicó de forma convincente de que yo estaba con ellos para cuidar al pequeño Michael.
Aunque fue uno de los peores padres que existen, debo admitir que le agradezco por eso, quizás no era tan malo como pensaba.
Mi hermana Nathalie estaba molesta porque pase tiempo con Robert, o eso le hicimos creer. Pero Elizabeth era un poco más perceptiva, no había creído aquella historia, así que al final le conté la verdad y supo mantenerlo en secreto.
Tal vez se pregunten lo que pasó entre Amy y yo después de eso, la respuesta sería nada. Pasaron los días y aunque al principio estaba feliz por lo que pasó, por haber tenido ese momento tan cálido con ella, Eddy quien era el único amigo que me quedaba me hizo ver que quizás eso que Amy hizo conmigo también lo pudo estar haciendo con Max. Lo haría con el fin de confundir a ambos y seguir cayendo en su juego, y al considerar esa posibilidad mis ánimos cayeron en picada.
No me daba cuenta entonces, pero yo solo era un peón en un juego de ajedrez, mis movimientos eran limitados. Y aunque la reina tenía todas las de ganar, el destino tenía una jugada a mi favor.
(Viernes 4 de marzo del 2016)
- ¿Qué piensas hacer con Amy? - la pregunta de Keisi no me dejaba muchas opciones de respuesta. Nos encontrábamos platicando mientras caminamos por las calles después de un día de clases.
Le había contado todo lo que había pasado hasta ahora con Amy, y también acerca de que nuestro grupo se estaba dividiendo. Hablar con Keisi siempre me hacía sentir mejor, en esos días se había vuelto mi mejor amiga.
- Una parte de mi quisiera simplemente dejarla ir, así evitarme tantos problemas y confusiones. Tan sólo apartarla de mi vida. - respondo con muchas dudas en mi mente.
- ¿Y la otra parte? - pregunta.
- La otra parte de mi quiere luchar por ella sin importar nada, hacer cualquier cosa para que sea feliz y logremos estar juntos. - en ese momento me oía como un romántico empedernido, dispuesto a lo que sea por la chica que le interesa.
- No se mucho de estas cosas... Pero debo decirte que estás en un error. - espeta keisi sin darle importancia, pero para mi era algo serio.
- ¿Disculpa? - cuestiono indignado.
- Solo mirate, sufriendo por alguien que no te quiere. Estas buscando el más mínimo detalle para creer que Amy es una maravillosa personas y sabes que no es así. - a simple vista, la explicación dada por mi amiga tenía mucha razón, y yo no quería darme cuenta. - Lo único que haces es lastimarte, quedarte sin amigos, y actuar de forma estúpida. No hay palabras para lo que haces. - concluye eufórica.
- Claro que hay una palabra para eso, y es amor. - keisi queda asombrada ante lo que dije. - Cuando amas a alguien buscas su felicidad, no importa cuanto te duela o te lastime por dentro. Sin importar nada no paras, nunca paras por esa persona, porque si lo haces significa que eso no fue amor. - en ese momento no conocía el significado de mis propias palabras... Y vaya que ahora lo se.
Continuamos nuestro camino un rato más platicando sobre el tema, que al parecer nos encontrábamos en un total desacuerdo. Entonces algo brillante en el suelo llama mi atención.
- Mira, una moneda, dicen que encontrar una da buena suerte... Y si que necesito mucha. - digo con énfasis eso último y me inclino a recogerla.
- Espera - dice rápidamente Keisi. - ¿Esta del lado de cara o cruz? - su pregunta me parecía sin importancia.
- Pues estaba del lado de cruz - menciono mientras la levanto del suelo. - ¿Qué importancia tiene eso? - pregunto.
- Si está de cara tendrás buena suerte, pero si es cruz tendrás mala suerte. - explica con convicción. - No debiste recogerla del suelo. - concluye al final.
- Nunca había oído algo como eso. - y saben, desde ese día cada vez que encuentro una moneda en el suelo lo primero en que me fijo es que si esta de cara o cruz.
Para muchos puede parecer una superstición sin sentido, y tal vez para mi también, pero uno de esos hábitos que alguien va recolectando de las personas importantes en nuestras vidas, esos pequeños detalles que nos hacen únicos. Cada quien con sus peculiaridades.
Aunque con esta superstición aprendí una cosa, si un individuo cree que la suerte esta de su lado así sera. Como les dije, todo es cuestión de perspectiva, de que lado vemos la moneda.
Ese día la premisa de mi destino era que tendría mala suerte, y quizás así fue. Ya que al llegar a la cafetería que solíamos frecuentar nos encontramos con algo, o mejor dicho alguien, que me haría olvidar mis problemas por unos segundos, tan sólo para tener que comprender otros.
Nicole se encontraba en una de las mesas, sola y de expresión vacía y perdida, como si algo le molestara.
- Hola Nicole. - Keisi y yo la saludamos y nos sentamos con ella.
- ¿Te ocurre algo? - pregunto de inmediato.
- No es nada, solo quería estar sola. - dice como si nada, como si nuestra presencia no sumara o restara su ánimo.
- Una persona no quiere estar sola sin razón. Lo hace porque no tiene con quien estar, o se encuentra tan deprimido que no quiere compartir con alguien su estado de ánimo. - mis palabras llamaron su atención, quizás sabía que era cierto.
- ¿Dónde está Dereck? - pregunta Keisi. Eso era algo en lo que había pensado desde que vimos a Nicole ahí sola.