Perspectiva de un adolescente

Capítulo 27 - Palabras vacías

Existen ocasiones en las que las palabras no son suficiente, se necesita mucho más que eso, se debe demostrar lo que se siente en verdad.

Si demuestran esos sentimientos a esa persona ya no habría la necesidad de decírselo, porque ya lo sabría. Un gesto amable, incluso el más mínimo detalle, vale más que mil palabras.

Es fácil decir "Te amo", en medio de una conversación sin sentido. Pero cuando las cosas se pongan difícil, y las palabras se queden cortas, lo que realmente quiero es que sujetes mi mano, cierres los ojos y nunca me apartes de tu lado.

Chicos, si realmente aman a alguien no sólo lo digan, demuestrenlo. Y si alguien dice amarlos, asegúrense que no sólo lo exprese con palabras vacías.

(Sábado 5 de marzo del 2016)

Un día después de lo que Nicole me confesó, decidí ponerme en marcha. Invité a Dereck a que fuera entrenar conmigo, por suerte accedió.

Mi finalidad era pasar algo de tiempo con él y descubrir que ronda por su cabeza. Poder saber si tiene alguna idea de como se siente nuestra amiga en común ante esta situación.

- Cuenta amigo... ¿Cómo van las cosas con Nicole? - lanzo la interrogante de manera amistosa, aparentando que no quiero inmiscuirme.

Él y yo nos encontrábamos corriendo por las calles, nuestro objetivo era llegar hasta un gimnasio que nos quedaba unas diez calles adelante.

- Todo está bien. - dice muy agitado. - ¿Cómo aguantas tanto?  - pregunta después.

- Es cuestión de saber respirar - menciono sonriente, y le doy una palmada en la espalda para darle ánimos de seguir. - ¿Y acaso no has notado algo raro en el comportamiento de Nicole? - pregunto para seguir con aquella plática.

- ¿A qué te refieres con algo raro? ¿Qué debería notar? - responde mi pregunta con más interrogantes, eso no era bueno.

- No es nada, solo que no hace mucho platiqué con ella y no la note muy bien. - páramos de correr, pues habíamos llegado a donde queríamos.

- Así que la viste. - lo dice casi como si estuviera molesto, sin decir nada entra primero al gimnasio. Parecía que no le gustaba a donde iba esta conversación, y sabía que esto seguiría.

Fuimos hasta la parte de arriba, era un lugar espacioso con un saco de boxeo. Empiezo a prepararme y colocarme las vendas en mis manos. Entonces noto que Dereck ya a empezado a propiciar unos cuantos golpes al saco sin ninguna protección, traté de no darle importancia a eso.

- Seguimos con nuestra conversación o acaso seguirás molesto. - digo seriamente mientras lo veo lanzar golpes.

- No estoy molesto. - se explica. - Solamente no entiendo porque te diría esas cosas y a mi no. Así que creo que mi comportamiento ahora es el adecuado. - da un último golpe y se aparta para que yo continúe.

- El molestarte con un amigo no es la forma de manejar las cosas. - le respondo mientras empiezo a golpear el saco. - Además no he dicho nada, solo que no ha estado bien. - concluyo con razón, pues él se está apresurando a creer que algo anda mal.

- Pero me preguntas directamente a mi, como si ella te dijera que he tenido algo que ver con su estado de ánimo. - actúa como si en verdad no sepa lo que Nicole cree sobre ellos dos.

- Tranquilo, sólo era curiosidad. - digo y me aparto del saco para que él siga entrenando.

- Dicen que la curiosidad mató al gato. - menciona mientras empieza nuevamente con su entrenamiento.

- Pero el gato murió sabiendo. - respondo con sarcasmo y parece que eso no le agradó.

- Crees saberlo todo James. - dice mientras golpea con furia el saco. Sus golpes se notan más fuertes que los míos, eso es entendible, es más alto y corpulento.

- No es así... Solamente quiero ayudar. - trato de ser amistoso con mis palabras. - Quiero que entiendas como se siente Nicole. - digo, y él sólo continua propiciando golpes sin parar.

- ¿Acaso crees que no lo se? - pregunta como si todo lo estuviera claro. - por supuesto que lo se, ella es mi mujer, como no sabría lo que siente. - no me gustó para nada eso último, la manera en que se refería a Nicole.

- ¿Qué diablos dices? - le cuestiono seriamente.

- Lo que oyes, ya la hice mi mujer. - no podía creerlo, según Dereck ya habrían consumado su relación. Hasta la fecha no he podido confirmar lo que dice, pero sonaba muy serio.

No dije nada después de eso, tan sólo lo observaba golpear el saco de boxeo. Me preguntaba como alguien como él, que se había convertido en un buen amigo mío y de los demás, tenga esa doble personalidad.

Con cada golpe que daba lo iba haciendo con más velocidad y fuerza. Cuando salí de mis pensamientos, note que si continuaba iba a lastimarse.

- Para - parece que ni siquiera me escucha.

- Dereck, para - digo una vez más y él solamente continua.

- ¡Maldición Dereck, para! - grité desesperado, esperando obtener una respuesta de su parte esta vez.

Da un último golpe, el más fuerte de todos, y se detiene. Dejando el saco en un movimiento de péndulo por unos segundos.

- Yo soy el primero con el que ha estado, y te aseguro que lo disfrutó. - me da la espalda y comienza a irse de ahí. - No necesito esto. - agregra por último, imitando lo que dije la primera vez que nos vimos.

Miré detenidamente el saco que Dereck le había propiciado varios golpes con mucha furia. Pude notar manchas de sangre en donde había puesto los nudillos.

Entendí que mi amigo era alguien muy conflictivo. Su actitud era muy parecida a la de Max, pero a diferencia de este, Dereck solo necesitaba ayuda...

Dos días después...

Era un día de clases como muchos otros. Los chicos del instituto preguntándose en donde estamos, pues con la separación del grupo en estos días no hemos vuelto a mostrar nuestras voces a los demás. No dábamos respuesta a las preguntas o informaciones dadas por los chicos en el blog.

Nosotros empezamos a hacer un cambio, pero cuando los causantes de un cambio desaparecen, la esperanza se va con ellos.



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En el texto hay: romace, novela juvenil, adolecentes

Editado: 27.03.2019

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