Un aula con apariencia de capilla. En la clase hay varios alumnos que jamás había registrado. La profesora se hallaba parada en una especie de altar dictando una clase con un tema relacionado a la empatía. Ella solicita formar grupos de a tres personas para realizar un trabajo de investigación. Inmediatamente, miro a un amigo llamado Luis para pedirle que hagamos grupo. La tercera integrante del equipo, fue una chica bajita de estatura, usaba anteojos, ropas de verano, tenía piel morena y pelo corto de color negro. No la ubicaba, pero era la más cercana para hablarle. Nos comentó que estaba adelantada en el cursado, porque su intelecto era tal, que ya había realizados dos años de los anteriores simultáneamente a este. Siguiente a ello, cada uno tomó un punto de la actividad para realizar en casa…
Por alguna razón, me hallaba acostado en cama bajo las colchas realizando mi parte del trabajo en el celular. Afuera, en la habitación había oscuridad absoluta, esto debido a que luego de terminar, me iría a dormir. Las manos que sostenían el celular contra las colchas, hacían de soporte para que no me obstruyera la vista. Fue sorpresa cuando algo desde fuera me agarró la muñeca derecha con gran fuerza, como intentando sacarme de la cama hacia la oscuridad. Ofreciendo resistencia, intenté encender la luz de la lampara para ver quién o qué era lo que me jalaba. Por más que apretaba el botón no encendía. El celular que utilizaba de pronto se apagó también, era una sensación de estar completamente ciego. Después de varios intentos, esa cosa me soltó.
Al día siguiente, fui a clases aterrorizado por lo de esa noche. Reunimos las partes del trabajo y se lo entregamos a la profesora. Allí vino un recuerdo, el trabajo era tan largo que debía complementarse con la otra parte que realizaba otro grupo. Dicho grupo, lo tenía alguien que conocía, pero no sabía su nombre. Al juntar y entregar, hablo con la chica de mi grupo, la de pelo corto. La charla fue sobre una leyenda relacionada al trabajo realizado. Precisamente, sobre una mujer de tacones altos, sombrero y de traje, que merodeaba por sus víctimas que yacían en su cama listos para descansar. Mientras interpretaba su mensaje, noté que una secretaria de la profesora cumplía todas sus características. No obstante, pensé que era una simple coincidencia.
Al rato, nos llama la profesora para explicar los errores que habíamos cometido en el trabajo. Entonces, durante la noche decido retomar el trabajo nuevamente desde la cama ya que hacía frío. Recordé el suceso de la noche anterior, y de inmediato, sentí la presencia de una mujer observándome desde la puerta. A punto de encender la luz de la lampara, aquella cosa, vuelve a tomar la muñeca derecha, pero de forma más violenta. Intentaba tirarme de la cama.
- ¿Quién anda allí? – Pregunté, completamente asustado. - ¡No me molestes! – Grité con mucha fuerza tratando intimidar aquella cosa.
Con rapidez, intenté encender la luz de la lampara. Por milésimas de segundo pude ver luz, y al lado izquierdo de mi cama, una mujer similar a la de la leyenda, sonriendo y con ojos bien marcados por sus ojeras. Pronto dejé de verla, me quedé ciego. Ni siquiera la luz del teléfono podía salvarme de la ceguera. Ahora, no eran solo los jalones en la muñeca, algo más tiró mis colchas y sábanas hacia el suelo. A medida que me deslizaba por la cama, intentaba pedir ayuda entre sollozos, ya que el miedo generó un nudo en la garganta imposibilitándome hablar. Golpeé con palmadas mis mejillas para despertar hasta que de pronto vi un destello de luz en mis retinas.
*Desperté*
Inmediatamente al despertar, noté que estaba a punto de caerme de la cama. Recordé el sueño en un instante, y encendí la luz para calmar la agitación luego de semejante pesadilla.
Editado: 25.11.2024