En una sala tan grande como un refugio, un poco abandonado, era un lugar de protección ante un ente maligno. En ese ambiente enorme, residían los refuerzos (soldados) ante lo que pareció ser, un apocalipsis. Veo a mi amigo el provinciano llamado Miguel en una esquina de la sala. Cruzo entre la multitud para hablarle, pero cuando alzo un poco la voz para saludarlo, éste me ignora, pues me dicen que estaba molesto conmigo por algo que hice. No comprendo el asunto, pero en la pared que estaba en el lado contrario a la puerta principal, hay bancos de espera. Decido sentarme a esperar un poco de información, pero algo me inquieta, deseo cambiar las circunstancias que aún me eran desconocidas. Apoyo la mano en la posa brazo del asiento buscando sujetarlo, pero al ejercer un mínimo de fuerza, rompo la silla en pedazos.
- ¡Felicidades! – Gritan las personas del alrededor mientras aplauden la acción, con una mirada y sonrisa cínica, con alto desprecio oculto.
Posterior a ese asunto, me quedo parado. La gente murmura que, para acabar con todo, debían purificarme por un mal que yacía en mi cuerpo y que deseaba ese demonio afuera. Entonces, al ya no tener su fuente de poder, al entrar en el refugio, su poder disminuiría y entre todos acabarían con su vida fácilmente. Doy mi consentimiento para dar a cabo el proceso del ritual. La gente se aleja y algunas de ellas, colocan velas en las puertas, tanto de la entrada principal, como de la trasera de emergencia. Hacen un círculo con un líquido grisáceo que me rodea, también dejan unos escritos dentro de él con un lenguaje desconocido.
- Cuando las velas se apaguen, la purificación estará completa – Dice un hombre con un super traje parado enfrente mío dando la impresión de ser el líder de los refugiados. – Abriremos la puerta, si el monstruo entra, algo salió mal en el proceso. De lo contrario, si no entra, significa que es inteligente y que aquella fuente que el desea ya no está. Debes estar listo para correr en todo caso esto salga mal, y también debes estar listo para repetir el ritual mientras él te persigue. Claro está, que te vamos a ayudar en ese proceso.
En ese momento, el líder se va a una esquina. El suelo retumba, las luces parpadean, el monstruo se avecina a la entrada. Refugiados se preparan para abrir la puerta. El sudor cae por mi rostro, temiendo que pase lo peor. Esa cosa, comenzó a golpear las puertas de metal abollándolas sin parar. Para cuando intentaron abrir la puerta, el monstruo ya logró derribarlas de un garrotazo. Era una criatura de tres metros, una forma humanoide con alas, con piel blanca de textura de lo que parecía ser, rugosa. No tenía un rostro bien formado, ni siquiera tenía ojos, solo las hendiduras de los mismos. Poseía una sonrisa chueca con dientes torcidos y deformes. Al verme en el centro y frente a él, lanzó un grito grave y estrepitoso. Dio un paso al frente, y en cuanto supe eso, ya sabía que el ritual salió mal. Instintivamente, me eche a correr hacia la izquierda ya que muy al fondo del refugio, se veía un pasadizo que llevaba a otro centro del refugio. Esa criatura “el diablo blanco”, al verme huir, comenzó a perseguirme a toda velocidad, haciendo que con cada paso retumbara la estructura. Lo más aterrador fue que su velocidad era la misma a la mía, determinando que, si yo paraba, me alcanzaría. Luego de pasar por el pasillo, el mismo se convirtió en una red de cañerías de suelo a techo. Continuando, a unos metros vi agua al final, pero no en el suelo como un simple charco, sino que la habitación en esa esquina era como un estanque. En ella había pequeñas plataformas para hacer parkour y que permitía el acceso a la siguiente sala. Por miedo a ser atrapado, salté a las plataformas. Llegando a la tercera, el siguiente salto me llevo al techo central del refugio, el cual se veía desde ahí, como una “O” (una especie de circulo donde el centro era un pilar enorme. El diablo asciende por las plataformas buscándome, sin saber aún que estoy en el techo.
*Desperté*
Estoy de costado, apuntando el cuerpo y la mirada hacia la lampara de luz. Tengo una parálisis a medias, puesto que puedo mover el brazo para encender la luz. En cuanto toco el botón, no veo la luz, sigo inmerso en la oscuridad. Intento mantenerme despierto en ese lapso. El suelo vibra al igual que en la pesadilla. Sé que, si caía de vuelta al sueño, volvería al mismo lugar.
- ¡Ayuda! – Digo con la boca entreabierta, sin poder moverme aun con facilidad. Presiono el interruptor varias veces, pero noto como las fuerzas se me agotan, los parpados me pesan demasiado. Sigo sin ver la luz, aun así, intento mantener la calma, a sabiendas de que estaba fuera del sueño, que todo lo que sucedía era producto de mi imaginación. Grave error…
*En el sueño*
El techo en el que me encontraba, se vuelven rollos de tela enormes. El suelo, las paredes y techo tiemblan cada vez más, a menudo que el diablo se acercaba. Observo hacia la sala del estanque, y veo su mirada clavada en mí; a juzgar por la posición que la criatura tenía, iba a saltar para llegar al techo.
- Te voy a poseer… - Dijo el diablo, con una voz calmada, pero a su vez, como molesta.
Ante el temor de sus palabras, intento correr entre los rollos de telas que obstaculizaban mi rapidez. La única opción de escape al final de cuentas, era saltar a una sala y continuar el escape. Cuando el diablo subió, me lancé del techo al vació de la sala donde estaba principalmente, sabiendo en ese entonces, que ese salto podría llevar a la muerte, la distancia ahora mismo entre ese techo y el suelo, rondaba los nueve metros. Nada garantizaba la supervivencia, ser poseído o saltar al vacío…
Editado: 18.08.2025