Pétalos Azules

Cenizas al Café

Me encontraba en una cafetería, sentado mientras miraba a todos a mi alrededor, quienes sonreían, mientras disfrutaban de la compañía de sus parejas, las risas aunque constantes, no eran molestas, hasta cierto punto eran agradables, eso sumado al dulce aroma del café, lograba sacarme de mis pensamientos.

Aunque a su vez, me hizo sentir un vacío enorme en mi corazón, mire mi reloj y note que ya pasaban de las tres de la tarde, luego saque mi teléfono, con la esperanza de ver un mensaje, de mi cita, quizás una disculpa o un aviso de que llegaría tarde, pero nada.

Tome mi taza y le di un pequeño sorbo, me gustó el sabor, pero el café ya estaba frío, lo que nuevamente me hizo sentir mal, porque al igual que la taza, yo también esperé mucho tiempo y el tiempo me afectó más de lo que creí. Terminé mi café y nuevamente mire a mi alrededor, pero no veía señales de ella, nuevamente me habían dejado plantado.

Ya estaba acostado a esta sensación, pero está vez me dolió mucho mas, ya que había hecho un largo viaje hacia otra ciudad, tan solo para conocerla y todo ese esfuerzo, se tiró a la basura. Pedí la cuenta y cuando el mesero se llevó mi taza, yo solo me levanté de mi asiento, intentando fingir una sonrisa en mi rostro.

Conforme avanzaba y veía a todos tan felices, tan románticos, no pude evitar sentir una punzada en mi pecho, otra señal de que mi corazón se estaba rompiendo y ahora eran simples piezas, repartidas por ahí, agache la cabeza y metí mis manos en los bolsillos de mi gabardina, esperando largarme lo más rápido de este lugar.

Pero justo por estar mirando el suelo y estar luchando por contener mis lágrimas, termine chocando con alguien, y cuando levanté la cabeza, para disculparme, nuestras miradas se cruzaron. Fueron unos segundos, pero fue suficiente, para que me diera cuenta que era ella. Su cabello estaba húmedo, su rostro aún tenía gotas deslizando por sus mejillas y esos ojos, era la primera vez que los veía, eran de un zafiro tan hermoso, que sentí que miraba el cielo.

— Disculpa la tardanza, es que quede atrapada en medio de la lluvia.

No dije nada, solo sonreí y me quite mi gabardina, para cubrirla y brindarle algo de calor. Tome su mano y la lleve hasta la mesa, donde hace unos momentos estaba solo, pero ahora, por fin estaría junto a alguien más.



#2323 en Otros

En el texto hay: poemas, relato, historias breves

Editado: 10.10.2025

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