Los días habían pasado y era finalmente el cumpleaños dieciséis de Michael.
No precisamente feliz.
Nunca había sido la gran cosa para él, sólo le gustaba comer pastel y aislarse en el bosque con sus amigos (si es que algunas vez iba alguien más aparte de Chris); odiaba que lo llamaran para felicitarlo, así que apagaba su celular todo ese día; odiaba el interés fingido, pero no era para tanto, no tenía más familia así que sólo debía aguantar que lo felicitaran en la escuela, pero no estaba yendo a la escuela de todas maneras... Su madre lo dejó faltar porque era su cumpleaños y porque no sabía que hacía un mes que no iba a clases.
Despertó casi al mediodía, Arthur estaba junto a él, lo felicitó y le dio un beso en la mejilla que Michael aceptó, ya le daba igual. Bajó, su madre y su hermana lo abrazaron, le dieron un pastel y le cantaron el cumpleaños.
Casi no tocó el pastel, ese día no estaba de humor...
Nada más pasó.
...
Chris despertó ese día en la mañana, se sentía ligeramente menos mal que antes.
Hacía días que se debatía qué hacer en el cumpleaños de Michael. ¿Llamarlo? ¿Ir a verlo? ¿Regalarle algo? ¿No hacer nada, actuar indiferente?...
No, sabía que Michael apagaba su celular; además hacía mucho tiempo que no respondía sus llamadas, mucho menos lo haría hoy. No le regalaría nada tampoco, no creyó que valiera la pena, tal vez no aceptaría nada... optó por ir a verlo.
Se levantó de la cama tras meditarlo un poco más, se vistió y salió antes que de alguien lo notara.
Las manos le sudaban de los nervios mientras caminaba por las calles, el clima estaba frío y nublado, esperaba que lloviera, le gustaba la lluvia, igual que a Michael; Jesse la odiaba.
No sabía qué mierda estaba haciendo, ya estaba harto de ese juego, no sabía cuánto más tiempo seguiría así, sin aceptar que estaba fuera de la vida del menor; pero no dejaba de amarlo, no se imaginaba de otra manera que no fuera... con él.
Se sentía tan patético que casi le rogaba a Jesse que lo hiciera sentir estúpido. Ya no aguantaba.
Tal vez esa sería la última vez que buscaría a Michael.
Llegó a casa del rubio y lo atendió su madre, hacía tiempo que no la veía. No se veía precisamente feliz de verlo y no le devolvió la sonrisa ni el saludo que el adolescente le dio; Chris siempre era amable con todos, pero sabía que no le agradaba a la mujer.
—Buenos días —sonrió—, ¿está Michael? ¿Podría verlo?
—¿No vas a la escuela? —preguntó la mujer despectivamente.
—Hoy no, me sentí un poco enfermo... —y no quería pasar el cumpleaños de Michael en la escuela... sin Michael.
Michael había estado faltando muchísimo, llevaba un mes y unos días sin ir —desde la vez que rompió su poema en pedazos—, los profesores le habían preguntado insistentemente y sólo le pedían que le pasara la tarea; cosa que no había hecho porque, cuando lo intentó, Michael le dijo que no era necesario, que ya se pondría al corriente. No quiso que lo rechazara de nuevo así que dejó de intentar llevarle apuntes.
Era una pena, habían manifestado varios profesores, Michael tenía el mejor promedio de su año, era uno de los mejores de toda la escuela, sino es que el mejor. Siempre que le pedían dar discursos o cosas así se ponía muy nervioso y prefería no hacerlo, pero ya estaba dicho que daría uno sí o sí el día de su acto de graduación... Chris esperaba que ese plan siguiera en pie.
Faltaban pocas semanas para que terminara el año escolar y ya estaban rindiendo sus exámenes finales, Michael no había tomado ninguno. A Chris sólo le faltaban algunos, y no sabía si estaba saliendo muy bien; Chris también tenía un muy buen promedio, pero ese había sido un mal año para él y admitía que no estuvo haciendo las cosas bien.
—Bueno, Michael está dormido, no sé a qué hora despertará así que no puedes verlo en este momento —sentenció la mamá de Michael, Chris hizo una mueca.
—Bien... ¿y sabe si tiene algún plan para más tarde? ¿Si piensa salir o... hacer algo?
—Sí, me pidió que lo llevara a acampar, así que lo llevaré en la tarde.
—Está bien —respondió Chris con seriedad, fingiendo que no sentía dolor—. ¿Podría decirle entonces que vine y que le deseó que pase un muy feliz cumpleaños? —habló tímido, la mayor asintió—. Dígale que... realmente quiero que lo disfrute y que espero verlo en la escuela pronto.
—¿De qué hablas? —preguntó la mujer luciendo confundida—. Michael va a la escuela, ya casi acaba el año, deben estar con sus exámenes finales, ¿no?
Chris la miró extrañado.
Por supuesto, ella no debía estar enterado de las faltas de Michael, sino Michael no faltaría por casi dos meses...
Michael fue a hablar con el padre de Chris cuando Chris estaba haciendo las cosas mal... Michael se preocupó por Chris esa vez, lo quiso cuidar... y Chris quería devolverle el favor, porque ama a Michael.
—Michael no ha ido a la escuela a presentar ninguna examen, lleva tiempo faltando —explicó Chris con timidez, la mujer expandió sus ojos.
—¿Qué? ¿Hablas en serio? ¿Cuánto tiempo?
—Semanas... todo este mes.
La mayor se veía horrorizada ahora, no precisamente porque su hijo llevaba un mes sin pisar la escuela en la que tanto le costo que lo becaran, en la que siempre le gustó estar; no, era porque su hijo había faltado un mes a la escuela y ella ni siquiera lo había notado. No sabía lo que pasaba en su propia casa.
—Bu-bueno —le tembló la voz—, Michael no ha estado sintiéndose muy bien, pero pronto rendirá todos sus exámenes.
—Me alegro, debe ir a la escuela... bueno, supongo que me voy a casa, por favor dígale a Michael...
—Sí —lo interrumpió la mujer, Chris asintió y se volteó para irse, en lo que ella tocó su hombro—. Chris... le diré a Michael que te lleve un poco de pastel a la escuela... gracias por decirme. No sé qué pasa entre ustedes, pero Michael era más feliz cuando eran amigos.