Peter

Capitulo 1: Polvo de Duende

[Contaba que en las noches podía ver mi sombra corretear por su habitación, decía que la guardaba para mí por si quería ir a buscarla...]

Todo comenzó en octubre, en un día parecido a diciembre, me anime a contar el tiempo... ahí sentado frente a un enorme comedor, donde los cuchillos filosos se encontraban ansiosos, y todos en aquel lugar a la espera del honorable anfitrión.

Tic toc

Entraste con aquella armonía bajo tu palma, creí que eras un total espejismo...

Sentí como las sombras te miraban algo sigilosas y hambrientas mientras se escondían detrás de mis sentidos.

Las trompetas resonaron, y las estrellas se posaron en tus ojos... toda mi atención la robo aquella castaña de ojos profundos, tan maravillosos como la misma inmensidad del universo, tan eterna tan real y plena. 

Fuiste un festín para mis pensamientos, te acaricie con cada uno, te cuide como ninguno.

Ella era como el sol en una noche virgen, como el crepúsculo tras el horizonte...

Mi mente se encontraban sedienta, te miraba, te inspeccionaba llegando a la conclusión de que eras tan buena y al mismo tiempo tan distante.

¿Por qué esos ojos no brillaban por si mismos?

No lo entendía, en realidad yo siempre andaba perdido, angustiado... en lo más recóndito de mi cerebro podía caer en trampas que yo mismo creaba, algunos días podía diferenciar una tarde de un amanecer y otros simplemente me quedaba quieto sin pensar, solamente viendo las cosas pasar.

Mis recuerdos solo son fichas que se pierden en aguas turbias... a veces lo entiendo y a veces no, puedo sentirte tan pequeña como en aquella cena pero también como algo desconocido, bonito, pero intocable... ya sabes, como aquella pertenencia ajena que por más preciosa que sea no puedes acercarte, no puedes tomarla.

Porque cada memoria es un simple hilo que poco a poco se desintegra hasta romperse.

Recuerdo que me encontraba observando el jardín en aquel cielo despejado, las flores coloridas se desvanecían a cada instante, y el secreto del universo se dibujaba en las pupilas de aquella hada, de aquella niña.

-¡Peter Pan!

Los cielos deberían de ser pequeños, y el viento debería de ser moldeable, ¿Por qué todo tiene que seguir un orden? ¿Por qué no tienen la libertad que merecen? Quizás y si la tienen pero a mi parecer una muy triste.

-¡Peter! ¿Dónde rayos esta tu cabeza?-gruño despacio-¡Te estás perdiendo esta maravilla!

-¿Cuál maravilla Hailey? 

-Sígueme-Tendió su mano hacia mí y sin siquiera dudarlo la tome.

Seguí sus pasos hasta llegar a un árbol enorme, un árbol grande a punto de morir... Todos podemos ser tan grandes y sin embargo morimos, sin llevarnos una estrella, sin llevarnos la vida misma.

-Es un secreto, un maravilloso secreto Peter Pan, no puedes contarle a nadie, los piratas no deben saberlo ni yo misma debo saberlo.

-Pero me lo estas contando Hailey... ¿Cómo no debes saberlo?

Dio una palmada a su frente, gruñendo del enojo, el ceño fruncido en su rostro era monumental.

-Eres Peter Pan, puedes tocar con los ojos y mirar con las manos, puedes volar tan alto bajo el suelo y correr tan deprisa hasta emprender vuelo- dijo mirándome atenta.

-Oh... Entiendo-Ahora todo tenía sentido.

-Bien, ¿prometes no decirle a nadie?

-Lo prometo.

-Muy bien... ¡Mira!- Exaltada brinco mostrándome a la nada.

-¿Qué?- Pregunte mirando hacia los lados.

-¡El polvo de duende!-Dijo en un grito ahogado, tan emocionada... tan lejana.

-Oh sí que lo veo-Mentí ¿Por qué tan extraña? ¿Por qué tan confusa mi pequeña Hailey?

-Mientes Peter... Solo tienes que cerrar tus ojos y pintar el mundo a mi manera a la manera de ¡Tinker Bell!

Y ahí fue donde leí tu esencia, ahí fue donde deje de ser un loco para convertirme en uno mucho peor, tú querías escapar, escapar de ti misma, y yo quería... ¿Todo? ¿Nada? Quizás tome más de lo que merecía y termine siendo peor que tu, termine siendo peor que Peter... Termine siendo Peter Pan.

-¡Oh Dios Mío! Mira como brilla- dije señalando el esplendor frente a mis ojos.

-¡Sí! ¿Verdad que es genial? ¡Ahora podremos volar Peter Pan!

 

Y si, volamos dejando caos e infiernos bajo nuestros pies, porque no podía mirar tus ojos, porque tan solo dos chiquillos de trece y once años nunca podrían ser reales, nunca podrían ser normales, porque ahora lo entiendo pequeña hada, teníamos problemas, teníamos la felicidad plena, el mundo unió a dos imperfectos universos... que siempre fueron únicos e intensos.

Ahora lo entiendo todo, ahora me arrepiento, ahora ya nada existe... Ni Peter Pan... Ni Tinker bell.



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En el texto hay: secretos, amor, fantasia

Editado: 17.12.2018

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