Phantom heart

Los otros y yo

Allegra

_ mamá aun no estoy segura de esto_ digo mientras doy vueltas a la taza de café en nuestra cocina en donde todo, menos la cafetera tan necesaria para mi cordura, está guardado en cajas.

_ Catarina dijo que debíamos ir a Savannah y créeme yo no voy a desafiar a esa mujer aunque a estado muerta más de 50 años_ dice poniendo en una caja uno de nuestros muchos amuletos que siempre pueblan las puertas de la casa.

Suspiro y niego. Pero sé que tiene razón.

Las mujeres Portté (en francés porte significa puerta, muy irónico si lo piensas) siempre hemos tenido esa habilidad de poder ver espíritus que por alguna razón no han pasado al más allá (lo que sea que fuera "el más allá" porque como nadie ha vuelto "al más aquí" nunca les he podido preguntar una vez que se van).

Según la leyenda que pasa de mujer a mujer de la familia, escrita en un antiguo diario,  la primera mujer Portté era originaria de Francia y era quien cuidaba las puertas del convento de las franciscanas antes de la revolución francesa. Siempre sintió que había algo diferente en ella y lo confirmo cuando la hermana Bernadette la saludo una mañana yendo a su misa matutina y luego descubrió que la hermana había fallecido en la noche de un ataque cardiaco inesperado. Mi tátara-tátara-tátara abuela Ginette se guardó la información para sí misma por un largo tiempo. Hasta unos años después cuando el convento ya había sido cerrado después de la guerra, ella trabajaba en una panadería y una noche mientras limpiaba se encontró con cinco hermanas que habían estado en el convento. El problema era que las hermanas habían muerto durante la revolución por una bala de cañón que había destruido sus celdas. Ginette trato de no morir del susto pero pronto se dio cuenta de que las hermanas estaban llorando. Se acercó a ellas y armada de valor les pregunto que necesitaban para descansar en paz. Ellas le dijeron que necesitaba que fuera a las ruinas de la abadía, llevara agua bendita y que rezara un padrenuestro y un Ave María para liberar sus almas de entre las piedras, ya que nunca les habían dado santa sepultura debido a que poco y nada quedo de sus cuerpos.

Ginette salió a esa noche a las ruinas de la abadía. Llevo agua bendita de la iglesia que limpiaba algunas veces por semana y busco entre las ruinas el lugar en donde habían muerto las hermanas. No le costó nada encontrarlo ya que los espíritus de las monjitas estaban indicándole el camino. Allí ella derramo el agua bendita. Rezo por sus almas y poco a poco vio como los espíritus de las hermanitas iban convirtiéndose en bolas de luz. Entonces cuando todas se habían ido se dio un gran susto cuando se encontró con el espíritu de la hermana Bernadette a su lado. Que le dijo

_ dios tiene planes para tu linaje, todas las mujeres de tu sangre ayudaran a los espíritus perdidos a llegar a su lugar de descanso_ y luego se fue.

_ dios tiene planes para tu linaje, todas las mujeres de tu sangre  ayudaran a los espíritus perdidos a llegar a su lugar de descanso_ y luego se fue

Y así fue. Cada mujer Portté ha ayudado y guiado a los espíritus por más de 300 años.

Otra particularidad sobre las mujeres Portté es que son solteras. No ha habido un matrimonio en muchos años y las pocas mujeres de mi familia que se han casado han enviudado muy pronto como el caso de mi madre. Sin embargo a pesar de casarse las mujeres de mi familia siempre conservan el apellido y se lo pasan a sus hijas. Nuestro linaje es puramente matriarcal. No ha habido un varón Portté registrado en cientos de años. Las mujeres de nuestra familia están repartidas por los cinco continentes liberando espíritus y cumpliendo su destino casi siempre en soledad, haciéndose compañía madres e hijas hasta que el trabajo pasa a la siguiente generación. Tengo 5 primas de mi edad y otras mas grandes . Con las cuales nos comunicamos bastante seguido por el celular o por skype. Ellas están conformes con sus destinos, ellas saben que se espera pero yo... bueno... yo me resisto a seguir con esta tradición de soledad, de andar rodando de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad persiguiendo fantasmas y trabajando en lugares de poca monta para pasar desapercibidas.

Amo dibujar. El arte viene de parte de ese padre que nunca conocí. El hombre de cabellos oscuros y ojos color cielo que me mira desde las fotografías en donde soy una bebé recién nacida. Me abraza contra su pecho y me mira con un amor intenso y feroz. Mamá siempre decía que papá siempre creyó en lo que ella le decía sobre sus espíritus, jamás la cuestiono. Siempre estaba dispuesto a ir de un lugar a otro por ella mientras tuviera su cuaderno de bocetos y lápices. Él se sentaba en cualquier paseo y ofrecía sus retratos para pagar la comida y el alojamiento. Mamá siempre me contaba que la amaba incondicionalmente y que habría hecho cualquier cosa por ella. Cuando supieron que me esperaban papá estaba emocionado. Construyo él mismo mi cuna, busco un trabajo en un restaurante en la noche y de día seguía con sus retratos. Incluso mi abuela Margaret que era reacia a que mi madre se casara decía que mi padre era un buen hombre. A veces me gustaría poder haber hablado con él, pero que no haya visto su espíritu quiere decir que no se quedó vagando por la tierra. Que pudo pasar al otro lado. Donde sea que eso fuere.



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En el texto hay: crimen, fantasmas, espiritus

Editado: 16.02.2018

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