Photophobia

Capítulo 4

 

Del otro lado de la ciudad se encontraba cierto grupo de chicos, entre ellos estaba la chica nueva, aun no se adaptaba a la nueva ciudad, al calor insufrible, detestaba el calor, preferiría mil veces irse a Alaska y morir de hipotermia que estar sufriendo por el calor o como ella pensaba ≪Maldita pepa' e sol, esto es peor que estar en Maracaibo en medio día— pensaba la mayoría de tiempo o más bien decía—≫. Sabía que ya no podía volver atrás, dejar su país natal para buscar "algo mejor".
 


— ¿En serio no pudimos irnos a Alaska? — dijo mientras miraba a sus compañeros, se dirigió hacia la banca con su patineta. Sabía que discutir con sus compañeros era tiempo perdido, pero tratar de conversarlos era una misión—, ustedes quieren tanto como yo irse de Miami.

—Y sabes también que a todos nos designaron estar aquí y no podemos hacer nada— dijo una chica peli roja—. Además no sé qué tienes en contra de Miami.

—Todo Yohana, desde que llegue aquí quiero marcharme— dijo mientras se acostaba en aquella banca, cerro sus ojos un rato tratando de relajar sus músculos de tanto estrés recibido, cuando sintió que le habían quitado sus lentes de sol se alarmo de inmediato—. Quien coño haya sido que me devuelva mis lentes.

—Vamos Kath, dinos porque detestas tanto Miami— dijo la peli roja mientras la miraba indefensa—, siempre nos ocultas algo, recuerda la vez que estábamos en plena guerra y nunca nos dijiste que estabas herida hasta que te desmayaste.

—Respóndenos estás totalmente indefensa— le dijo un chico alto de piel morena—, tu enfermedad podrá ser una total ventaja de noche pero de día es tu mayor debilidad.

—Que ladilla son pana— dijo mientras se taba los ojos con sus manos. Detestaba que sus compañeros le hicieran esas bromas, se sentía totalmente indefensa; la capacidad de su vista en el día dependía al cien por ciento de sus lentes de sol y sin ellos estaba totalmente vulnerable—Ya devuélvanme los lentes.

—Kath dinos ¿porque te molesta tanto Miami? — Dijo el chico esquivando rápidamente el golpe le daba su compañera "desprotegida" —. Coño' e su madre Kath no que no veías sin los lentes.

—Eso no evita que escuche tu voz tan irritante— dijo mientras cerraba con más fuerza los ojos. Sabía que si seguía lo más seguro era que le iba a dar una migraña y prefería soportar las preguntas de los idiotas de sus amigos antes de aguantar una migraña—. Okay Mamagüevos solo devuélvanme los malditos lentes, porque juro que me va a dar una maldita migraña.

Al sentir que sus lentes estaban en sus manos se los puso inmediatamente y al recuperar su visión vio como sus amigos estaban alejados de ella. No eran idiotas ellos sabían que su amiga era capaz de darles la golpiza de su vida, ella había demostrado todas sus habilidades en el campo de combate. Kath o Dan, como ustedes prefieran, sabia el poder que ella poseía sobre sus compañeros; extorsionarlos era su actividad favoritas y sabia como hacerlo.

 

—A ver, no querían saber porque detesto Miami— dijo mientras se levantaba, con pasos apresurados se acercó a ellos y con una sonrisa algo macabra les dijo—, vamos acérquese prometo no hacerles mucho daño.

—Deja tu vaina mira que la última vez que dijiste eso terminamos todo coñazeados — dijo la peli roja retirándose —, solo queremos saber porque estas así.

—Ya Kath en serio solo queremos ayudar— dijo el castaño mientras la miraba—, para eso somos tus amigos.

—A veces me gustaría odiarlos, pero luego recuerdo que sin ustedes mi vida sería una mierda y se me pasa— dijo mientras sonreía. Algo que tenía muy en claro Dan era que sus amigos eran una parte esencial de su vida, eran prácticamente seis años de amistad eran como hermanos inseparables—. Ok vamos a sentarnos y les explico.

Los tres chicos estaban sentados en la banca, Dan no quería decirles lo que pasaba era impropio de ella quejarse sobre los temas de su vida personal, la castaña se los reservaba preferiría quedarse sin hablar, pero conociendo a sus amigos sabía que iban a insistir hasta que ella lo dijera.

—Y ¿nos vas a decir o no? — Dijo el castaño mientras se relajaba, Dan le miro con una sonrisa mientras se levantaba y quedaba en frente de ambos.

—Bien, saben que existen las chicas que son perras con quien se merecen ¿cierto? — Dijo mientras les miraba, ambos chicos asintieron dejando que ella prosiguiera—. Bueno existe una chica que es una perra con actitudes de perra, su nombre es Lauren Jáuregui y lo juro chicos que esa chica se empeña en hacerme la vida imposible.

— ¿En serio es solo eso? — Pregunto su mejor amiga mientras la miraba incrédula, la castaña busco en su celular la foto de cómo había quedado su casillero—. Oh vamos, en serio le hizo eso a tu casillero.

—De pana que esa chica tiene un mojón mental— dijo Jesús mientras miraba incrédulo el celular de su amiga, la castaña solo se limitó a asentir. Recordó la imagen de aquella oji verde y solo un pensamiento se le cruzo por la mente «Bella por fuera, hueca, perra, bicha, bolsa, por dentro una persona así no vale la pena, ni si quiera tratar con ella— pensó mientras negaba con la cabeza» —. ¿Quieres que hagamos algo?

—Sabes que tú, Jesús y yo somos los mejores haciendo bromas— dijo la peli roja sonriéndole a la castaña—, esa chica no sabe con quién se mete.

—Creo que ya le di un pequeño susto, Jáuregui si o si me tiene que dejar tranquila— dijo mientras tronaba sus manos. Su método más fácil para resolver sus problemas era darle un buen susto a aquella persona que quería intimidarla, era más que obvio, no iba a golpear a la oji verde ella sabía que dentro de esa postura de chica mala no era más que una chica indefensa, insegura, que tan solo con decir o hacer algo y quitarla de su zona de confort la dejaría totalmente desarmada—. La muy hija de puta tuvo el valor de llamarme lesbiana.

—Alto ahí Kath, pero si tú eres reina de las cachaperas— dijo su mejor amigo mientras reía, ella solo le sonrió antes de darle un golpe en el estómago—, ok lo siento pero tienes que admitir que es cierto.




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