Y justo en el instante más sublime de este Edén,
La vida manifiesta su atributo efímero:
Un maremoto hundió todo en cuestión de un santiamén;
Mis pulmones se van quedando sin oxígeno.
A mi auxilio, entonces, llegaste en un submarino;
Respiración de boca a boca me administraste
Y estando en la superficie, a falta de camino,
A tierra firme, en helicóptero, me llevaste.