¿ Piedra, Papel o Tijera?

CAPÍTULO V

Presente

Ver a Frederic en aquella camilla y escuchar el sonido constante de la máquina que lo mantenía con vida, se había convertido en algo habitual para mí en los últimos siete meses.

Mi vida giraba en torno a aquella habitación, tanto que parecía que estuviera actuando en modo automático. Me levantaba, tomaba una ducha, comía algo por mandato de mi madre y venía a la clínica a acompañar a Freddy hasta que las enfermeras tenían que sacarme a la fuerza, la mayoría de las veces.

No soportaba dejarlo solo.

Luego de que la bala atravesara el lado izquierdo de la cabeza de Frederic, un hombre extrañamente familiar, que resultó ser el hermano de Isabella nos sacó de aquel lugar junto a varios de sus colegas. Isaías había logrado escapar, la mayoría de sus hombres acabaron muertos ese día, fue toda una masacre, pero poco podía importarme eso, no después de lo que le había hecho a mi rubio.

Gracias a Isa pudimos escapar.

Trasladaron rápidamente a Freddy hasta aquí y lograron estabilizarlo, todo el personal aseguraba que se trataba de un milagro médico el hecho de que aún respiraba, sin embargo, había entrado en un estado de coma desde entonces, los doctores se estaban empezando a rendir, pero yo aún no, mantenía la esperanza de que pudiera abrir sus ojos nuevamente.

Mi padre estaba furioso y no descansó hasta encontrar al hombre que le había hecho eso a su hijo y al novio de éste. Y lo encontró, hace aproximádamente un mes, Isaías fue hallado en Portugal y no tuvo tiempo de protestar cuando una metralleta fue vaciada por completo en su cuerpo dejándolo peor que coladera. Había sido fácil acabar con él puesto que la mayoría de sus aliados lo habían abandonado por miedo a mi padre.

Mi tío Michael estaba trabajando de nuevo con la familia, aunque lo mantenían vigilado. Parecía haber recapacitado y no había dado problemas hasta ahora.

Por esa parte todo había terminado bien.

El padre de Frederic había muerto un mes después de que éste se hubiera quedado dormido por un tiempo indefinido. No había soportado la culpa.

Camille venía constantemente al igual que yo, ya no lloraba, al parecer su cuerpo se había quedado seco. A veces sentía que me culpaba, ya que yo había salido prácticamente ileso de aquel secuestro, pero después me dedicaba una pequeña sonrisa, apretaba mi hombro y salía de la habitación sin haber pronunciado palabra alguna.

Todo era tan extraño.

—Buenas tardes Freddy, lamento llegar tarde —me senté a su lado, acaricié sus cabellos brevemente y deposité un beso en su frente. No quería tocar sus labios, no hasta que él pudiera corresponderme.

Observé su rostro relajado, dormido y tan precioso, su cabello estaba largo, pero no quería que se lo cortaran.

—Anoche tuve bastante trabajo, los clientes de mi padre han aumentado considerablemente y ahora no me deja en paz. Supongo que también es una forma de distraerme —susurré esto último.

—Buenas tardes Jonatán —Rebeca entró con una pequeña sonrisa, le devolví el gesto mientras ella verificaba que todo estuviera en orden.

—Buenas tardes, ¿mucho trabajo? —ella asintió y puede observar las ojeras debajo de sus grandes ojos azules. Los cuales me dolía mirar cada día más.

—Muchos accidentes, no sé qué tiene el día de hoy con tantos choques, las calles están descontroladas

—¿Cómo...? —no terminé la pregunta, ya sabía la respuesta.

—Igual —ella me observó con algo de lástima, inhaló profundo y me sonrió alentándome —. No pierdas la esperanza, hay personas que han despertado después de mucho más tiempo

Asentí.

—Lo sé

Dicho esto, salió de la habitación y nos dejó nuevamente a solas.

—La panza de Isa está enorme, será una niña y nos ha pedido que seamos sus padrinos, ella también conserva la esperanza de que despiertes pronto —le seguí contando.

Tal vez algunos pensarán que es absurdo hablarle a una persona, cuya posibilidad de escucharte es prácticamente nula, pero un doctor me había dicho que era probable que sí estuviera escuchándome, y esto ayudaba a que él quisiera despertar. Así que venía aquí y le contaba todo lo que me pasaba a mí, a mi familia, amigos, todo.

Y esperaba pacientemente por una respuesta.

La puerta se abrió de nuevo y una mujer demasiado delgada y pálida tomó asiento frente a mí, sostuvo la mano de Frederic y le sonrió mientras depositaba un beso en su mejilla.

Me levanté de inmediato y decidí tomar algo de aire para darle privacidad a Camille.

Recorrí los pasillos que ya me sabía de memoria y llegué a la terraza, me sorprendí al no encontrarla vacía.

—Hola, creí que nadie venía aquí, no le digas a Lorena. Yo... sólo quería mirar el cielo, ya empezaba a olvidar su color —miré a la niña curioso.

Su cabello rizado, apuntaba en todas direcciones mientras el viento lo alborotaba aún más. Sus ojitos oscuros me suplicaban guardar silencio, asentí y me coloqué detrás de su silla de ruedas. Observé el cielo junto a ella.

—¿Estás enfermo? —preguntó de pronto.

Negué.

—La persona que amo está dormida por ahora

Ella asintió y echó su cabeza hacia atrás para mirarme.

—Parece que lo estuvieras, te ves pálido y delgado, tienes manchas oscuras debajo de tus ojos, deberías pedirle a alguien que te revise

Reí brevemente a la vez que negaba de nuevo.

—Estoy bien

Ella frunció el ceño y negó.

—No lo estás

No supe porqué, pero la mirada de esa niña me estaba estrujando el corazón, y mis ojos se aguaron de pronto. Creí que ya no podía llorar.

Me dejé caer en el suelo a su lado mientras las lágrimas bajaban con rapidez por mi rostro, mi cuerpo empezó a temblar y jadeos ahogados empezaron a escapar de mis labios.

Sentí las pequeñas manos de la niña apretar mis hombros mientras me empujaba, indicándome que me sentara entre sus piernas, así lo hice y ella empezó a darme leves caricias en mi cabeza mientras yo seguía llorando observando el cielo especialmente azul de ese día.



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En el texto hay: homosexual, romance, drama

Editado: 28.05.2020

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