Freddy fue dado de alta en poco tiempo. Él no quiso esperar y retomó sus clases a la semana siguiente, tenía mucho que recuperar.
Marco había vuelto y la carga sobre mis hombros se había aligerado. Sin embargo, me hacía acompañarlo bastante seguido a sus reuniones.
Camille había intentado convencer a su hijo de que fuera con ella, pero Frederic, como había previsto, se había negado rotundamente.
"Mis estudios son importantes, quiero acabar mi carrera y tampoco quiero dejar a Jonatán"
Esas habían sido sus palabras, y su decisión no podía haberme hecho más feliz. Sin embargo, la mujer había afirmado que era cuestión de tiempo, que esperaría, y actualmente se estaba quedando en el apartamento de mi rubio, por lo cual no lo había podido visitar en ese lugar.
—No te esperaba —Frederic acababa de atravesar las puertas de la universidad y caminaba hacia mí con una sonrisa.
—Ya que tu departamento es territorio vetado por el momento, no me quedo de otra
—Me alegra que vinieras —de forma tímida se colocó frente a mi y dejó un pequeño beso en mis labios.
—Y a mí me alegra verte
Entrelazamos muestras manos y empezamos a caminar.
Nos compramos un par de helados y Frederic me contaba acerca de su carrera, yo lo escuchaba atentamente a pesar de que no entendía algunas cosas.
Mi padre me llamó al poco tiempo y tuve que retirarme con pesar. El rubio me prometió que convencería a su madre para que yo fuera a cenar con ellos esa noche. Estuve ansioso con la idea todo el tiempo que estuve con Marco, él lo noto, pero no dijo nada.
A eso de las siete recibí una llamada de Frederic, se escuchaba alterado y mis nervios afloraron de inmediato.
—Jonny, mi madre está histérica, volví a negarme a su petición de irme con ella y ahora está arreglando su maleta mientras no deja de gritar que ya no soy su hijo, ¿Q-Qué puedo hacer? —su voz se oía quebrada y estaba seguro de que estaba reteniendo las lágrimas.
—Tranquilo, voy para allá, todo va a estar bien —susurré esto último y colgué.
—¡Voy a casa de Frederic, volveré algo tarde! —le grité a Hannah.
—¡Mucho cuidado! —me gritó de vuelta.
Tomé una chaqueta y conduje rápidamente al departamento del rubio.
Su cara llorosa se asomó a los tres toques en la puerta. Sin pensarlo un instante lo estreché entre mis brazos, él estaba temblando un poco y maldije a Camille internamente por colocarlo en ese estado, cuando hasta hace poco había despertado de un coma.
—¡¿Qué demonios haces tú aquí?! ¡Todo esto es tú culpa! —el grito de la mujer resonó en el departamento. Su cara estaba roja y sus cabellos estaban atados en una coleta alta que parecía muy apretada, nunca la había visto así.
—Camille, no hay necesidad de llegar a estos extremos, Frederic no puede alterarse de esta manera. Podemos hablarlo como gente civilizada
—No tengo nada que hablar contigo, yo solo quiero que mi hijo se aleje de gente como tú y tu familia, y que venga conmigo, no acepto nada más
Tomé una respiración profunda, Freddy aún seguía entre mis brazos, pero parecía haberse calmado con mi presencia.
—Te aseguro que mi único propósito es proteger a Frederic y hacerlo lo más feliz posible. Lo que sucedió fue terrible, pero no se repetirá, te prometo que haré todo lo posible porque eso no suceda, no hay necesidad de irse Camille
—No confío en ti, no me agradas y tu familia es una porquería
Traté de relajarme al escuchar esto último, no entendía porqué tanto odio, si era por lo que le había sucedido a Frederic no tenía lógica, ya que había sido culpa de su difunto esposo, y mi familia es quien se había encargado de eliminar a las personas que nos hicieron daño.
—No puedo dejar que lo alejes de mí, no lo soportaría Camille, yo también lo necesito —sentí el cuerpo de Freddy temblar y lo apreté aún más contra mí.
—¿Crees que yo no lo necesito más que tú? Es mi hijo, y debe estar con su madre. Frederic lo repetiré una última vez, aléjate de él, empaca tus cosas y vámonos —su mirada estaba clavada en la espalda de mi rubio.
Éste pareció inspirar profundamente, separó su rostro de mi pecho y dió media vuelta.
Los nervios aparecieron cuando lo vi caminar hacia ella decidido. Tomó el rostro de su madre entre sus manos y besó su frente con delicadeza.
—Lo siento mamá, pero no puedo acompañarte, mi vida está aquí y lo único que tengo de nuestra casa son malos recuerdos, no puedes pedirme que vuelva allí, por favor —Camille lo miró estupefacta y pude ver sus ojos cristalizarse, para luego hacer lo que menos esperaba.
Empujó fuertemente a Freddy y éste cayo sentado mientras la observaba atónito.
—Desde hoy no tienes madre, si no puedes entender que quiero protegerte y que tu lugar es conmigo, no mereces ser mi hijo —la observé anonadado, ella buscó su maleta, se colocó unos zapatos y salió del departamento no sin antes dirigirme una mirada asesina.
Tardé unos segundos en procesar todo y cuando finalmente lo hice, me di cuenta que Frederic estaba llorando fuertemente y había comenzado a hiperventilar.
Mierda.
—J-Jonny, me duele, ¿Qué hice mal? ¿Qué hice? Yo sólo quiero... no... no puedo respirar... Jonny, duele —tomé su rostro entre mis manos y lo hice mirarme.
—Tranquilo Freddy, respira conmigo, tranquilo
—Lo siento, soy un mal niño —lo miré sin entender y en una fracción de segundo Frederic se había desplomado en mis brazos.
Lo cargué rápidamente y salí como alma que lleva el diablo a la clínica.
Mi corazón volvió a latir con normalidad cuando el doctor salió con el rostro tranquilo y me hizo saber que mi rubio estaba bien, sólo había sido una crisis nerviosa por las fuertes emociones recibidas, me informó que lo habían sedado y que despertaría en un par de horas más tranquilo. Le agradecí las buenas noticias y decidí ir por algo de café mientras Frederic despertaba.
Cuando tuve la bebida en mi mano, mi teléfono empezó a sonar, el nombre de mi padre titilaba en la pantalla.