Piel morena

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el escondite esta listo, las provisiones listas, ejercito entrenado por mi padre listo, armas limpias pulidas y sobre todo funcionan todas, armaduras para todo el ejercito listo. Ya no creo que falté nada hasta kale ayudara en la batalla, me entere de que estudio medicina así que a todos los heridos en la batalla el los curara y protegerá.

Anthoy me citó a su habitación, la noche había caído y me encontraba frente a su habitación, mas, no entendía el porque yo me sentía tan nerviosa. Toqué su puerta pero nadie respondió, abrí la puerta y la ventana hacia el balcón estaba abierta cuando me dispuse a cerrar la puerta ahí observe el cielo, tan estrellado y hermoso pero lo que mas me gustaba era aquella luna que estaba tornada de un color azul, tal y como los ojos de anthony al verme, si, este cielo que cubría al mundo se parecía a el. Oí un suspiro y en esa cama enorme se encontraba anthony dormido, me acerque y me acosté en el suelo con la cabeza apoyada en la orilla de la cama, aquel traje elegante negro que siempre le gustaba llevar cubría su cuerpo, su pelo revuelto y que al tacto era suave, su respiración era tranquila y eso me relajaba, su olor particular de el; el olor de flores silvestres y pasto me tranquilizaba, era como estar muy lejos de este castillo tal vez, en un pastizal verde lleno de esas flores donde se respira la paz y las luciérnagas brillaban todas las noches. ¿porque él me traía una imagen tan hermosa a la mente con estar junto a el?

Tal vez... si me gusta... Pero ¿porque?...

De repente este comenzó a moverse se había despertado -elena, lamento quedarme dormido ¿cuanto llevas esperándome?- me preguntó -no te preocupes no llevo mas de cinco minutos- le digo mientras me levantó -entonces... ¿necesitas algo?- le pregunto -si, te tengo un obsequio- respondió mas me quedo confundida ¿que tipo de obsequio? el me guía por el castillo por pasillos poco visitados varios objetos tenían colgadas telarañas y mucho polvo toma una vela y la jala, una puerta secreta se abre -¿que es este lugar?- le pregunte mirando a los alrededores, anthony enciende una antorcha -este lugar es el cuarto de la armería real- me dijo, y vi todo espadas, escudos, varias lanzas, dagas y unas cuantas armaduras el se me acerca - este lugar es a donde vienen reyes y reinas a escoger sus armas para las guerras- dijo y quede asombrada durante mucho tiempo no podía ver a la nobleza mas que como un puñado de mimados pero esto cambia la perspectiva de casi todo de repente algo llama mi atención era un brillo resplandeciente pero algo lo tapaba una manta me acerque -parece que la encontraste- me dice -esto que esta oculto es mi obsequio- quita la manta y ahí se encontraba una armadura blanca como la nieve -oh es hermosa! a quien le pertenece?- pregunte, armadura la cual tenia un sol en la espalda, la armadura parecía estar hecha a la medida como ropa pero si cargaba una parte de ella era pesada pero eso no se interpondrá en mi movilidad, un casco que no me gustaba mucho pero si no lo llevo me regañaran en media guerra -en realidad... la mande para ti- me dice su rostro parece nervioso y decaído, me mira y se acerca a mi toma mis manos y su frente pegada a la mía -yo se, que, no puedo evitar que vayas a esta guerra, je, aunque te encerrara para evitarlo de alguna manera escaparías- me dice con sus ojos cerrados a centímetros de rozarme la punta de la nariz -tan poco tiempo y ya conoces cada detalle de mi si que me sorprendes- le digo mostrando una pequeña sonrisa el abre sus ojos y pone su mano en mi mejilla -eso es claro, quiero conocer y conoceré a ese sol que ilumina mi mundo con su dulce resplandor aquella que trae color y calor a mi solitario y vil mundo- anthony pensaba igual que yo para el yo era su sol pero para mi es mi noche que me cubre con su calma, sosiego y sobre todo paz. De repente un estruendo interrumpe -parece que a comenzado- dice anthony mirando para el techo -debemos actuar rapido, iré por mi armadura- me dice soltando mis manos hasta que se detiene -que pasa?- me pregunta al verme aun quieta -en un momento iré... antes debo de hacer algo- le dije y el asintió, suspire me acerque a las dagas y tomé una me mire a un pequeño espejo colgado en la pared -debo de hacerlo, Je, aunque después esas ancianas y lesli se enfadaran conmigo- tome mi cabello con una mano fijando el limite justamente donde terminan los hombros y con la daga lo corte. Vi mi rostro en ese espejo y me vino un recuerdo muy preciado.

Una vez una persona persona especial para mi me dijo "recuerda, el maquillaje es la pintura de guerra de una mujer cuando vayas a luchar ni importa que batalla tienes que llevarlo, así no podrás llorar. si lloras tu maquillaje se estropeara. no importa en que cantidad la apliques te veras horrible... por eso no importa lo que pase no lloraras". Ella era una mujer de un burdel que yo conocía, era muy odiada por la gente tan solo por vender su cuerpo por la protección de su hijo y fue la primera persona que me acepto por eso recordar a violeta, la madre de mi primer amigo, tal y como lo hacen todas las personas que me han apoyado y cuidado. Tome el labial hecho con cerezas y lo puse en mis labios, en eso, oigo unos pasos era mi querida amiga lesli sonriendo - no puedes llevar solo labial déjame poner algo mas cerré mis ojos y el delineador hecho de hollín -te vez hermosa, puede que no sea para algo romántico pero aun así vale la pena- se hoyo otro estruendo y la tome de los hombros -es hora de que vayas al escondite- asiente con la cabeza y se va.



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En el texto hay: guerra, humor y romance

Editado: 30.07.2019

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