Quería contar parte de su vida, esa más oculta y dura que nadie conocía.
Siempre fue la gordita del colegio pero era divertida, popular y contrarrestaba lo uno con lo otro. Siempre gustó, tenía algo magnético que atraía por igual a ambos sexos. En la calle era una persona, en casa era otra distinta, porque allí vivía un infierno y por momentos fue el demonio que gobernaba aquellos cimientos.
No se lo tengan en cuenta, su familia se componía de un padre con una adicción, una madre que no era suficiente para mantener el núcleo familiar, unos abuelos maternos autoritarios que a pesar de tener una parte de razón no sabían razonar y la parte paterna, que decir, inexistente. Sufrió abusos, si sexuales que la abrieron a un despertar prematuro, de bien pequeña intentaba recrear aquello que vivía con otros niños, no era normal, ahora lo sabe. Siempre creyó que no tenía ningún trauma y que podía convivir con aquello, pero de algún modo estaba marcada. Se centró en siempre agradar, en hacerse imprescindible a los ojos de los demás sin saber que nadie, lo es.
Se echó a volar demasiado pronto, queriendo crear la familia perfecta, aquella que nunca tuvo y con los años se estrelló. Incapaz de amar, llegó a pensar que sufría algún trastorno o discapacidad para hacerlo pues solo atraía a gente con taras emocionales y carencias. Ya siendo adulta, golpeada tanto física, como emocionalmente por quién debía de quererla, pues estaba hecha desde el amor, se levantó una vez más dispuesta a seguir adelante, no iban a destruirla, nadie podía hacerlo.
Pocos saben en realidad su historia, apenas unos pocos se paran a escuchar lo que tiene que decir. Nadie la ha desnudado, en realidad.
Ahí sigue, en silencio, entre la gente curándose haciendo como si nada, sonriendo a la vida, centrándose en letras, canciones y reconstruirse. ¿Fuerte? No te haces una idea.
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Editado: 25.11.2023