Hoy llueve, la ciudad es un mar de paraguas de colores. Es día de abrazos y pereza constante entre tus besos. Es un viernes más, cualquiera, donde la distancia marca, igual que me marcan tus caricias a destiempo.
Añoro el beso apresurado antes de despedirme, esa promesa que no llega, dejando de ser compromiso. Mientras esquivo a la gente caigo en la cuenta, que debo soltarte, sacarte de mi pensamiento, dejarte ir.
Nos perdimos, una vez, dos, tres ... Nos perdimos entre las sábanas de aquella habitación sin nombre, donde dibujé mi nombre en tu espalda desnuda, marcando con mis dedos para siempre que nadie te va a querer tan incondicional como lo hice yo.
Te marqué la piel a besos eternos, salvajes, llenos de pasión pensando en volver al día siguiente, el siguiente, del siguiente...
Nos empapamos de sueños, igual que me empapo yo en este día húmedo y frío que me recuerda a ese silencio abismal que a veces hay entre tú boca y la mía. Un silencio, que cala dentro de mis huesos hasta llegar a mi alma.
Me detengo un minuto, para mojarme la cara, para bañar la realidad que nos aguarda, solo somos fugaces, instantes, que beso a beso recomponen su calma.
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Editado: 25.11.2023