Salté al vacío, me tiré de cabeza. Siempre supe que tengo alas, al final del abismo tomé impulso y eché a volar. Crecí entre decepciones, caídas y abusos... Muchas veces lamenté que todo lo malo venía a mí, pero es que nunca hice nada para cambiar y ese día, decidí saltar, romper con todo y echar a volar.
Alcé el vuelo siendo más fuerte, consciente, bella... No sentí culpa o remordimientos, por pensar en mí, por ponerme por primera vez como prioridad, algunos me llamaron egoísta, pero en esta ocasión, no me dolieron sus palabras, me dieron igual.
Estoy en construcción, porque he vivido la mitad de mi vida al servicio de los demás y creo que, ha llegado el momento, por fin, me toca vivir a mí.
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Editado: 25.11.2023