Pink

Capítulo 1

Los besos en la frente eran característicos en ti, tu facilidad al deletrear, tus hoyuelos que marcaban a la perfección tu rostro, tus ojos color marrón, tus manos tan amplias que hacían parecer las más pequeñas del mundo a las mías y esa forma de sonreír tan única de ti. Podía reconocer tus pasos a kilómetros, el sonido del viento al chocar con tu rostro, te amaba, pero te perdí.

Fui tonta cuando dije que no quería nada de ti y aun así esperarte al siguiente día, con disculpas y lamentos de mi parte.

Te conocí en la estación de trenes, mis libros cayeron ante tus pies. Estabas sentado cuando fui torpe y con una sonrisa ayudaste a levantarlos. Te mire a los ojos, los cuales solo mostraban bondad en ellos. Solo hiciste una mueca para después entregarme mis pertenencias. Tenía apenas 16 años, pero sentía algo en mi al verte, no era la chica más bella; mi cabello se veía desordenado haciendo ver aún mucho mejor a mis ojeras, mi forma de vestir no era sofisticada y mis uñas apenas crecían por el hecho de morderlas. Tu lograste ver mucho en mi cuando nadie lo hacía, sacabas lo mejor de mí, me ayudaste a quererme. Nuestro segundo encuentro no fue de la noche a la mañana, creía que te olvidaste de mi pero no fue así. Sabía que aquel lugar donde te conocí seria testigo de esta historia de amor. Saliste corriendo de uno de los vagones del tren y al verme apresuraste mas el paso; mi mente jugaba en mi contra en ese instante, creía que me evitabas y apresure el paso con lágrimas a punto de salir. Grito tan fuerte que la gente me empezó a conocer con ese nombre.

- ¡Chica de los libros! - tu voz era tan bella que me dejo inmóvil

No sabía si la chica de los libros era yo por lo que me mantuve inmóvil y soltando un suspiro volví a mi ruta. Sentía unos pasos detrás de mí, quería creer que eras tú, pero mi menta siempre jugaría en mi contra.

-Espera...necesito darte algo. -Si era el, tenía la seguridad de que era él, aunque mis pies seguían en su ruta

-Espera...necesito darte algo-Mis pies no obedecerían por lo que el corrió hacia mí, logrando pararse delante mío.

-Hola, se te cayo una carta ese día. Supuse que era importante y no la leí. -Obviamente dos años después me entero que era mentira el hecho de que no la leyó.

-Gracias, me llamo Alison

-Lo sé, en la carta apareció tu nombre- sonreía como si era obvio el llamarme así

- ¿Por qué me llamaste chica de los libros?

-Me parecía un bello apodo para ti.

-Gracias, no se tu nombre

-Soy Cibran, sé que es raro pero mi mamá lo amo cuando escucho el nombre.

-No es raro, gracias por regresarme la carta Cibran. Tengo que irme, lo siento

Volví a mi ruta, esperaba volver a verlo y que ese acto no fuese solo amabilidad. Aunque recuerde cada día como te conocí nunca podre reemplazar el dolor que siento al saber que ya no estas. Siempre vuelvo a aquella estación de tren con la esperanza de que aparezcas, sé que me daño yo sola, sé que esto está mal, pero no puedo dejarte ir. Siempre caerán las lágrimas al ver nuestras fotos y sonreiré ante cada recuerdo, pero no te olvidare. Todos dicen que no es mi culpa, pero sé que, si lo es, te conocí por una carta y te fuiste tan solo despidiéndote a través de ella.

Aun no sé qué me depara el destino, aun tendré esperanzas y te odio por ello porque fuiste el que me enseñó a tenerla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.