Liam.
Las cosas no siempre resultan ser tan buenas, y mucho menos cerca de la persona que quiere hacerte la vida imposible. Por ejemplo; en mí vida se encuentra Agatha. Ella se ha propuesto hacer de este viaje, el peor de mi vida.
¿A quién se le ocurre mandar a su asistente a la farmacia por chicles a las tres de la mañana? Respuesta= a Agatha Cromwell.
Y es que todos en el penthouse estábamos tranquilamente dormidos. Entonces, Agatha me despierta. Hago lo que me pide, y cuando regresó ella está roncando.
Mierda.
Sigo preguntándome ¿Porqué me odia tanto.
***
—¿Están listos? —Me despertó la voz de Demian. Pero recordé que no sabía nada de lo que pasó a la altas horas de la madrugada. Gemí de dolor por levantarme tan temprano.
—Yo estoy lista desde hace rato —comentó Agatha—. Sólo falta que el flojonazo de Liam despierte.
La comenzaba a odiar con fuerza ¿En que momento pasamos del amor al odio? Pero bien dicen: Del amor al desamor hay un sólo pasó.
—¡Liam! —Demian entró a la pequeña recámara en donde estaba acostado—. ¡Liam! —comenzó a moverme haciendo que abriera instantáneamente los ojos y lo mirase.
Me quejé y bostesé. Sentí la tensión del ambiente tensarse aún más cuando Agatha entró al cuarto. Lanzó a la cama en donde aún me encontraba acostado, una camiseta colgada de un gancho.
—Necesito que planches eso, ya —ordenó tronandome los dedos. La maldije por lo bajo.
—¡Hey! Que no se te olvide que es tu asistente, no tu criado. Si bien quieres planchala tú —salió en mi defensa Demian.
Reí internamente.
—¡Demian! —quizo reclamar Agatha, pero Demian no se lo permitió.
—Ya dije —reclamó Demian—. Recuerda lo que hablamos —Le hizo un gesto con su rostro.
Yo me mantuve la mayor parte del tiempo en silencio, más que nada porque aún me encontraba dormido, aún que estuviera con los ojos abiertos.
Lo siguiente que pasó fue: Demian salió de mi habitación rumbo a la cocina a preparar el desayuno, Agatha continuó parada mirándome con desagrado para después bufar y salir de mi cuarto rumbo al de ella.
Froté ambas manos en mi rostro, lancé a un lado las cobijas que tenía encima. Tomé mi toalla y me dirigí a tomar un baño. El cuarto de baño se encontraba a un lado de mi habitación, así que no me topé en ningún momento con Agatha.
El agua cayendo por mi cuerpo era reconfortante. Después de varios momentos malos, en la ducha podía disfrutar de la tranquilidad. Salí a los pocos minutos de ese lugar con la toalla amarrada la cintura. Estando del baño, escuché que Demian salía del penthouse.
A salir, Agatha se encontraba parada cerca de una de las sillas del comedor. Me miró con desagrado, como me veía últimamente.
—Demian se adelantó, nos esperará allá —me informó.
No sé a qué se debía, tal vez no la había atorado bien, pero sin darme cuenta la toalla estaba tirada en el suelo, dejando ver todas mis partes.
—Mierda —murmuré, no podía creer lo que acababa de pasar.
—¡Liam! —gritó Agatha despejando la mirada, la cuál se dirigió hacia el lavabo.
Mis mejillas estallaron en un color rojo, o tal vez eso sentí. Lo más rápido que pude recogí la toalla del suelo para volver a colocarla en su lugar. Esta vez la sostuve con ambas manos, para evitar cualquier incidente.
—Ten más cuidado —dijo entre risas. No sé porque lo que dijo lo tomé demasiado sarcástico.
Me metí a mi recámara y cerré la puerta para tener más privacidad. Me senté en la orilla de la cama —La cual de encontraba aún destendida—. En mi mente me repetía mil veces.
¿Porqué me pasó justamente hoy?
Debí haber agarrado la toalla desde el principio.
Mierda, y mil veces mierda.
***
La entrega de premios estaba a punto de comenzar, sentía que Agatha llevaba los nervios al cien por ciento. Y creo que muy dentro de mi, la entiendo. Según informes de Demian, ésta era la primer vez que Agatha había sido nominada.
A pesar de todo lo malo que ha habido entre nosotros. De verdad que muy dentro de mi, le deseo demasiada suerte. Espero y se lleve un premio.
—Les damos la bienvenida a la décimo quinta entrega de premios Hournal —comenzó hablando una mujer rubia, la cual identifique como Jennifer Lawrence—. En esta ocasión tenemos talentos nuevos.
Comenzaban los premios, y presentó a cada celebridad que había allí. Me aloqué al ver a mis artistas favoritos. Cuando pronunciaron el nombre de Agatha, ella sonrió a sacudió su mano en señal de saludo.
La gala comenzó, gracias a mis teatros en el penthouse llegamos tarde. No tanto, pero nos perdimos la alfombra roja. Agatha se cabrío demasiado conmigo.