Pintemos la navidad de negro.

Tercer capitulo.

La plaza siempre fue un lugar de celebración, Cassie había hecho sentar a Vidal en un banco a observar su alrededor. Pero Vidal solo veía revuelta, niños riendo y corriendo por doquier, gente bailando y cantando y unos cuantos vendiendo platos navideños. Ya serían las doce y el moría de hambre, no le veía sentido aquello, se levantó y comenzó a caminar a casa harto ya de todo aquello. Pero Cassie no iba a rendirse tan fácil, le tomo la mano con dureza y le empujo entonces al bar del pueblo, donde él tocaba con la banda los fines de semana. Barton, el chico de la barra les recibió, ya sabía que aquellos dos estarían por allí, Cassie había pasado unos días antes para un especial plato para ambos. Cassie resgresó con un plato navideño, Vidal frunció el ceño, había decoraciones en el plato con los patéticos colores que representaban tonterías y de fondo de repente una canción de balada navideña le azotó la cabeza. ¡Esto era una tortura! Su madre le había contado desde pequeño que la navidad no existía, esta época era solo para llenar los oscuros placeres del hombre, era contaminante. Y él creía lo mismo hasta ahora, a regañadientes comenzó a comer aquella comida, aunque quisiera tapar todo, era la mejor comida que había probado hasta ahora. Su boca era agua con cada bocado, pero terco y necio como lo era Vidal entre murmureos dijo que debía ser el hambre. 

-Papá Noel estaba en África- dijo de repente, Cassie entusiasta por aquellas palabras alzó la mirada ilusionada- y preguntó; ¿Ya comieron, niños? Y todos contestaron que no- la sonrisa que brillaba en Cassie se fue apagando al ver por dónde iban las artimañas de Vidal- Y luego dijo; si no comen, no hay regalos- y Vidal fue el único que soltó a reír en medio de la mesa, su risa era estruendosa y cruel, Cassie al entender todo aquello respiro hondo ¡Vidal era un desconsiderado y sin sentimientos! 

-Vidal, el día no acaba, mañana es noche buena y prometo que vas a tener una buena navidad. - y siguió comiendo, ignorando los chistes teñidos de negro que salían de la boca sucia de Vidal.

Vidal desde que habían salido del bar hablaba más, pero solo para molestar a Cassie, ella refunfuñaba, pero no le soltaba la mano, estaban atados y ambos a pesar de haber comido tenían un extraño revoloteo en sus estómagos ambos ignorando por completo aquello se adentraron a un lugar del pueblo, donde Cassie lo hizo detenerse justo en una casa vieja, la pintura se desconchaba y las paredes a pesar de ello estaba mal decoradas de adornos navideños.

- ¿Planeas mostrarme mi pasado como en la película, Cassie? Porque lamento decir que esta no era mi casa- Cassie aguanto las ganas de golpearle, espero y allí estaba, el niño que conoció a principios de diciembre, un niño pobre y sin recursos que le sonreía dándole una feliz navidad.

Cassie le hizo mirar a Vidal aquel niño, que observase su alegría estando en estas fechas y así transcurrió la hora hasta las seis, como la chica prometió regresaron a casa, dejo a Vidal pensar y cuando estuvo solo en su habitación pensó en ese día. Vidal no entendía porque Cassie lo había llevado a esos lugares, le mostro aquello, solo que en este final del día algo había cambiado, un extraño sentimiento de espera de que iba a mostrarle mañana le cubrió el pecho y le hizo deshacerse de aquella melancolía que le embargaba cuando componía, el abandono, la soledad. La extraña personalidad ataraxia que tenía Cassie le sorprendía. Colocó la música que había compuesto en las navidades pasadas e intento pensar nuevamente en aquella letra.



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En el texto hay: humor negro, amor

Editado: 19.12.2018

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