Zazil Ha
10 AÑOS DESPUÉS
Respirar, es lo único que necesitaba, inhalando profundamente en mis branquias, agarrando oxígeno de aquel mar salado, viendo mi objetivo, observando cómo los peces están a mi alrededor, los otros chicos esperando mi respuesta a la plática de nuestra dulce madre, la adorada Calypso. Todo mi cuerpo se sentía inmóvil, tanto mi interior y exterior, excepto mi pelo café ondulado, se movía al mismo ritmo que el mar.
Aun recuerdo sus palabras en mi mente, su conversación tan seca, sonaba a traición, decepción y tristeza como en las profundidades del mar. El sonido se transformaba en un canto de pobreza, la presencia encerrada en una almeja, deteniéndose en su voz por mi ida.
— ¿No puedo pararlo? ¿Tengo que irme?
— No puedes controlarlo, mi querida Zazil Ha* — me dijo —, es algo de tu cuerpo que inevitablemente pasará.
— ¿No puedes utilizar algún hechizo o algo para evitarlo?
— No está en mis manos pequeña, es parte de tu destino. Tú tienes en el interior una cosa que cambiará tu vida, tendrás que elegir entre el mar y la tierra, luego liberarás una piedra preciosa iguales a tus ojos cuando están enojados, rojo como la sangre, mi pequeña gota de mar.
<< No te he dicho toda la verdad, mi dulce princesa, yo no soy tu madre, pero he sido una por ti. Cuando cumplas 17 años, será el juicio final; las olas te querrán de regreso pero la tierra te llamara tan fuerte que...
—Yo no escogería a nadie más que a ti y este mundo tan hermoso — le dije interrumpiendola, pues no creía en sus palabras — ¿Qué tiene la dichosa tierra que no tenga el mar? Por cómo me lo cuentas suena aburrido estar ahí. ¿Qué es madre, la tierra?
Jamás me contestó.
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No escuchaba ningún sonido, hasta que mi hermana Hime, me distrajo. Su voz dulce como el pez de mi cuarto de todas las mañanas, nadando alrededor de mí. Siempre me pregunto el porqué siempre estoy rodeada de ellos, no puedo salir sin que uno ya esté conmigo, adoro estos hermosos animalitos, incluso los aprecio demasiado, aunque me gustaría tener un espacio personal como Hime en estos momentos.
— Agua llamando a Zazi, ¡escúchame por el amor de Calypso! — me dice muy enojada — dime ¿Qué te dijo? ¿Es demasiado malo para contarlo?
— Ojalá Him, nada más malas noticias — dije muy triste- al parecer, no soy de este lugar. Calypso no es mi madre y tengo algo en mi cuerpo que hará irme de aquí, lejos de lo que más quiero en esta vida, y para liberarlo tengo que esperar 7 años más.
<< Viviré en otro mundo muy distinto, me mandara con una gran persona que cuidara de mí, llamado Jack Sparrow. De todas maneras, mañana ella prometió darme más respuestas, porque necesito pensarlo. Estoy confundida Him, ¿será posible que ella no sea mi madre?
Ella se quedo callada, no sabía que decirme, solo se escuchaba el sonido del agua, los peces moviéndose como siempre alrededor mío. Se acercó a mí y me dio un gran abrazo, porque era lo único que podía hacer. Mi dulce Him estuvo conmigo toda la tarde hablando de los problemas de mi otro hermano, platicandome la aventura que tuvo, y por un instante me olvide de mi gran plática con Calypso.
A la mañana siguiente, sin despertar a los demás, me dirigí con Calypso. Moví su gran roca para pasar a la cueva, simplemente quería más respuestas, salir de esta gran locura de una vez. Esto es como un huracán dentro de mi cabeza, no podía descansar si no sabía más, necesitaba conocer la verdad.
— Vaya, buenos días — me dijo con cierta amabilidad —, ¿no quieres algo de comer mi dulce Zazil Ha?
— Solo quiero saber la verdad, toda. Empezando por saber qué es la tierra.
Se quedó un rato en silencio, pensando en una respuesta, mirando fijamente el vacío del cuarto, la cálida presencia de nuestro alrededor, observando un frasco, tal vez uno viejo, recordando un recuerdo de su vida o la de alguien más.
— Es como la arena, pero no tan suave, un poco más rocosa como los corales, a veces se disfraza de un verde donde viven otros animales, llamados insectos, y cambia dependiendo en donde quieras ir, a veces lleno de rocas pequeños y otras más de un café en forma de un simple palo, en ella puedes caminar...
— ¿Caminar?
— Tendrás dos cosas, en vez de tu cola, un par de pies — me habló lentamente —, son como dos brazos pero son resistentes para tu cuerpo, empezarás a sentirte un poco desequilibrada, débil, cuando estés haya, aunque muy pronto te acostumbraras — hizo una breve pausa —, demasiado pronto, lo harás.
No sabía qué decir, imaginarme dos brazos grandes en todo mi cuerpo abajo, eso debía ser una locura. Todo parece sacado de una broma, pero supe que era la verdad, una verdad que todavía no me creía nada.