Placer Artificial

06_Nuestra historia de amor

Hace un tiempo salí con Brad a uno de sus eventos exclusivos, donde fui espectadora de cosas horrorosas que le hacían a humanos y también noté como nadie se inmutaba.

Una que otra acompañante mujer chillaba, y me incluyo, pero no sé creo un drama.

Yo no aguante mucho, pedí de por favor a Brad que me dejara salir de la estancia. Ante varias súplicas en las cuales me negaba lastimando mi muñeca para que me callará... al fin me dejo ir.

Tuve que darle un beso en los labios, ese fue el costo, cuando terminó deseaba lavarme la boca con cloro.

Me fui a otra estancia, bajo la vigilancia de varios hombres a cargo de Brad, sus amenazas taladraban mis oídos y mente, no intentaba escapar, sólo dejar de ver esas escenas traumatizantes.

Entre a una biblioteca, busqué un libro de interés para distraerme y entre tantos dos llamaron mi atención. Uno era la historia de un casamiento de un príncipe con una plebella, este libro lo encontré en la sección juvenil, tal parece que el dueño de la casa tenía hijos.

El otro libro era de mariposas, la portada fue la que me incitó a tomarlo, así me entretuve la mente con los gritos de fondo, provenientes de la sala que abandone.

La velada fue larga, me acomodé en el sillón y leí sin parar el primer libro. Llegue al capítulo de la boda, emocionada, atrapada dentro de la historia, la chica se estaba preparando para ir al altar, vestido, joyas hereditarias y velo.

Ella estaba con sus damas de honor y madre, la ayudaban, se leía un día feliz y digno de recordar, hasta que el novio tocó la puerta, quería verla y se creó un alboroto por parte de las demás, la novia sin duda también quería verlo, pero no la dejaron.

Dijeron que el novio no debe ver a la novia antes de estar en el altar.

¿Y por qué este recuerdo me invadió la mente?

Sencillo, estoy preparándome para una boda falsa. Una simple sesión de fotos que le diga al mundo que ya me case, que el gran ingeniero y soltero codiciado por las inglesas está atado a una chiquilla mimada, qué puede que nuestro matrimonio sea arreglado, en eso no se equivocaron los del blog, pero Demian lo negó y habló ante la prensa diciendo que era su novia desde hace tiempo y ya había llegado la hora de dejarme de esconder.

Aparte que ayer me entere de que estoy embarazada. El señor de la casa no perdió tiempo en nada. Todo se me hizo muy rápido, sus espermatozoides no nos hicieron esperar. Dio en el blanco y ahora debemos llevar acabo el plan de casarnos y formar una bella familia disfuncial, perfecto.

—Deja de moverte —masculla irritada.

Bajo de mi cadena pensativa y la veo por el espejo.

—No me estoy moviendo —digo, estoy quieta como una piedra dejando que me peine.

—Si lo haces y si sigues te voy a quemar.

Sus ojos me asesinan, puedo jurar que esta celosa.

—No quiero accidentes, compórtense —nos llama la atención Demian, ahí parado como buitre a unos metros.

Observando todo a detalle, que nada salga mal, tal como él lo planeo. Demasiado controlador.

Respiro profundo y no realizo movimientos durante diez minutos, o eso creo. Es una eternidad. Alba pide que cierre los ojos y rocía fijador en mi cabello.

—Listo. Termine.

—Gracias —sonrío falsamente para ella, rueda sus ojos y empieza a guardar las cosas que usamos.

Unas risitas emocionadas se oyen incitándome a voltear, Sara y Sam llegan arriba con una bolsa negra o eso parece. Una lo sujeta en alto antes de que Demian se lo quitara y ya no tocara la alfombra. Bajan el zíper y un hermoso vestido blanco aperado sale a la vista de todos.

Las chicas lo acarician y me ven, al menos dos de ellas están felices por mí.

—¿Lista para ponértelo? —inquiere Sara viniendo conmigo.

No.

—Sí —asiento y me levanto.

Toma mi mano y me lleva más cerca del vestido, evito ver al demonio de ojos azules que me penetra con su mirada. Nos detenemos y como una muñeca que necesita ser manejada me cambian y acomodan los accesorios.

No reclamo nada, deben tener ordenes de Demian y no quiero causar problemas.

Me sostengo del hombro de la castaña para colocarme los tacones blancos, el blanco representa pureza, castidad intacta, y nada de eso me representa.

Las chicas, para no decirles androides, son mis damas de honor y todas traen puesto un vestido rojo sangre.

—Bien, la novia ya quedo —junta todos sus dedos llevándolos a la boca y los abre soltando seguidamente un beso.

Sam no es tan mala.

—Perfecto, vayámonos.

Hace el gesto de que comiencen a bajar y una por una lo hace, pide mi mano silenciosamente y la pongo sobre la suya. Me ayuda a bajar las escaleras en caracol, no nos detenemos para nada. Continuamos caminando fuera de la habitación, por el pasillo, otras escaleras y ya en la primera planta me suelta.

Yendo abrir la gran puerta principal de metal oscuro o madera, un sonido raro y la puerta se abre sola, la jaula de oro esta llena de tecnología.

De nuevo, primero salen las As, luego yo de la mano con Demian.

El día esta soleado, despejado de nubes, batalle en acostumbrarme a la luz natural, cuando lo había logrado ya estábamos frente a un auto largo color negro, una limusina, un vistazo alrededor, dos casas a lo lejos, la del señor es gris oscuro, si me preguntan, no se ve mal, tiene una estructura llamativa y extraña a la vez, tampoco tiene apariencia de ser tan grande como por dentro.

Curioso, tal vez sea porque pocas veces salí de un cuarto pequeño de cuatro paredes.

Suspiro y veo como acomodan el vestido una vez que tome asiento dentro del espacioso carro, Demian esta a mi lado y en los asientos laterales están las chicas, Alba sola, viendo para afuera, cruzada de brazos y piernas.

Me da gracia como se comporta, pero aquí a la persona de mi derecha no le agrada eso.

Saca una mini pantalla de su saco, abro mi boca impresionada de ver como a través de ese dispositivo o lo que sea, puede visualizarse su mano, presiona y selecciona, después alza su cabeza mirando a Alba.




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