Placer Artificial

07_Tu nombre es Anne

Demian

 

Me acerco a Alonso que está sentado tras un escritorio pasando las fotos de la cámara a la computadora.

Echo una bolita de chocolate a la boca y detengo mis pasos a unos centímetros.

—Quiero verlas —pido.

Él gira la su portátil y se inclina.

—Ahí están todas, dime tres como mínimo que te gustan y son las que subiré a mi blog.

—Bien, a ver...

Las fotos pasan, mi expresión de enfado por culpa de Tina sale en casi todas. Pero en la que estamos solos Sophie y yo, viéndonos directo es perfecta.

—Está.

—De acuerdo, deja la guardo en otra carpeta —avisa y le mueve.

Hago una mica al sentir pegajosa mi mano, me como las últimas bolitas que traía y cierro en puño la palma para cubrir el chocolate.

Las imágenes vuelven y elijo otras tres, una donde estamos todos junto a las que se tomo Sophie y mis As.

—Me las envías.

Afirma con la cabeza y gira el computador. Me muevo al baño a lavarme las manos y antes de entrar visualizo a Kaleb molestando a Sara, ruedo los ojos y entro.

Si no fuera porque conoce todo de mí, hasta lo que desconozco y me parece irrelevante, ya lo hubiera hecho a un lado de mi camino.

Le dije sobre el "fallo" que tiene mi último prototipo, Sara ha desarrollada la capacidad de desobedecer mis órdenes. No pensé que el nuevo software me traicionaría de esa forma... cree un programa más humanoide, cada vez me acerco más y Anne será la prueba que la inteligencia artificial puede reemplazar a la humanidad.

No muchos aceptan esto y por ello sólo programo 100 androides para uso sexual. Me quedo con la primera que modifico a mi gusto y las otras 99 se venden al día siguiente como pan caliente.

Mis clientes son de la alta élite, ellos tienen fetichismos. Yo sólo les doy con que jugar y satisfacerse.

Termino de secar mis manos y salgo del baño.

—Nos vamos —aviso.

Me desabrocho el saco esperando a que todos suban al ascensor. Me alivia que Tina se haya ido, enojada y decepcionada, pero se largó.

—¡Demian! —mis ojos caen en Alonso, viene corriendo y sus chino se mueven al compás.

Alzó las cejas cuestionando qué quiere.

—Ya casi está lista mi publicación, será como una bomba cayendo a Galimore —sonríe, al tener piel morena su dentadura blanca brilla más.

—Eso quiero, gracias por ayudarme.

Frunce el ceño y se le ve confundido por unos instantes, «gracias», no es una palabra que diga mucho. Pero valoro lo que ha hecho por mí.

—De nada. Ya quiero ver a Anne.

Asiento. Ese fue el trato, me adentro al ascensor y oprimo el botón del primer piso.

—Mañana la traigo, hasta entonces—me despido sin perder la neutralidad.

Las puertas de cristal se cierran y descendemos con su mano agitándose de un lado a otro.

—¿Escuche mal o dijiste gracias? —pregunta Kaleb, no me extraña que se haya dado cuenta.

—No empieces, me hizo un gran favor de último momento. Atendió mi urgencia. Por eso le agradecí —digo sin escapes, directo.

Lo veo de reojo y sonríe elevando sus manos en son de paz. Las chicas se ven entre sí y Sophie se abanica el rostro. ¿Está sudando?

—¿Te sientes mal? —indago.

—Hace calor —dice riendo nerviosa.

—No, yo no tengo calor. ¿Alguien más tiene calor?

Miro a cada par de ojos y niegan. El elevador llega y al abrirse las puertas una ráfaga de aire entra, se tapa la boca y entiendo todo.

Hago a un lado a Sam enrollando su brazo, tirando de ella para salir y en cuanto lo hace no tarda mucho en inclinar su cuerpo vomitando.

Hago un mohín por las náuseas que me provoca verla y volteo mi cara, dejando que termine mientras aprieta mi brazo.


 

° ° ° ° °


 

La puerta se abre y entro luego de ellas.

—Suban a quitarle el vestido a Sophie —ordeno tranquilo, Sara y Sam la toman del brazo, ella me ve molesta—. Dúchate y reposa un rato.

—Estoy embarazada, no enferma.

Me cruzo de brazos por atrás, la siguen llevando escalera arriba casi arrastras.

—No me cuestiones, sólo haz lo que te pido.

Refunfuña y endurezco mis facciones, una advertencia que capta. Voltea su cara quejándose con mis As, suspiro y meto la mano a mi saco tomando el teléfono.

Considero bajar la intensidad de fuerza que aplican mis androides para evitar que la lastimen. Confirmo los cambios y regreso el dispositivo al interior de mi saco.

Ahora que está embarazada debo ser delicado con ella. La simple idea me fastidia, pero no es momento de darme el lujo de ser como siempre y que nadie me importe más que yo mismo.

Tratare de ser más flexible, a ver cuánto persisto.

Satisfecho con mi decisión, doy media vuelta cerrando la puerta principal, se bloquea sola. Así que no me preocupo en quedarme para esperar por ello.

Empiezo a silbar caminando por el pasillo hasta el final, bajo las escaleras que dan al sótano y me introduzco en el.

Normal, lleno de cajas con el logo de mi compañía y uno que otro mueble empolvado. O eso dejo ver.

—Demian —digo mi nombre en alto.

El holograma cae en segundos y todo en mi laboratorio se activa, la cápsula con Anne es lo primero en llamar mi atención.

—Buenas tardes, Demian —la suave y ligera voz de él me tranquiliza.

—Buenas tardes, Ned —contesto sonriente yendo por mi tableta a la gran mesa de trabajo.

—La ultima instalación al prototipo A.S 400 alías Anne, ha sido completada.

Justamente eso me indica la pantalla también. Excelente.

—Gracias por supervisar la actualización, Ned.

Ya no responde y reviso todo el programa. En nueve meses va activarse manualmente, Anne nos va ayudar con el bebé.

Si todo esto resulta bien mi siguiente androide podría ser usado para diversas tareas y no únicamente para los fetiches sexuales de la élite.




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