Placer Artificial

10_Vestidos de gala y antojos

Me devoro las fresas mientras vemos la presentación en vivo de Anne al mundo hecha por un Demian elegante y carismático.

Pff... aquí en casa parece un ogro amargado.

Recuerdo como hace un año yo era la que estaba ahí —empieza a decir Sara con la vista fija en la pantalla—. Había muchas personas y estaba nerviosa. Lo mismo a de sentir Anne.

—Tal vez, yo no sentí nada —se encoge de hombros Alba.

—Sí, bueno. Eres la primera, no tenías la habilidad de simular las emociones humanas —aclara Sam riendo.

—Pero he sido actualizada, ya puedo sentir.

—Lo sabemos —susurramos todas, ella se cruza de brazos y continuamos viendo la presentación de Demian.

«... las 99 réplicas ya están listas para salir de su cápsula. Este año ha sido un poco reñido y las As se han vendido mucho antes de siquiera tener confirmado que el prototipo 400 iba a ser posible —parlotea sin parar, caminando de un lado a otro, rodeando a Anne varias veces y sonriendo de dientes completos—, muchas gracias por confiar en mi tecnología. Estoy seguro que está nueva inteligencia artificial los tendrá plenamente fascinados, y claro, satisfechos».

Por fin se calla y los aplausos se presentan. Él no quita su sonrisa.

Vaya, se ve...

—¡Wuh! —grita Sam de repente, aplaude también y yo no he podido evitar dar un pequeño brinco.

—Anne será un éxito, esperemos el humanito que carga Sophie sea igual de inteligente que su padre —comenta Sara.

Voltea y me sonríe, le devuelvo el gesto casi forzando a mis comisuras elevarse.

Yo espero saque mi temperamento y carácter, que no se deje ante nadie. También quisiera que fuera una réplica de mí, ya sea niño o niña.

Espero que así sea.

Salgo de mis pensamientos para celebrar con las chicas. Ellas no dejan de insistir que me una. Agarro el jugo de manzana espumoso vertiéndolo en una copa pequeña y delgada, antes de siquiera tomar para beber quito mi mano pegando un chillido.

Tres hologramas de mi copa aparecen frente a esta. Las chicas las agarran como si fuera normal.

—Salud —brinda Alba chocando ligeramente su copa con las otras.

Me sorprende oír el golpeteo que hacen tal como si fuera hecho en la vida real.

Con desconfianza agarro mi copa y la alzo un tanto mascullando «salud».

—Mmh, Sophie —me llama Sara.

—¿Si?

—¿Cómo te sientes? —pregunta, encarno mis cejas desconcertada.

—Amm... ¿bien? Digo, si quieres saber como me siento por el bebé, estamos bien. Cómodos, por ahora.

Sonrío, ella asiente imitando mi sonrisa.

Llevo mis ojos a Alba notando que me mira el vientre y bajo mi vista percatándome que lo estaba acariciando involuntariamente. Cedo mi brazo a lado mío y tomo asiento en el sillón, bebo un trago largo del jugo y me quedo viendo a la nada imaginando a la rubia en un futuro siendo mala con mi bebé.

Uy, me volvería loca si se atreve a tocarle un solo cabello.

No voy a permitir que se acerque mucho a él o ella, no sabiendo el repudio que me tiene.

¿Yo qué le hice? Ni que hubiera sido decisión mía venir acá.

Aunque tal vez es solo cuestión de tiempo para que nos acostumbremos a nuestras presencias, nunca me ha gustado tener al sexo femenino en mi contra.

Suspiro bebiendo un pequeño sorbo de la copa y el comercial qué pasa en la tv me hace agua la boca. Esa mujer desconocida mordiendo un trozo de chocolate con los ojos cerrados, relamo mis labios y apunto con mi dedo.

—Quiero —digo sin más, en serio lo deseo en mi boca—, ¿hay en casa?

Volteo con las chicas, ellas se miran entre sí y Sara es la que va a ver.

La espero con ansias, me tomo todo el jugo espumoso y me levanto cuando la veo entrar a la sala.

—No, lo siento. Solo hay líquido, pero no en barra.

—Ay —pronuncio bajito haciendo un puchero.

En verdad se me había antojado un chocolate, de solo imaginarme comiéndolo la saliva en mi boca se multiplica.

—Pero ocupamos ir mall, y ahí se encuentran varias dulcerías. Puede que hallemos chocolate.

O sea que...

—¿Vamos a salir? ¿Las cuatro? —pregunto confundida, las tres asienten—. ¿Solas?

—Amm, no. Kaleb y Oleg serán nuestros acompañantes —dice Sam.

¿Quién es Oleg?

—De hecho Ned me acaba de avisar que ya llegaron por nosotras —anuncia Alba.

Abro mi boca ligeramente, mi entrecejo se hunde y miro mi vestimenta. Bueno, creo que puedo salir con esto.

—Sí, eh, entiendo, vamos a salir —apenas digiero todo—. Pero ¿quién es Oleg y Ned?

Alba rueda los ojos, agh, me irrita demasiado. Sam ladea la cabeza riendo, ¿dije algo divertido?

—Mira, Oleg es uno de los guardaespaldas y Ned es la voz de la super computadora que hay... —estaba explicándome, pero se calla de repente. Ladea la cabeza y parpadea, elevo una ceja esperando que continúe mientras me termino el jugo espumoso—, lo siento, la información que usted pide es confidencial y no me es permitido revelarla.

—Amm, okay. ¿Gracias? —digo sin saber muy en si que responderle.

—Una disculpa, Sophie, son palabras que tenemos programadas ante ciertas preguntas capciosas o directas sobre Demian.

Pero... ni siquiera pregunte por él, aunque comprendo.

Ned debe estar en ese dichoso laboratorio que esta aquí en casa. ¿Donde? Ni idea, puede ser que sea una habitación de las que hay en el segundo piso o abajo, un lugar subterráneo.

—Chicas, humana, ¿listas para irnos? —Kaleb aparece de improviso por el arco que da la entrada a la sala.

¿Qué trae en la mano?

—Sí, listas —anuncia Sara.

Comienzan a moverse para donde esta él y las sigo, dejando la copa en la mesita de centro.

—Qué linda te ves hoy —halaga en cuanto paso por su lado, evito hacer una mueca de desagrado y observo su mano, acción que él mira—. ¿Quieres una?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.