Planeta Rojo

Capítulo 4: La llegada - Conociéndote

Año 2035

Hoy se cumplen exactamente 5 años desde que llegamos a este planeta, claro si tomo en cuenta de cuantos días consta un año Rojiano no serían 5 años sino 4, ya que aquí cada año no consta de 365 días como en nuestro planeta sino de 456 días, divididos en 13 meses y cada mes consta de 34 o 35 días.

Aún recuerdo el día en que llegamos tras aquel largo viaje, pero lo que más recuerdo de aquel día fue el momento en que te conocí.

-.5 años atrás.-

—Llegamos — se escucharon los tripulantes de “Hope Ship”

—¿En verdad llegamos? — decía un joven pelirojo, mientras llevaba sus manos a la altura de su pecho.

—Sí Martino, estamos en el Planeta Rojo — pronunció Karl, haciendo una pausa para agregar en tono preocupado, al ver al joven con las manos en la altura de su corazón —  ¿Te sientes mal?

—No, solo estoy emocionado, lo he logrado, lo he logrado, estoy en otro planeta, y aunque el viaje no fue nada sencillo, hasta casi muero durante el viaje estoy aquí, cumplí el reto, no soy un bueno para nada — decía Martino.

—Martino, deja de decir eso, tú vales mucho, mejor que te parece si cuando ya te sientes adaptado bajamos de la nave y vamos a buscar un buen lugar para colocar mi telescopio — pronunció Luca.

—Sí, hagamos eso — acoto Bianca, mientras Debí y Alice asintieron.

—Muchachos, primero que nada, tomaremos un tiempo de descanso hasta que nuestros organismos se adapten a esta nueva gravedad, y podamos caminar sin el oxígeno, luego armaremos el campamento — pronunció Karl, mientras la mujer peliroja asentía.

 

Tal cual lo dicho por Karl, la tripulación guardo reposo por algunas horas, tras las cuales al sentir que ya podían respirar sin ayuda del balón de oxígeno que llevaban consigo empezaron a retirárselo de su indumentaria, luego de ello, salieron de la nave, y quedaron maravillados al ver el lugar donde habían aterrizado, el clima era cálido, y la zona aparentemente la adecuada para armas las carpas donde provisionalmente vivirían, mientras construirían sus viviendas.  Tras armar las carpas, Luca y Martino empezaron a buscar un lugar donde colocar el telescopio, mientras Debí y Bianca, junto a los demás prefirieron tomarse un nuevo descanso, excepto Alice, que decidió caminar por la zona.

 

—Es raro, dicen que es un lugar desolado, pero esta parte no lo parece tanto — pronunció Alice al ver unos insectos un tanto raros caminar por la arena.

 

La joven camino y camino, no supo cuánto tiempo con exactitud, pues no llevaba un reloj consigo, ella solo se dejó llevar por la belleza del paisaje del lugar, de repente su mirada logro distinguir un manantial, la joven guiada por la curiosidad camino hacia este, pero no pudo avanzar mucho, pues sintió que algo cayo tras de ella, ¿de dónde? no lo supo con exactitud, solo supo que perdió la conciencia por algún tiempo, ¿cuánto tiempo estuvo inconsciente?, tampoco lo supo, solo llego a saber que al despertar, frente a ella, estaba un joven de ojos grandes, un tanto amarillos, y cabello rojizo, que la miraba con curiosidad, sobre el hombro de este, un pequeño robot, que giraba su pequeña cabeza, como si estuviera rastreando algo o alguien.

De repente el extraño joven de cabello rojizo empezó a hablar en un lenguaje bastante extraño para Alice, pues no eran ninguno de los 3 idiomas que ella conocía, además ella estaba segura que no lo había visto en la nave, pues en esos dos años de viaje, así no haya cruzado muchas palabras con los 20 tripulantes aparte de los 2 pilotos de la nave, los conocía a todos, al menos de rostro, y ese joven no había viajado con ellos, pero entonces, ¿Cómo llego a ese planeta?,  ¿Acaso ellos no eran el primer grupo de terrícolas que ponían un pie en ese planeta?

El pensamiento de Alice se vio interrumpido al ver algo que llamo su atención.

 

—Alas, ¡tienes alas! — dijo Alice, al tiempo que el pequeño robot que estaba sobre el hombro del apuesto joven detuvo el movimiento de su cabeza y empezó a emitir un pequeño ruido, tras de ello repitió lo mismo que dijo la joven, en el idioma de ella, pero también en el mismo raro idioma del joven.

—Alas, ¡tienes alas!

-.Tiempo actual.-

Ese día me lleve un gran susto con Trek, luego por Pollux, me entere que Trek, era uno de los tantos robots que los científicos de su planeta habían creado para que los habitantes puedan comprender lo que los visitantes de otros planetas les decían, así mismo comprendí, que, en efecto, si bien fuimos los primeros terrícolas en llegar al Planeta Rojo, ellos estaban acostumbrados a recibir a habitantes de otros planetas todo el tiempo, pues era un planeta muy cálido, y con un clima muy agradable, que invitaba a los habitantes de los planetas de su galaxia e incluso de otras galaxias visitarlo.




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