Planeta Rojo

EPÍLOGO

Ya han pasado 10 años desde el nacimiento de Glenn, luego siguió Zania y por último Vulkan, mi pequeñito recién nacido, pero no soy la única que tuvo una familia tan numerosa Karl y Juno tuvieron 4 niños, ellos nos van ganando como dice mi Pollus.

Sin duda este planeta nos trajo mucho amor a la vida de cada uno de los terrícolas que decidimos regresar a este. Debí al año de tratar a Astro se convirtió en su compañera y ahora tienen 2 niños, Luca finalmente noto los sentimientos de Bianca y se convirtieron en una pareja y tienen 1 hijo, Martino y Nevaeh decidieron intentarlo y aunque aún no tienen descendencia siempre están felices, hasta Trek anda en coqueteos con una pequeña robot de otro planeta, sin duda el amor no tiene límites; así mismo, lo que hace mucho parecía un sueño hoy es una realidad los viajes intergalácticos ya son reales, y hoy Pollus y todos los Rojianos nos preparamos para recibir en nuestro planeta a un grupo de turistas del planeta donde nací, el Planeta Tierra.

 

—¿Lista querida? — decía Pollux, que estaba junto a un par de niños de aproximadamente 10 y 7 años.

—Sí cariño — pronunció Alice, mientras tomaba de una camita a un pequeño bebé.

—Escuche que será una nave bastante grande — agrego Pollux.

— Ship Dreams — dijo Alice.

—Si ese es su nombre — añadió Pollux, acercándose a la mujer, para depositar un beso en su frente.

—«Mi dulce Pollux» — pensó Alice.

 

Luego de ello Alice y su familia fueron al lugar donde se esperaba la llegada de la nave, pero ellos no eran los únicos, muchos pobladores del planeta se habían reunido para presenciar ese momento, pues era la segunda nave que llegaría a su planeta procedente del Planeta Tierra.

Tras algunos minutos de espera, la gigantesca nave en forma alargada a manera de un cohete aterrizo.

 

—¡Es enorme! — dijo Gleen.

—En ella vienen 300 personas a bordo — contesto Pollux.

—¡Vaya! — dijo Zania.

 

Luego de ver bajar a la tripulación y darles la bienvenida y orientarlos en los lugares de la zona, Pollux y su familia retornaron a su hogar.

 

—¡Vamos a jugar! — dijo Zania a su hermano mayor.

—¡Bien! — pronunció este, mientras su madre acostaba a su pequeño hermano.

—Ahora los viajes son más rápidos, solo tardaron 3 meses en llegar —decía Pollux, mientras se acercaba a su compañera, al tiempo que los rayos de sol entraban por la ventana.

—Cierto — respondió Alice, cuando sintió las manos del hombre sobre su cintura.

—¡Gracias por elegirme! —dijo Pollux.

—No, ¡Gracias a ti por corresponder a mi amor! — contesto dulcemente Alice girando para mirar a los ojos al hombre, quién según después poso sus labios sobre los de ella.

 

 

FIN




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