PlatÓnico: Doble Vida

CAPÍTULO 12

Era su primer día. El hombre con el que habló por teléfono le había explicado a grandes rasgos de qué se trataba el trabajo así como el salario, horarios y prestaciones. Le dedicaría cinco horas diarias, eso le permitiría llevar al niño a sus actividades escolares, deportivas y pasar tiempo con él.

Todo el año anterior, Alexa había caído en algo parecido a una depresión. Dejó la universidad faltándole dos semestres para terminarla y pasaba las horas en la casa cuidando a Lucas Jr. Su madre intentó tocar el tema de Luis varias veces y ella cambiaba de conversación. Alí la animaba a volver a la escuela, salir de casa, visitar amigas, hacer ejercicio, tomar terapia, lo que fuera que la hiciera vivir y dejar de ser esa chica gris en la que se había convertido.

Unos días antes había cumplido 23 años. Nancy y Alí prácticamente la habían arrastrado a un restaurante de mariscos muy famoso por sus deliciosos platillos.

–El esposo de mi jefa está buscando a una persona para hacerse cargo de las finanzas de una Asociación Civil. El sueldo no es muy alto pero el horario es cómodo y podría ser un buen comienzo –informó Alí mientras ayudaba a cortar un filete de pescado a su único sobrino–. ¡Por favor, llámalo e inténtalo! –extendió a Alexa una tarjeta con los datos del hombre del que hablaba.

Alí y Nancy se habían mudado a la ciudad de Veracruz y vivían en una bonita casa bastante cerca de la playa.

 

La noche de su cumpleaños, después de recibir los regalos de Lucas y hacer un recuento de sus cinco años de matrimonio, Alexa tomó la decisión de llamar para solicitar el puesto.

– ¡Hola Alexa! –el hombre parecía amable y jovial–. Te espero el próximo lunes. Has sido ampliamente recomendada y sin conocerte puedo asegurarte que el puesto es tuyo.

El año transcurrido en la nueva casa había sido bastante parecido a sus predecesores, con un plus. Lucas parecía el huésped de un hotel, sólo llegaba a dormir; evitaba dirigirle la palabra y cuando ella le hablaba por algún motivo tenía una reacción desmedida de enojo. Las únicas ocasiones en que parecía notarla eran para hacer observaciones sobre el estado del mobiliario de la casa. Revisaba minuciosamente cada objeto para ver si encontraba algún detalle y si era así de inmediato le reclamaba.

–Aprende a cuidar las cosas. Ten más precaución con mis muebles ya que he trabajado duro para comprarlos –solía referirse a la casa y a los objetos como suyos, resaltando la palabra "mío".

Alexa pensaba que ese amor desmedido por las cosas materiales no parecía normal. Era mucho el resentimiento que albergaba hacia Lucas pero había optado por ignorarlo haciendo como si no existiera. No se daba cuenta pero vivir en esas condiciones y haberse enterado que no era hija de Luis le había afectado y llevado a no tener ánimo ni siquiera para estudiar. Sólo se sentía feliz mientras convivía con su hijo. Lucas Jr. era un niño bondadoso y ocurrente, era imposible conocerlo y no amarlo.

 

 

Esa mañana, después de tomar dos camiones, Alexa llegó al lugar sintiéndose nerviosa pues se le había hecho temprano luego de dejar a Lucas Jr. en el jardín de niños como todos los días. Vio unas bardas blancas muy altas y un portón grande de madera color café. A un costado estaba el letrero del lugar: 'Adem, peluditos al rescate, A. C.'

Tocó el timbre y abrió un chico alto como de su edad quien la invitó a pasar.

– ¡Buenos días Alexa! El jefe me pidió que te recibiera y diera la introducción antes de que llegara. Como creo ya sabes, este es un albergue para perros y gatos. ¡Ven por aquí! –la guió por un camino de grava demarcado por setos.

Era un terreno enorme lleno de árboles, plantas y casitas de madera de varios tamaños. Había mallas metálicas que dividían algunas áreas.

–Separamos a los perros según su carácter o raza. Tenemos una zona con bebederos y tazones para comida –los animalitos ladraban moviendo la cola a su paso.

Luego la llevó a otra zona con bardas aún más altas.

–Aquí habitan los gatitos –continuó.

La vegetación era tupida y las casas más pequeñas que en del área de perros. Se podían ver decenas de gatos de todos colores descansando, algunos en sus casas, otros tirados en el pasto y algún atrevido arriba de un árbol.

–Les servimos la comida dos veces al día en horarios específicos y deben tener agua limpia todo el tiempo.

Se dirigieron al consultorio donde había una sala para curaciones y operaciones así como un estante lleno de medicamentos.

–El albergue recibe a todo perro o gato rescatado las 24 horas del día –agregó–. Son bañados, desparasitados, vacunados, vitaminados y esterilizados. Hacemos campañas exhortando a la población para que evite abandonarlos, en vez de eso pueden traerlos aquí. También promovemos la adopción a dueños responsables. Los sábados y domingos el albergue abre sus puertas al público para visitas y convivencia con los animales en espera de que alguien los patrocine o acoja. Se cobra una cantidad simbólica en dinero o especie, también se reciben donaciones. Tú te encargarás de los números pero esa parte te la explicará el jefe. En resumen ese será tu trabajo, administrar las finanzas del albergue.

Alexa quedó encantada, siempre le habían gustado los animales y sería feliz trabajando cerca de ellos.




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