PlatÓnico: Doble Vida

CAPÍTULO 30

Eren aceleró y no se detuvo hasta llegar. Trataba de tranquilizarse pero le resultaba imposible. Unos momentos antes se encontraba solo en su habitación y recibió una llamada.

– ¡Eren, ayúdame! ¡Papá me está llevando a mi antigua casa, después irá al aeropuerto y me alejará de mamá! –era la voz de un niño, parecía la voz de Lucas Jr.

–Lucas, Lucas, ¿estás bien? –la llamada ya se había cortado.

Eren salió corriendo y abordó el carro. En su prisa no se dio cuenta que el teléfono se le cayó y le pasó encima.

El hotel estaba a las afueras de la ciudad y le tomó casi una hora llegar a la casa de Lucas. Quiso tocar el timbre pero la puerta estaba abierta así que entró y buscó al niño.

Aparentemente la casa estaba sola. Recorrió las habitaciones y cuando decidió irse al aeropuerto escuchó una voz.

– ¡La puerta está cerrada con llave!

Se volteó y tuvo frente a sí a Lucas.

– ¿En dónde está el niño? –le preguntó.

–No sé a qué niño te refieres –contestó Lucas burlón.

– ¿En dónde está Lucas Jr.?

– ¡Ah, mi hijo seguramente está con su madre! ¿Dónde más podría estar?

– ¿Hiciste que alguien me llamara para interrumpir la boda? –preguntó Eren.

–Así es –admitió Lucas cambiando la expresión burlona por una triste–. Eres el culpable de todo lo que ha ocurrido. Alexa y tú son las personas que más daño me han hecho, son unos adúlteros y ésta es una inocente venganza. Seguramente en este momento la dulce Alexa piensa que su amado está herido o muerto. Soy incapaz de hacerles mal, no es mi naturaleza, lo único que quiero es que pasen unos pocos momentos desagradables en su boda de tal manera que siempre me recuerden. No es justo que continúen como si nada después de destruir a sus parejas. Más injusto es que mi hijo viva con ustedes.

Eren trató de contener la furia y aplacar a su instinto que lo empujaba a acabar con ese insecto, algo muy difícil para un hombre. Por su cabeza pasaba toda clase de imágenes golpeando su cara hasta quitarle esa expresión de triunfo y tristeza o pateándolo hasta cansarse por lo que había hecho y seguía haciendo a Alexa.

En situaciones así las palabras de la abuela resonaban en su mente, esas enseñanzas que quedaron grabadas como en acero. Nunca responder a provocaciones y sólo usar los puños si corría algún peligro. Por lo visto Lucas no haría más pues permanecía regocijándose frente a él con su cara de estúpido. Quizá lo que deseaba era precisamente que lo golpeara para hacer un problema grande que tuviera implicaciones legales, finalmente estaba en su casa.

Se tragó la bomba que amenazaba con salir y usó un tono tranquilo.

– ¡Bien Lucas! Has logrado hacernos pasar un mal rato, retrasaste la boda y sin duda siempre lo recordaremos. ¿Se te ofrece algo más? La mujer que amo me está esperando.

– ¡Te recuerdo que la puerta está cerrada con llave! –repitió Lucas.

– ¡Ábrela ahora mismo! –ordenó Eren.

–Puedo retenerte aquí un par de horas así alargo la angustia de tu noviecita.

Eren buscó algún objeto que pudiera servirle, tomó una silla y fingió que la lanzaría al cristal de una ventana.

– ¡No te metas con mis muebles! ¿Acaso tienes idea de lo que cuestan? –Advirtió Lucas asustado abriendo la puerta con rapidez–. ¡Siempre estaré presente en sus vidas, ya tendrán noticias mías!

 

Cuando Eren llegó vio una patrulla y algunos policías afuera del hotel haciendo preguntas a media docena de invitados y se dirigió hacia ellos.

– ¡Todo está bien señores, muchas gracias y disculpen las molestias! –dijo a los agentes quienes se quejaron de que les hubieran hecho perder su tiempo.

Eren fue con Alexa y la abrazó sin soltarla por varios minutos.

– ¡Tranquila cariño luego te platicaré lo que ocurrió! Estoy bien.

Luego abrazó a la abuela y tranquilizó a los presentes.

La boda se realizó después de ese gran susto.

Eren y Alexa se dieron el sí entre aplausos y exclamaciones de júbilo. El primero en felicitarlos fue Lucas Jr.

Los invitados se relajaron y disfrutaron de los platillos especiales, los postres, la música y el baile.

Eren tomó el micrófono y dirigió a su esposa unas palabras.

–Te agradezco el que hayas llegado a mi vida y pido a Dios me conceda muchos días junto a ti y Lucas Jr. Deseo ser un mejor hombre para cuidarlos y poder corresponder a tanto amor.

Enseguida entonó una canción que hablaba del amor verdadero viendo a los ojos a su esposa.

Llegó el turno de Alexa de hablar.

–No es casualidad que estemos juntos, mi corazón sabe que estábamos predestinados, mi amor por ti es infinito y sincero –hablar en público no era lo suyo así que dio un beso a su esposo.

Fue una celebración emotiva, era la segunda boda de ambos pero estaba marcada por una gran diferencia, el amor era mutuo.




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