PlatÓnico: Encrucijada

CAPÍTULO 10

Nora se acercó con timidez a la puerta de la enorme mansión sin saber lo que haría o diría. Tres chicas llegaron unos segundos después que ella y tocaron el timbre. Una mujer mayor con uniforme negro les abrió.

–Señoritas, entrevistaré a todas pero solo dos obtendrán el empleo. –La mujer observó el evidente embarazo de Nora–. La agencia no debería enviar chicas en tu estado, espero que puedas aguantar las jornadas en la cocina en caso de ser seleccionada.

Siguieron a la señora por un extenso y precioso jardín. Nora jamás había estado en un lugar tan hermoso y observaba a su alrededor boquiabierta.

Al llegar a la imponente entrada de la casa se encontraron de frente con Efe. Se veía guapo, perfectamente vestido, joven y lleno de vida, rodeado de toda esa grandeza que era como parte de su ser. Por una fracción de segundo las palabras de Juan Pablo resonaron en la cabeza de Nora y se sintió pequeña, insegura.

Efe abrió los ojos sorprendido al reconocerla y fijó la mirada en su vientre. Atrás de él apareció una chica bellísima, rubia y perfecta; parecía modelo de revista, era alta, elegante y al igual que Efe combinaba perfectamente con ese majestuoso lugar.

–Ya podemos irnos mi amor –dijo tomándolo del brazo.

Nora sintió que caía en un pozo y se desmayó.

 

 Cuando Nora despertó, se encontraba recostada en un fino sillón y Efe acercaba a su cara un algodón con alcohol. Una elegante señora estaba con ellos y no quitaba la vista de su vientre. No había alguien más en la habitación. Al recordar intentó levantarse de golpe para marcharse pero Efe se lo impidió con suavidad.

–Debes permanecer acostada, te traeré un vaso de agua.

Apenas dejó de verlo, la chica tomó su mochila que habían colocado a un lado y salió corriendo de la casa ante la mirada paciente de la señora. Corrió por las calles solitarias deseando alejarse. Después de mucho tiempo llegó a un parque y se sentó. No sabía qué haría. Regresar al pueblo ya no era opción. Tenía dinero ahorrado, algo de lo que su papá le daba de Omer y gran parte de su sueldo como enfermera. Debía buscar dónde vivir, un empleo y seguir con su vida sola. Efe la había engañado, era un cobarde tal como su papá le había advertido.

Se levantó con la intención de buscar un taxi que la llevara a un hotel. Un lujoso vehículo se detuvo a su lado y reconoció a la señora que estaba con Efe.

La mujer se le acercó.

–Soy la mamá de Efe, por favor sube al auto conmigo, deseo ayudarte.

–No quiero nada que tenga que ver con él.

–Te pido que me escuches, hablemos de madre a madre –dijo la mujer con voz suave. Se veía joven para tener un hijo de 28 años

Nora se sentó de nuevo en la banca y la mujer la imitó.

–Me llamo Ana. Dime, ¿el hijo que esperas es de Efe?

Nora movió la cabeza afirmativamente.

–Dame la oportunidad de ayudarte –repitió Ana con los ojos húmedos–. Verás, acabo de perder un hijo y tener un nieto en estos momentos es un regalo maravilloso. Efe se casó hace poco, supongo que ya estaba contigo por el tiempo de embarazo que pareces tener. No lo consideres un monstruo pues su padre lo obligó, en nuestro círculo el amor no importa así que su única opción fue obedecer. Tengo un lindo departamento en el que puedes vivir, cuidaré de ti el resto del embarazo y cuando él bebé nazca te ayudaré a cuidarlo, no tendrás más preocupaciones. Te aconsejó olvidar a Efe, no es un hombre para ti y tú no eres mujer para él.

–No necesito de ustedes –Nora se levantó y caminó algunos pasos pero el llanto de la señora le hizo retroceder.

Ana instaló a Nora en un precioso departamento al otro extremo de la ciudad. Puso una señora a su servicio las 24 horas y llevó a un médico para que la revisara.

–Dedícate a descansar y cuidar tu alimentación. Si estás tranquila el bebé crecerá saludable en tu vientre. Aquí nada les faltará. A diario recibirás la visita de una terapeuta en cuidados del embarazo y especialista en yoga. Lo que se te ofrezca, lo que sea y a cualquier hora, solo tienes que pedirlo y lo tendrás. Pronto decoraremos la habitación del bebé, estoy feliz de saber que es un niño. Lo único que te pido es que no busques a Efe pues eso acarrearía problemas. Todo saldrá bien ya verás.

 

Nora se recostó en la cama de esa enorme habitación sintiendo que no debía estar ahí. De nuevo alguien se ofrecía a darle todo a cambio de permanecer oculta. Primero su padre, quien se dedicaba a ella pero la trataba como prisionera, luego Omer y ahora la madre de Efe. ¿Cuándo podría ser libre? ¿Era tan cobarde que aceptaría vivir escondida otra vez? Decidió que se iría de ahí al día siguiente; iniciaría de cero en otro lugar, lejos de todos, su hijo le daría la fuerza suficiente.

 

Al despertar, la resolución de Nora de marcharse se había debilitado. Estaba desganada y triste; la esperanza de que Efe tuviera una explicación para ella y su amor fuera real se había hecho pedazos. Imaginaba sus manos acariciando a esa mujer con la que combinaba a la perfección. El amor que sentía por él había empezado a lastimar, quería arrancarlo de su pecho y el no poder hacerlo le causaba desesperación.




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