PlatÓnico: Encrucijada

CAPÍTULO 15

Efe no apartaba sus ojos de los de Nora mientras repetía:

– ¡Escúchame, dame una sola oportunidad!

– ¡Baja el arma Omer! –ordenó ella con firmeza.

–Nora, no te dejes engañar, éste tipo es una basura que sólo busca arrebatarte al niño –advirtió Omer.

–Hablemos en otro lugar –pidió Nora a Efe.

Omer bajó el arma y se colocó en medio de ellos.

–Nora, no lo hagas. No tires por la borda el trabajo y esfuerzo que he hecho por años para protegerte.

– ¡Suéltenlo! –ordenó la chica a los dos hombres y caminó con su hijo hacia el gran portón de la propiedad donde ya la esperaba un taxi el cual abordó. Efe la siguió.

– ¿En dónde hablaremos Nora? –preguntó.

–Por favor, dígale el nombre de alguna cafetería céntrica y lléveme ahí –pidió la chica al taxista.

Omer la vio alejarse con impotencia y golpeó la pared.

– ¡Síganlos! –ordenó a sus hombres y entró a la casa con la cara descompuesta.

 

 

Nora esperaba nerviosa a que apareciera Efe y observaba al nene dormir. Tenía miedo y desconfianza pero había decidido enfrentarlo, si planeaba hacerles algo lo lograría tarde o temprano así que no tenía caso seguir escondida. No le debía nada a nadie ni podía seguir pagando culpas que no eran suyas.

Efe se sentó frente a ella.

–Por favor, antes que nada permíteme tocar a mi hijo.

–No confío en ti, habla pronto –dijo la chica fingiendo un valor que no sentía.

Efe le contó todo sin ocultar su debilidad y obediencia.

–Admito haber ido al pueblo para investigar pero nunca fue mi intención herirte. Sé que puede parecer que te usé pero no fue así. Me enamoré y no he dejado de buscarte desde que soy libre. Te pido me entiendas, hemos sido marionetas de las decisiones de otras personas, las mismas que debieron amarnos. No sabía que mi madre te había escondido y mucho menos que planeaba retenerte con el bebé, jamás lo habría permitido. Solo pido una oportunidad de hacer las cosas bien, deseo que retomemos nuestra relación, no tenemos nada que esconder, somos libres. Nos casaremos y criaremos juntos a nuestro hijo, ya hemos estado separados mucho tiempo, viviremos donde tú quieras, trabajaremos y empezaremos de cero.

Nora guardó silencio. El pequeño Sükri despertó y Efe lo tomó en sus brazos suavemente viéndolo embelesado, era un niño tierno muy parecido a él. Lo pegó a su cuerpo mientras lo alimentaba con un pequeño biberón.

–Me estableceré, buscaré un trabajo y saldré adelante con mi hijo –dijo Nora después de un rato–. Te agradezco por decirme la verdad, me has librado de un gran peso y temor pero los sucesos han causado fracturas difíciles de enmendar y no deseo retomar nuestra relación. Por cierto, Omer no es un ladrón, mucho menos dispararía un arma por dinero. El paquete del que te hablaron nunca estuvo en sus manos. Sus padres eran honrados, trabajadores y le transmitieron esos valores. Lo conozco desde la secundaria y siempre fue un chico bueno.

Efe escuchó la versión de Omer de labios de la mujer que amaba.

–Por supuesto no puedo asegurar que mi padre haya dicho la verdad sin embargo ese paquete era demasiado importante y no me habría hecho ir tras una pista falsa cuando tenía gente peligrosa amenazando de muerte a su familia. Por esa pequeña caja asesinaron a mi hermano. ¿No te parece sospechoso que Omer haya aparecido por arte de magia cuando el paquete dejó de importar y además con mucho dinero? Tiene en su propiedad hombres armados que me apuntaron a la cabeza. No, discúlpame Nora pero él no es un hombre inocente.

Nora guardó silencio.

–Mira, dejemos a un lado ese tema y enfoquémonos en nosotros –sugirió Efe–. Iré a donde vayas, volveré a conquistarte, haré las cosas bien esta vez. Nuestro hijo debe crecer al lado de sus padres, ¿No crees?

–Bueno, abandoné la idea de irme al sureste y decidí buscar a mi madre en Aguascalientes, el autobús sale en una hora. Prometo enviarte mi dirección en cuanto esté instalada.

–Permíteme llevarlos, viajarán más cómodos en el auto. Ya que los encontré no voy a dejarlos solos –Efe sonrió derritiendo el hielo en el corazón de Nora.

–Está bien –accedió.

En el trayecto platicaron sin parar. En el pasado evitaban temas normales para cualquier pareja ya que temían ser descubiertos y a pesar del amor se formó una barrera. Por fin tuvieron la libertad de hablar de todo, infancia, adolescencia, familia. Descubrieron que incluso tenían conocidos en común. Se sintieron cómodos y más cercanos que antes.

 

 

Nora se mantuvo firme en no compartir la habitación del hotel con Efe así que éste se instaló en la de al lado para estar al pendiente.

Los días siguientes visitaron inmuebles y aunque él insistió en rentar un lujoso departamento para vivir juntos, ella se decidió por una casita que se ajustaba a su presupuesto. Efe decidió no presionarla y ocupó una casa en la misma cuadra.

A los pocos días acudieron a registrar oficialmente a su hijo y festejaron comiendo en un restaurante de comida tradicional donde disfrutaron de la alegre música relajados y contentos. Más tarde Efe los llevó a la casita y arrulló a su hijo hasta que se durmió.




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