PlatÓnico: Nuestro Amor

CAPÍTULO 11

–Es momento de que me cuentes lo que necesito saber –pidió Cloe mientras tomaban café en el balcón.

–Desde que murió mi esposa no tuve una relación seria. Estuve de forma intermitente con Marlen pero ella siempre quiso casarse. Dejé de verla ocho meses antes de conocerte y no pensé que fuera el tipo de mujer que hace un escándalo. La considero intensa pero nunca dio señales de ser agresiva. Ella pertenece al círculo social que frecuento porque es la viuda de un prestigioso doctor y sus opiniones tienen peso en las esposas de los médicos. Jamás ha entrado a éste departamento, mucho menos vivido en él. Me disculpo por lo sucedido. No hay motivo para preocuparse ya que se mantendrá alejada. Cloe, seré sincero. Un hombre no puede estar sólo largo tiempo porque lo agobia la necesidad sexual, sin embargo es mejor ser honesto cuando no se desea algo serio.

– ¿Estás conmigo para satisfacer tus necesidades sexuales? –preguntó Cloe.

–No. Estoy enamorado y deseo tenerte en mi vida pero no quiero casarme y mucho menos tener hijos, mi tiempo para eso ya terminó.

–Yo sí anhelo casarme, tener hijos y formar mi propia familia –exclamó ella con la esperanza de que él cambiara de parecer.

–Puedo entenderlo y prometo hacerme a un lado cuando desees hacerlo con alguien más.

Eso fue un golpe en el corazón de Cloe. Después de un rato se preparó para irse.

–No te marches, sigamos viviendo juntos, no puedo ni respirar bien sin ti –pidió Gonzalo.

Cloe aceptó a pesar de sentirse lastimada.

 

Al día siguiente, Gonzalo y Cloe fueron a visitar a Amy. Ésta los recibió con amabilidad y se enfrascó en una agradable conversación con ellos. Cuando el bebé Gus despertó, Cloe lo tomó en sus brazos fascinada y jugó con él por un buen rato. Gonzalo y Amy sonreían al verlos.

Gonzalo recibió una llamada urgente y tuvo que ausentarse por una hora.

–Administro una fundación dedicada a alimentar a personas en situación de calle. Mi madre fue quien abrió el lugar y decidí seguir sus pasos –contó Amy a Cloe entre otras cosas.

Cuando regresó Gonzalo ambas chicas se sentían tan bien que no querían despedirse.

–Te invito al club –dijo Amy emocionada–. Voy a diario ya que mi padre es socio accionista. Podemos nadar y jugar tenis. ¿Te parece?

–Estaré encantada de acompañarte –aceptó Cloe gustosa.

–Entonces nos vemos ahí mañana temprano. –Las dos chicas se despidieron de beso.

 

 

ErdoSü se adaptó rápidamente a Finlandia y estaba disfrutando la estancia. Con él laboraban un chico y una chica de la oficina en México y juntos recorrían los sitios de interés de la ciudad. Pronto su grupo de trabajo estrechó relaciones y con frecuencia realizaban reuniones o salían a un bar. Todo marchaba bien. Sus padres lo visitarían en tres meses y eso lo tenía  feliz. Se sentía satisfecho con lo que estaba logrando laboralmente pero de repente cuando miraba algún sitio nuevo se imaginaba a Cloe a su lado compartiéndolo con él. En las reuniones, al escuchar música, cerraba los ojos y casi sentía su cuerpo bailando junto al suyo. Por increíble que pueda parecer, cada vez que ocurría, Cloe estaba soñando con él o su imagen le invadía la mente como un flashazo. Eso se llama conexión.

Suele suceder que al pensar en una persona que no se ha visto en mucho tiempo, se da un encuentro casual. Otras veces, cuando alguien llama por teléfono, el interlocutor le dice que lo atrajo con el pensamiento. Hay muchos ejemplos más pero algo es seguro, no es una coincidencia.

 

 

– ¡Olvídate de eso! –Expresó Gonzalo cuando Cloe quiso pagar su parte de la manutención del departamento–. Te recuerdo que gano mucho dinero.

–No me siento bien sin aportar, además me compras demasiadas cosas. No quiero que suceda lo que dijo Marlen.

Cloe jamás había tenido un closet tan lleno y mucho menos con objetos de precios exorbitantes. Gonzalo le hacía costosos regalos: joyas, ropa, bolsas, accesorios.

–Lo que tengo quiero compartirlo contigo. Mi esposa fue una heredera millonaria y al morir dejó la mitad a Amy y la otra a mí. Por supuesto nunca me ha hecho falta. El dinero es para gastarlo ya que de esa manera se genera empleo para los menos afortunados. Por ejemplo, si nosotros cocináramos, la señora que nos atiende perdería su trabajo así que si te apena recibir piensa en esas personas.

Dicho esto, le entregó un sobre grande. Al abrirlo, Cloe se encontró con la factura de un auto y las escrituras del departamento, ambas a su nombre.

La chica puso los documentos en la mesa como fueran a morderla.

–No me haces sentir bien con esto –dijo con molestia.

–Ya está hecho –repuso Gonzalo guardándolos en un cajón–. ¿Cenamos?

 

Días después, Amy y Cloe desayunaban en el club luego de un agotador partido de tenis.

–La paso muy bien contigo –confesó la primera–. No tengo amigas y veo poco a mis primas. Me habría encantado tener hermanos pero mi papá no quiso tener más hijos a pesar de que mi mamá lo deseaba. Siendo adulta me enteré que al quedar viudo se hizo la vasectomía así que mi sueño no se cumplió.



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En el texto hay: romance, amistad, traicion infidelidad

Editado: 07.04.2023

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