ErdoSü permanecía cerca de Cloe, la veía apagada pero no sabía cómo abordar el asunto ya que ella guardaba silencio. Decidió sacar el tema una tarde mientras caminaban en un lindo parque.
–Cloe, antes de mi regreso estaba seguro que tenías una relación estable con Gonzalo, sin embargo ahora que estoy cerca veo lo contrario. Es evidente que tienen problemas, dime, ¿Mi última video llamada es el motivo?
Había tanta confianza que ella podía hablar de lo que fuera sin temor de hacerlo sentir mal.
–Debo confesar que después de la video llamada hubo un cambio, sin embargo estoy segura que hay algo más ya que nadie dejaría de amar a su pareja por algo así y menos castigaría con tanta indiferencia. Es claro para mí que se trata de otra mujer.
–Ningún hombre en el planeta te cambiaría por otra mujer –aseguró ErdoSü–. El amor debe ser motivo de alegría, no de tristeza. Sé que no es el momento pero te lo diré ésta vez de frente: me enamoré de ti desde hace mucho. Me alejé porque necesitaba sanar a solas y ofrecerte un amor limpio. Te amo tanto que me duele verte sufrir por Gonzalo. A veces quisiera confrontarlo para que deje de hacerte daño porque tiene un tesoro maravilloso y lo está destruyendo. Prometo estar cerca como amigo, sin presiones y te ofrezco mi hombro cuando quieras llorar. Si las cosas se arreglan con él estaré feliz por ti pero aun así no perderé la esperanza de que me ames algún día.
–Gracias –dijo Cloe–. Seré sincera, aunque me es penoso te confieso que me enamoré en silencio desde que te conocí. Creí que no había posibilidad de algo más que amistad y traté de enterrar ese sentimiento. Más adelante se dio la relación con Gonzalo sin que la buscara. De cualquier manera no cambiaría lo vivido este último año, así él ya no me quiera y decida terminar.
–Todo sucede en el momento perfecto y quizá necesitamos vivir algunas experiencias antes de estar con la persona correcta –manifestó ErdoSü.
–No deseo otra relación en mucho tiempo. Ahora entiendo tus razones para marcharte y olvidar a Bego lejos, fue un acto de total honestidad. Quizá debo hacer lo mismo en caso de que Gonzalo y yo terminemos.
– ¡Noooo! –Exclamó ErdoSü–. ¡Estamos desfasados por un año! Espero no estar en un bucle infinito.
La ocurrencia los hizo reír como niños.
Después de ese día ErdoSü se volvió protector con Cloe. La incitaba a alimentarse bien aunque ella daba tres bocados y dejaba la comida.
Gonzalo vivía en un caos. Estaba haciendo todo para dejar a Cloe, preparándola poco a poco para que doliera menos a ambos según él. Bebía a diario y curiosamente esto no afectaba su desempeño profesional. Su renovada adicción al alcohol era un secreto conocido sólo por Enrique quien seguía inyectando veneno en su alma y dándole un falso valor e impulso para alejarse de Cloe antes de que lo traicionara.
Cloe se decidió. Empacó sus pertenencias cuidando seleccionar solamente aquello que había comprado con su dinero. Observó en el closet la ropa, zapatos, bolsas, lentes, joyas, monedas de oro y tantos regalos de Gonzalo y ni siquiera los tocó. Colocó las maletas cerca de la puerta y recogió las lindas macetas con flores y plantas. Su teléfono sonó, era Amy.
–Cloe, debemos encontrarnos de inmediato, mi padre está en problemas. La chica dejó todo tirado y salió corriendo.
Horas antes, Amy comía en el club con su papá y cuando degustaban el postre tocó el tema de Cloe.
–Me disculpo de antemano por intervenir pero estoy al tanto de la manera tan cruel en que estás tratándola. ¿Cómo puedes dañar a alguien que dices amar? Si ya no la quieres lo honesto es hablar claro y terminar. ¿La has visto últimamente? Perdió su brillo y tú eres el causante.
Gonzalo se mostró apenado. Su niña parecía la adulta y él un joven inexperto.
–No deseo lastimar más a Cloe, lo mejor es que haga su vida con alguien joven que esté dispuesto a formar una familia.
–Eso hubieras pensando antes de ilusionarla, decirlo a estas alturas es absurdo –interrumpió Amy enojada–. ¿Estarías tranquilo si yo viviera lo mismo que Cloe?
Gonzalo se puso alerta.
– ¿Alfonso te está tratando mal? –preguntó sintiendo que la furia entraba en su cuerpo.
–Si papá. Algo parecido a lo que tú haces con Cloe, por eso la entiendo.
Gonzalo se levantó maldiciendo y se marchó a toda prisa.
Amy corrió atrás de él pero no pudo detenerlo, esperaba que no fuera a reclamarle a Alfonso ya que le acarrearía más problemas.
Se calmó y mientras conducía a su casa recordó que se había casado sin estar realmente enamorada, lo entendió después. Desde la pérdida de su madre había sido una chica solitaria y aislada; no iba a reuniones, no tenía amigas, su mundo eran su padre y su tía.
Esta última la llevó a una de tantas fiestas de la alta sociedad mexicana y ahí conoció a Alfonso, hijo de una familia adinerada y poderosa. El joven la pretendió y se casaron rápido. Más adelante supo que sus padres lo incitaron a casarse con ella por la posición económica de su papá y el apellido de su familia materna. Fueron padres pronto pero él no dedicaba tiempo al bebé. En algunas ocasiones, en fiestas, lo había visto importunar a algunas chicas pero fingía no darse cuenta. El ver la situación de Cloe le había hecho darse cuenta que su matrimonio era una burla.