– ¡Sé breve! –pidió Cloe a Gonzalo incómoda.
–Me porté como un patán contigo y no hay momento que no me arrepienta. ¡Perdóname! Estaba equivocado cuando te arrojé a los brazos de ErdoSü. Todo este tiempo estuve hundido en el alcohol pero ya estoy rehabilitado y dispuesto a reconquistarte. Ni por un instante he dejado de amarte. Podemos retomar nuestra relación e irnos lejos, si me das una oportunidad nunca más volveré a fallarte.
–Si es todo lo que tienes por decir me iré a dormir. Soy muy feliz con ErdoSü. Te agradezco por lo bueno, también por lo malo. Deseo lo mejor para ti, por favor no te acerques más –respondió Cloe e intentó abrir la puerta del cuarto.
Gonzalo tomó su brazo suplicante.
–Te lo ruego Cloe, dame una oportunidad. Sé que aún me amas pero quieres castigarme y por supuesto lo merezco pero aprendí la lección. Déjame estar cerca de ti, salgamos y platiquemos, podemos volver a empezar como amigos y poco a poco recuperar lo que dejamos.
–ErdoSü es mi vida entera y no permitiré que alguien interfiera en nuestra relación –Cloe se encerró en el cuarto y esperó un tiempo prudente para marcharse.
ErdoSü llegó al día siguiente al departamento acompañado de Bree. Cloe quedó boquiabierta al ver a su mejor amiga y ésta se contuvo de dar el primer paso. Cloe pegó un grito cuando vio la pequeña curva en el antes plano vientre de Bree y la abrazó llorando.
– ¡Qué maravillosa sorpresa doble! Por favor nunca vuelvas a irte.
ErdoSü las observó satisfecho, estimaba a Bree pero ver feliz a Cloe era su mayor recompensa.
Llegaron a Parral después de poco más de dos horas de vuelo de la Cdmx a Chihuahua y otras dos horas por carretera en auto rentado.
Al estar frente a la carnicería, Bree se tronó los dedos nerviosa.
–Puedo acompañarte si gustas –ofreció ErdoSü.
–Espérenme en el auto –dijo ella con aplomo y se dirigió a buscar a Rahui.
El padre de éste salió al verla y los movimientos de sus manos indicaban que estaba molesto. Bree regresó al auto.
–Lo mejor es regresar por donde venimos –agregó–. El señor me reprochó el que haya abandonado a su hijo en el peor momento. Dijo que una mujer que no está en las buenas y en las malas no será una buena compañera. Me pidió que me aleje de Rahui y no le haga más daño. Esto era precisamente lo que quería evitar. –La chica se protegió el vientre.
–Mi mamá decía que es parte de la naturaleza humana atacar a quien se considera causante de un dolor, así responde también un animal herido. Usualmente bajo la máscara del coraje se esconde tristeza –opinó Cloe.
–Estás aquí para hablar con Rahui y no con su papá –le recordó ErdoSü.
Esperaron por un rato en el auto hasta que vieron llegar a Rahui. Bree inhaló profundo y se dirigió hacia él, la ropa holgada que usaba no dejaba ver su vientre.
El chico no supo cómo reaccionar cuando la vio. ¿La amaba aún? Su cuerpo se puso a la defensiva. Su familia era un tanto intrigosa y amaba con pasión pero cuando se trataba de odiar lo hacía a morir y no se cansaban de repetir que Bree le había clavado un puñal en la espalda. Sin embargo Rahui tenía un alma sensible y era consciente de que no todo es blanco o negro pues existen matices de grises y hasta la persona más fuerte puede derrumbarse, caer y necesitar un tiempo para levantarse; a veces sola, otras acompañada pero todo en su tiempo y su momento. Al fin su espera había terminado.
– ¡Mi hermosa novia, por fin! ¡No sabes cuánto te he extrañado! –exclamó visiblemente emocionado. Se fundieron en un abrazo de amor construido día a día, un amor imperfecto pero tan grande que ni mil huracanes podían destruir.
Esa noche, Rahui volvió a sacar el cofrecito.
– ¿Aceptas casarte cuanto antes conmigo? –preguntó
– ¡Aceptamos! –respondió Bree.
Ante la expresión interrogante de su novio ella le tomó ambas manos y las llevó a su vientre. El tranquilo y a veces impávido Rahui pegó de gritos y dio unos saltos mientras Bree reía.
Se unieron a ErdoSü y Cloe en una hermosa velada bajo las estrellas donde hablaron de los planes para el comienzo de su nueva vida.
Al ver feliz a Rahui, sus familiares dejaron de lado el rechazo a Bree y la volvieron a aceptar, a partir de ese momento se desvivieron en atenciones a su futura nuera e invitados.
Se sentaron todos a la mesa a desayunar y el teléfono de Cloe timbró, era un número desconocido, se levantó y fue a la cocina a contestar. Escuchó la voz de Gonzalo.
–Hola Cloe, buenos días. ¿Cómo has estado? ¿Has pensado sobre lo que hablamos?
–Creo fui muy clara. Por favor no vuelvas a llamarme –respondió ella agobiada.
ErdoSü entró en la cocina y al ver la expresión de su novia le quitó el celular de las manos.
– ¿Quién eres? –preguntó de forma hostil pensando por un momento que se trataba de alguien relacionado con Alfonso.