Rahui requirió un gran esfuerzo para aprender el baile nupcial pero lo logró. Los preparativos de la boda lo habían tenido tan nervioso que si hubiera estado en sus manos se casaría con Bree en el registro civil en compañía de sus dos amigos nada más, se saltaría la fiesta e irían directo a la luna de miel. Obviamente eso sería suicidio familiar así que simplemente se dejó llevar.
La boda se celebró en una quinta a las afueras de Parral. Además de los padres, hermanos y otros familiares de Bree, asistieron los padres de ErdoSü, algunos compañeros de trabajo que habían hecho el largo viaje y Amy.
Inicialmente, Bree había decidido no invitar a Amy pues deseaba olvidar los terribles acontecimientos pasados y no sabría qué sentiría al verla.
–Ella también fue víctima de ese hombre cuyo nombre no quiero mencionar y su horrible familia, además se ha portado increíble –le recordó Cloe.
Al escuchar la voz de Amy en el teléfono, Bree se dio cuenta que había extrañado su calidez.
Después de la boda, Bree y Rahui se fueron por diez días a Los Cabos. ErdoSü y Cloe regresaron a la Cdmx a poner en orden sus asuntos antes de renunciar a la empresa.
Cloe seguía en el departamento de Bree y ErdoSü prácticamente vivía con ella pues había puesto en venta el suyo para contar con más capital.
Enfrente del edificio había un pequeño centro comercial que tenía una cafetería con algunas mesas fuera. Gonzalo solía sentarse ahí buscando a Cloe con la mirada.
Ella lo vio por primera vez poco antes de la boda de Bree y Rahui mientras regresaba de correr, hizo un saludo discreto y se alejó con rapidez. Sabía que ErdoSü era un hombre seguro de sí mismo, prudente, razonable y que confiaba en ella pero obviamente enfurecería si se daba cuenta que Gonzalo estaba rondándola.
La tercera vez que lo vio en el mismo lugar se le acercó.
– ¿Me estás siguiendo Gonzalo? –preguntó.
Éste hizo un ademán invitándola a sentarse y ella aceptó un tanto nerviosa.
–Dime. ¿No tienes alguna otra cosa por hacer más que estar aquí sentado? ¿No te importa que te vea ErdoSü?
–Descuida Cloe, me aseguro que el chico guapo no esté cerca. En cuanto a mi exceso de tiempo libre, déjame contarte que ya no estoy trabajando. Me retiraron la cédula para ejercer mi profesión por dos años ya que comprobaron que bebía. Jamás acudí a mi trabajo habiendo ingerido una gota de alcohol, mucho menos cometí errores médicos. Debo admitir que es un castigo leve, el hospital me jubiló con una generosa pensión y tengo mucho dinero en mis cuentas. Mi nivel de vida será el mismo. Me dedicaré a descansar que buena falta me hace, también quiero viajar por el mundo pero necesito a una compañera. Esa compañera eres tú –Gonzalo suspiró.
–Eso no sucederá –Cloe inhaló con impaciencia–. ErdoSü y yo nos amamos y pronto nos casaremos. Por favor, no te metas ni me metas en problemas, es suficiente con los que hemos tenido.
–No busco problemas, puedo conformarme con verte. Permíteme estar cerca y tal vez en algún momento ErdoSü y tú terminen, entonces tendré mi oportunidad.
–Aunque eso sucediera no regresaría contigo pues ya no te amo. Renuncia a cualquier esperanza y no te hagas más daño –le suplicó Cloe.
–Prometo que no molestaré ni causaré problemas pero seguiré aguardando por ti, la única manera que pierda la esperanza es que muera.
Cloe se retiró pensando en cómo decírselo a su novio.
Como era de esperarse ErdoSü enfureció.
–Voy a buscar a ese señor y le exigiré que te deje en paz.
–Amor, no le prestemos atención, concentrémonos en ser felices, pronto nos iremos. Te lo platiqué porque no quiero secretos entre nosotros. A decir verdad siento pena por él –Cloe llenó de besos a su novio y él se dejó convencer.
Había sido fácil decidir en donde vivirían y establecerían la empresa pues necesitaban radicar cerca de la Cdmx. ErdoSü tenía el proyecto listo y clientes potenciales para arrancar. Esperaban darse a conocer en todo el país.
Las dos parejas compraron vivienda en una zona exclusiva de la ciudad de Pachuca y montaron la empresa en un moderno edificio. Bree podría visitar a sus padres con frecuencia. Rahui viviría lejos de su familia pero ya estaba acostumbrado. ErdoSü tendría a sus padres cerca y Cloe saludaría a sus dos tías cuando fueran a la capital.
Por fin llegó el momento de marcharse. Un día antes Amy y Cloe se despidieron entre lágrimas con la promesa de visitarse cada que tuvieran oportunidad. El bebé se abrazó de las piernas de la tía Cloe y ella lo levantó estrechándolo y grabando esa tierna carita en su mente y corazón.
Rahui y Bree ya estaban instalados en Pachuca.
Antes de subir al auto, Cloe dijo adiós con alegría pero también con tristeza a la ciudad donde había nacido y vivido siempre.
Después de darle a su amada un beso apasionado, ErdoSü arrancó y se marcharon.
Ninguno de los dos reparó en la presencia del hombre que los veía alejarse con los ojos húmedos y el alma cansada, sin la menor esperanza pero con la certeza de haber hecho lo correcto.